La clase de gimnasia era una de sus favoritas, le encantaba liberar energía de alguna manera durante el día, y ya que su intención de participar del único equipo que le interesaba fue negada, aprovechaba al máximo la hora obligatoria que tenían al día de educación física, sin embargo, esa mañana no estaba del mejor humor, su omega estaba molesto al grado de cambiar su aroma y distraerlo mientras corrían alrededor de la cancha de futbol.
Y la única culpable era la rubia que seguía colgada del brazo de Emilio desde que llegaron a la escuela, se sentía estúpido por haberle dicho cientos de veces al rizado que no dejara que la marca lo controlara, cuando él estaba ahí planeando como hacer que su amiga de la infancia tropezara en la pista, solo porque le había sonreído más de la cuenta al que teóricamente era su alfa.
―De acuerdo paren, ahora necesito que hagan parejas. ―anunció el profesor después de un silbatazo que lo trajo de vuelto a la realidad, la rubia no tardo en preguntarle al rizado si podían permanecer juntos, pero el maestro que resultaba ser también el entrenador del equipo, llamo a Emilio para que lo ayudará a mostrar lo que debían hacer. ―Bondoni, tú también. ―el castaño que sonreía satisfecho con que los separaran, le miró sorprendido, era bien sabido entre los maestros que ellos dos no debían hacer nada juntos.
Era la forma más fácil de evitar que terminarán peleando ya que la dirección se negaba a cambiar el horario de alguno de los dos. Emilio sonrió de lado mirándole levantando las cejas para hacerlo enojar mientras se acercaba para mostrarle a la clase lo que harían, al girarse a mirar al grupo fue más que obvio que todos estaban bastante confundidos con verlos siquiera parados uno al lado del otro, estaba seguro al menos un par de personas estaban listas para intervenir por si iniciaban una discusión.
―Bien, como saben este semestre tenemos el maratón de primavera y siempre elijo a los de segundo año para que participen, el equipo que llegue más lejos en la competencia tendrá un aprobado sin tener que presentar el examen final. ―explicó abriéndose paso entre los estudiantes que empezaban a juntarse con sus parejas, incluida la rubia algo molesta por tener que soltar al rizado. ―Entrenaremos para las diferentes categorías de este año y ya que Marcos y Bondoni han practicado durante años en sus disciplinas, participaran en representación de todo el grupo en el maratón largo, si ellos ganan la competencia todo el grupo tendrá un diez.
― ¿Así que tenemos que rogar para que no se maten de aquí a primavera? ―exclamó Niko que llevaba rato observando al par mascullándose cosas sin sentido, ganándose una sonrisa por parte del profesor que, si bien sabía que la pareja tenía las habilidades para ganar, era también consciente de que para hacerlo tendrían que ponerse de acuerdo y precisamente por ello los había puesto juntos.
―Yo estudie gimnasia también y fui una de las titulares en mi antigua escuela en el equipo de porristas. ―exclamó la rubia que noto las caras del grupo al comprender que las opciones para tener un diez sin esfuerzo se desvanecían. ― ¿Puedo tomar el lugar de Joaquín? ―el castaño sintió una rabia recorrerle el cuerpo causando que el alfa a su lado se tensara por el cambio sorpresivo en su aroma.
―No, el objetivo es que aprendan a trabajar en equipo. ―sentenció el maestro mirando de reojo a la chica que bajaba los hombros en señal de decepción.
― ¿Quieres calmarte? ―susurró Emilio intentando contener a su alfa que rugía furioso por el cambio de humor de su omega, Joaquín bufó sin dejar de fulminar a la chica al otro lado de la pista, causando que el alfa tragará en seco. ―Basta. Joaquín. ―masculló intentando atraer su atención, pero al verse incapaz de calmarlo con palabras, terminó por dejar que su aroma saliera hasta envolver al furioso omega.
―No. ―musitó el castaño al sentir su aroma metérsele por los poros.
―Necesitas calmarte o vas a hacer que cometa una locura. ―respondió el rizado sin llegar a mirarlo, él mismo estaba teniendo problemas para tranquilizarse por culpa del exabrupto de su compañero.
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Champagne Problems
FanfictionPeleamos como perros y gatos, gritamos hasta quedarnos afónicos, ponernos juntos es como un encender un fósforo en una gasolinera. Y aun así me volvía loco de celos cada que Andrés tomaba su mano. Quizás Joaquín tenía razón y solo estaba confundido...