No somos amigas

2.1K 241 582
                                    

Ninguno se dio cuenta de la persona sorprendida que los observaba desde el pasillo entre las gradas, Emilio estaba distraído con su intento de convencer al castaño de que les iría bien juntos, mientras Joaquín solo se colgaba de su cuello aceptando sus múltiples besos después del largo día que tuvo controlando a su omega para no tirarse en sus brazos cada que lo veía por la escuela.

No estaban pensando en el lugar donde estaban, ni que, si alguien los veía y decidía contarlo, terminarían en la mira de todos en la escuela.

Emilio le entregó las llaves de la camioneta al castaño para que lo esperara mientras iba a las duchas, se cambió lo más rápido posible y salió al estacionamiento lanzando su mochila en el asiento trasero, más temprano Azul se había ofrecido a llevarse a Emma con ella, así que no tuvo que acomodarla en la silla que su madre había puesto atrás, pero apenas subió a su lugar encontró a Joaquín dormido en el asiento del copiloto envuelto con una chaqueta que seguramente había encontrado debajo del asiento.

Buscó las llaves cuidadosamente para no despertarlo y salieron de la escuela rumbo a la casa del castaño, sin reparar en esa única persona que seguía en el estacionamiento mirándolos alejarse con las manos firmemente aferradas al volante. Apenas llegaron a la casa calentaron la comida que la madre del castaño dejaba para él todos los días y al terminar subieron a la habitación.

El resto de la tarde Joaquín estuvo dormitando sobre su pecho, fingía estar despierto cada que el alfa se movía, murmurando cosas inteligibles entre bostezos, causando que Emilio se riera bajito mientras recorría su espalda con las puntas de sus dedos, se despidieron una hora antes de que los padres del castaño llegaran a la casa, con la promesa de que lo esperaría para que lo llevara a la escuela por la mañana, siendo la única regla que se podía romper en palabras del omega.

Durante la cena Joaquín prefirió no comer nada, se sentía lleno por la comida y temía volver a pasar mala noche, mientras Emilio robaba un par más de pedazos de pizza que su madre había encargado, subiendo a su habitación con las luces de todo la casa apagadas, siempre después de la práctica terminaba comiendo más que de costumbre. Mientras buscaba una película para ver mientras terminaba su comida, un mensaje de la rubia con una foto de Emma usando un bonito vestido morado le sacó una sonrisa que no pudo evitar, respondió con una carita sin pensarlo demasiado y continuo con su comida mientras Azul le enviaba decenas de mensajes en respuesta, desvariando hasta hablarle de su próxima audición para entrar a la porristas, el rizado se quedó dormido sin responder.

Por la mañana salió de la casa apenas terminó de desayunar y fue directo a recoger al castaño, los padres de Joaquín habían salido más temprano de lo normal, así que decidió saltarse el desayuno, había tenido una noche bastante extraña, pero al menos había logrado dormir más que la noche anterior, para cuando Emilio llegó ya lo estaba esperando en la entrada.

La primera clase inició como cualquier otro día, la maestra entro al salón con una sonrisa amable y saludo a todo el mundo mientras algunas personas entraban detrás de ella, Azul tomó asiento al lado de Emilio y Joaquín la observó casi molesto, su omega se salía de control cada que la veía sonreírle al rizado de esa manera y si lo tocaba tenía que aferrarse a la mesa para no hacer una escena ahí mismo.

En el fondo sabía que había hablado con la maestra más por él que por Emilio, pero dudaba decírselo alguna vez, mucho menos lo que había tenido que decirle a la maestra para que aceptara cambiar las parejas en mitad de la primera semana de clases.

―Bueno, antes de comenzar quiero hacer un pequeño cambio en las parejas. ―las personas se miraron unas a otras confundidas, pero el castaño solo le dedicó una vaga mirada al muñeco que sostenía Diego en brazos, sabía que él tampoco le había tomado demasiado cariño al bebé falso y no pudo evitar preguntarse si era cosa de los alfas solamente. ―Escuché que el profesor de gimnasia puso a dos personas juntas para que aprendieran a trabajar juntos y me ha parecido una idea maravillosa, no sé como nadie lo había intentado en todos estos años. ―era buena inventado excusas, pensó el castaño, si bien le había prometido no decir nada de lo que en le había dicho, terminó sorprendido con la creatividad que tuvo para explicar el cambio, el par de personas que compartían clase de deportes con ellos los miraron de reojo esperando una reacción exagerada de alguno, pero solo hubo un intercambio de miradas que nadie supo descifrar. ―Joaquín, ahora estarás con Emilio y Azul tomará tu lugar con Diego. ―la mayoría de los estudiantes que no conocían la historia miraron a la maestra con sorpresa y varios rostros se giraron a mirar a ambas parejas.

Champagne ProblemsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora