💣Zora Ideale💣

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Zora es el tipo de novio que... Te gastaría una que otra broma inofensiva porque le resulta gracioso, pero también sabe hacer otro tipo de sorpresas 7w7

Te encontrabas tranquilamente en la sala de estar de la base de los Toros Negros.

Sorprendentemente había mucho silencio, no se oía mas que el cantar de las aves a lo lejos. El motivo es que la mayoría de tus compañeros ruidosos habían salido a la Capital de compras, y los que se encontraban en la base estaban en sus respectivas habitaciones.

— Que bonito es el silencio— mencionaste, al mismo tiempo que cerrabas los párpados para terminar de relajarte.

Todo iba bastante bien... Hasta que de repente escuchas que alguien aplaude fuertemente trás de ti.

Inevitablemente te sobresaltaste, y diste un pequeño brinco en tu lugar.

— Virgen Santísima.

— Kekeke.

Conocías perfectamente esa risa, por lo que te diste la vuelta y notaste a tu novio ahí parado con una sonrisa de oreja a oreja.

— Zora, un día de estos harás que me de un infarto— hiciste un leve puchero.

— Vamos, no seas exagerada, sólo fue un pequeño susto— respondió él, restandole importancia. Estabas por hablar, pero él se adelantó— Además, te traje un regalo.

De la mesita levantó un caja envuelta en papel regalado azul con puntos morados, así como también tenía un lazo violeta. Era de tamaño mediano, por lo que seguramente habría algo interesante ahí dentro.

Pero, sabías como era el de cabellos rojizos, no podías fiarte tan fácil.

— ¿Está no es alguna de tus bromas? ¿No saldrá harina volando o pintura?— cuestionó, pues antes le había hecho esa broma a Magna, y el pobre chico tuvo la cara azul por dos días.

Que poca confianza tienes en tu pareja, T/N. Yo no te haría una broma de esas— respondió.

Observaste el regalo, y luego a él, no parecía aguantarse la risa ni tener una sonrisa maliciosa en los labios, por lo que finalmente te decidiste a abrirlo.

Deshiciste el lazo.

Estabas por levantar la parte superior, pero apenas la tocaste la caja explotó y lo único que viste fue brillantina por todas partes.

— ¡Kekeke! ¡Esa estuvo buena!

— ¡Zora! ¡Mentiroso! Me dijiste que...

— Te dije que no era algo que involucrará harina o pintura, no dije nada sobre brillos.

Tu rostro se puso rojo, quizás de la molestia o la vergüenza. Te cruzaste de brazos y le diste la espalda, aún con cientos de brillitos en tu cabello y ropa.

— Hey, no te enojes, fue divertido— habló él, pero lo ignoraste. Esperabas que se fuese, pero entonces se acercó a ti, te tomó suavemente por los hombros y se inclinó para susurrarte al oído con voz grave— Para compensarlo, te tengo otra sorpresa, pero deberás ir a mi habitación.

El rojo de tus mejillas se incrementó. Te quedaste callada unos segundos más, meditando tu respuesta.

— Bien— comenzó a acercarte para besarte, sin embargo pusiste un dedo en sus labios— Pero donde sea otra más de tus bromas te juro que me las vas a pagar.

Él río.

— No más bromas por hoy, te lo prometo.

Perfecto, entonces vamos, muéstrame esa sorpresa— sonreíste, lo tomaste de la mano y ambos comenzaron a caminar hacía la habitación de Ideale.

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