Cap. 02 - Tomar decisiones...

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–¿Ya se han marchado?

Mi madre me estaba observando desde la entrada del salón, su cara no tenía expresión alguna, supuse que quería la explicación que le debía.

–Sí. Será mejor que nos sentemos, tengo mucho que explicarte. – Le dije entrando al salón. – Primero déjame hablar a mí, cuando termine me preguntas lo que no comprendas.

Mi madre se sentó en el sofá, mientras que yo lo hice en uno de los sillones individuales.

Le expliqué que las migrañas que sufría desde los ocho años eran por mis poderes, que al principio yo tampoco lo entendía y que no les conté nada cuando lo comprendí porque no quería que se asustaran o algo por el estilo. También le dije que hacía mucho que no utilizaba mis poderes, pero no le conté el porqué. Y lo último que le expliqué fue el porqué de la visita de Fury, el ser entrenada para ayudar al mundo.

–Así que los dolores de cabeza que tienes son por eso. – Comentó mi madre cuando terminé. – Ahora comprendo que los médicos no supieran las causas.

–Pero los medicamentos que me recetaron me mitigan el dolor, eso es algo bueno. – Dije rápidamente.

–Sí, es un alivio que algo te ayudara. – Un pequeño silencio se estableció entre las dos, antes de que mi madre volviera a hablar. – Decidas lo que decidas, te apoyaremos, ya lo sabes.

–Lo sé, pero es una decisión complicada y solamente tengo hasta mañana para decidirme. – Miré a mi madre, buscando ayuda. – ¿Qué debería hacer?

–Cariño, haz lo que te diga el corazón, pero utilizando también la cabeza.

Suspiré, menuda "ayuda" me había dado. Si hiciera eso, ni me quedaría ni me iría con S.H.I.E.L.D. Me alejaría de todo y de todos, a algún lugar alejado, como al Ártico. Allí nadie me buscaría. Pero no podía intentar desaparecer y punto, no sin antes saber que mi familia estaría a salvo.

El sonido de la puerta principal al abrirse llamó la atención de ambas. Mi hermana y mi padre habían vuelto.

–¿Cariño?

–En el salón. – Respondió mi madre.

Mi hermana entró corriendo al salón y se tiró en el sofá, al lado de mamá.

–Mami, la semana que viene haremos una excursión al lago. – Dijo Beth muy contenta. – Y la señora alcaldesa nos ha visitado hoy y dice que financiarán una acampada donde elijamos, siempre que sea cerca, claro. Es una suerte que sea la mamá de Laura.

Mi hermana Elisabeth era formaba parte de Las Comadrejas de Monte, era algo así como las Girls Scout. Se reunían los sábados en casa de alguna de ellas y, de vez en cuando, hacían excursiones para aplicar lo aprendido y cosas así.

Se me olvidaba, mi hermana tenía 7 años, pero si alguien le preguntaba diría que casi 8. Era la viva imagen de mi madre: cabellos largos, lisos y castaños claro, y los ojos color miel. Una Teresa en miniatura.

Mi padre salió de la cocina comiendo una magdalena. Al vernos frunció el ceño.

–¿Ha pasado algo? – Le preguntó a mi madre.

Las dos nos miramos, sin saber que decir.

–Peque, sube a cambiarte. – Le dijo mi padre a Beth, adivinando que sí que pasaba algo. – Pero dúchate.

Sin rechistar, mi hermana subió a su cuarto. Mi padre se cruzó de brazos y nos miró aleatoriamente a ambas, esperando que una de las dos hablara. No quería que él también lo supiera, así que tenía que pensar rápido algo que pudiera creerse.

Dama de los Elementos (Steve Rogers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora