◀Yami Sukehiro▶

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Yami es el tipo de novio que. . . No le agrada que enseñes tanta piel, no tanto porque sea celoso o posesivo, más bien se debe a que no quiere que te enfermes.

Habías conseguido convencer a Yami de que tuvieran una cita, ¿había sido sencillo? Pues. . . El problema con tu novio es que era demasiado distraído para entender las indirectas:

❝ Estoy tan aburrida, como me gustaría salir a algún lado, no sé, quizás a dar un paseo por la capital ❞.

❝ ¿Hm? Tienes razón, últimamente no has salido de la base. Me disculpo por eso. . . Te enviaré en la próxima misión ❞.

Algo así eran las cosas con el capitán, así que al final tuviste que ser directa con él y decirle que querías que ambos salieran en una cita, y no, una misión no contaba como una cita.

Al final él accedió a llevarte, después de prometerle que al día siguiente no lo molestarías mientras estuviera en el baño haciendo sus necesidades.

Como está era una ocasión excepcional que se daba cada cien lunas, te pusiste el mejor vestido que encontraste; era de tu color preferido, corto por encima de la rodilla, escotado y sin mangas.

Te miraste al espejo y te veías fabulosa. Ciertamente, el atuendo dejaba mucha de tu piel expuesta, pero era primavera y el día había sido soleado, no tenías que preocuparte del frío. Además, un abrigo echaría a perder el estilo, y querías verte perfecta para tu cita con Yami.

Le habías puesto empeño a tu apariencia, así que quedaste un poco anonadada cuando viste al capitán usando la misma remera blanca de siempre, su pantalón marrón y el manto de los Toros Negros.

─ ¿Así. . .vas a ir?─ preguntaste─ ¡Vamos! Es una cita, pudiste usar algo más elegante.

─ ¿De qué hablas? Si me puse mis mejores trapos─ respondió él, convencido de sus palabras.

Lo miraste un segundo entrecerrando los ojos. Lo peor de todo es que a pesar de vestirse como vagabundo siempre se veía atractivo.

Suspiraste resignada.

─ Está bien, entonces, ¿nos vamos?─ miraste a tu alrededor, buscando a Finral quien era su taxi personal.

─ ¿Tú así vas a ir?─ preguntó, exhalando el humo de su cigarrillo─ ¿No vas muy descubierta?

─ ¿Estás celoso?─ preguntas devuelta, esbozando una sonrisita─ Yami, no conocía ese lado de ti─ comentaste, ruborizada.

Él no cambió su expresión vaga de siempre.

─ No es eso, pero con ese vestidito apuesto a que te dará frío─ respondió.

¿Eh?

─ No me dará frío, ¡estamos en primavera!─ exclamaste para luego cruzarte de brazos y hacer un mohin con los labios.

Hubieras preferido escuchar que estaba celoso.

─ Está bien, si algo he aprendido es no llevarle la contraria a una mujer─ comentó, llevándose el cigarrillo a la boca de nuevo─ Pero si te terminas enfermando no vayas a contagiarme tus germenes.

Abriste la boca para reprochar, pero justo en ese momento apareció Finral. Dejaste las cosas por la paz, a fin de cuentas lo importante era disfrutar la noche con Yami.

El castaño abrió un portal que atravesaron para ir al lugar de su cita.

El castaño abrió un portal que atravesaron para ir al lugar de su cita

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─ ¡Qué frío hace!─ chillaste mientras ambos salían del restaurante.

Durante la noche la temperatura había descendido drásticamente. Brisas heladas azotaban la Capital, y era las única con un vestido tan. . . poco práctico. Seguro que los demás creían que estabas loca.

─ Qué remedio. . .─ escuchaste decir a Yami.

De un momento a otro, el frío que sentías fue atenuando. Tu novio te había cubierto con el manto de Capitán; como el era mucho más grande que tú, el manto te cubría completamente el escote y los hombros. Por lo menos ya no sentías tan frío como antes.

Volteaste a verlo, sorprendida y ruborizada (aunque de por sí ya estabas colorada por el frío).

─ Yami. . .

─ ¿Ves? Te lo dije─ te recordó─ Pero, claro, a mi nunca me creen estás cosas, ¿tengo sentimientos, sabes?

Reíste un poco. Lo miraste con una sonrisa mientras ambos caminaban.

─ Gracias, eres el mejor novio─ dijiste a la par que apoyabas tu cabeza en el pecho de él.

─ Lo sé, eres muy afortunada, ¿sabes?─ respondió con una sonrisa.

Te rodeó con su fornido brazo, atrayendote más a su cuerpo para compartir su calor corporal.

─ ¡Achú!

─ Oye, no vayas a pegarme tus germenes.

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Demorada pero aquí al finaaaal.

Me pidieron éste de Yami, espero que les guste, ¡y lamento la demora! (¯∇¯٥)

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