Cap. 07 - Rutinas y cambios

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Entré en la cafetería, tras despedirme de Natasha. Tenía toda la tarde por delante, y ya no sabía como mantenerme ocupada. Agarré una bandeja y me acerqué a pedirme algo de comer, una ensalada con pollo y salsa de yogur y una botella de agua. Decidí sentarme alejada de todos y comer con lentitud, después de todo nadie me esperaba.

Al terminar, fui a mi habitación y comprobé el horario que me había preparado Nat. Tardes de tiro. Justo lo que necesitaba, ir a dar un par de tiros para entretenerme.

Al llegar, le dije al agente que se encargaba del lugar que me diera el arma que quisiera.

–¿Ha probado a disparar flechas, señorita García? – Me preguntó el agente.

–No, aún no.

–Seguro que el agente Barton no quería crearse competencia. – Comentó haciéndome sonreír antes de asomarse para comprobar que estábamos nosotros solos, antes de entrar al almacén y salir con una ballesta y un carcaj con flechas. – La agente Romanoff me ha pedido que le ayude un poco mientras ella no esté. Si está de acuerdo.

–Claro, me parece bien.

Y así me pasé toda la tarde.

El agente Bennett me explicó cómo funcionaba la ballesta, diciéndome que el problema lo podía tener al poner la flecha. Resultó ser más difícil disparar con la ballesta que con una pistola o un rifle. Las 3 primeras ni siquiera dieron al objetivo, pero poco a poco empecé a mejorar.

Salí contenta de la zona de tiros, había logrado dar con una flecha cerca del centro de la diana. Como no tenía mucha hambre, me acerqué a la cafetería solo a por un bocadillo de jamón y queso para llevar. Me fui a mi habitación y lo dejé sobre la mesita tras cerrar la puerta. Antes de hacer nada más, decidí ducharme y ponerme el pijama.

Me senté sobre la cama, con el portátil sobre las piernas y lo conecté para llamar a casa. Era el cumple de Beth y no iba a poder estar, pero al menos dejé dinero guardado y con él mi madre le había comprado un regalo de mi parte. Esperaba que eso compensara un poco mi ausencia.

–Buen provecho, cariño.

Mi padre apareció al otro lado de la pantalla, justo cuando empecé a comer.

–Buenos días, papá. – Le dije contenta de verle. – Hoy te pillo en casa.

–¿Qué tal van las prácticas? – Evité poner los ojos en blanco, siempre que conseguía hablar con él me preguntaba lo mismo.

–Bien, dicen que aprendo bastante rápido. Ahora voy a tener unos días en los que me dejarán hacer cosas sola, para ver cómo me manejo sin alguien pendiente de mí.

–Seguro que lo haces todo bien. Lo siento, cariño, pero tengo que irme ya. – Me dijo, mirando el reloj en su muñeca. – ¿Quieres que llame a tu madre?

–No, pero dile que ya he llamado. Volveré a llamar cuando me despierte, para felicitar a Beth.

–De acuerdo, cariño, hasta luego.

–Adiós, papá.

Apenas un minuto después de hablar con mi padre, la alerta de videollamada sonó.

–Mi chiflada favorita, ¿qué tal todo?

–Josh, te dije que si me volvías a llamar así solo colgaría, ¿quieres que lo haga?

–Lo siento, lo siento. – Dijo levantando las manos antes de volverme a preguntar. – ¿Qué tal todo por la gélida Alaska, Becca?

–Me he quedado sola, Natasha y Clint tenían misiones. – Le respondí antes de añadir: – Lo que me lleva a preguntarte...

–Averiguaré lo que pueda. – Me interrumpió empezando a teclear en sus ordenadores. – Te llamaré cuando sepa algo.

Dama de los Elementos (Steve Rogers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora