☪️ Zora Ideale ☪️

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Zora Ideale es el tipo de novio que. . . te protegería (a su manera) de los tipos lujuriosos.

Era día de descanso, así que habías decidido ir a pasear a la capital del Reino. Por supuesto, habías arrastrado a tu novio contigo, por más que él se hubiese negado en decenas de ocasiones. Pero, al final tu poder persuasivo era superior.

Así, te hallabas caminando por la avenida principal, observando con atención cada uno de los puestos, mientras que Zora te seguía varios pasos más atrás, sin mucho ánimo.

Más que una pareja, parecían un niñero de sueldo mal pagado cuidando a una niña pequeña traviesa y demandante de atención.

. . . bueno, quizás no era muy distinto a la realidad.

Te hallabas tan embelesada, tan concentrada en recorrer cada uno de los puestos, sintiendo que el tiempo no te alcanzaría para verlo todo, que terminaste apresurando demasiado el paso, dejando a tu novio atrás. Y como había mucha gente ni siquiera notaste que ya no estaba cerca.

─ Vaya, vaya, ¿pero qué tenemos aquí?─ escuchaste una voz profunda detrás de ti, por lo cual te diste la vuelta inmediatamente, encontrandote con tres hombre altos, robustos y de aspecto de vándalos─ Hola, primor, ¿cuál es tu nombre? Una belleza como tú debe tener un nombre igual de bello.

─ Ah, pues. . .

─ Debe ser de pueblo─ mencionó uno de los lacayos.

─ Sí, esas bellezas no se ven aquí en la ciudad─ secundo el otro.

El que suponías era el líder sonrió con sorna.

─ ¿Qué tal si vienes con nosotros, eh? Te mostraremos la ciudad, y te llevaremos a un lugar especial─ los lacayos se miraron entre sí y sonrieron maliciosamente─ Seguro que te divertirás.

Sí, claro. Eso no te daba buena espina para nada. Conocías a ese tipo de escorias, no eras tan ingenua para caer en sus mentiras.

Así pues, adoptaste una postura firme, pero elegante.

─ Lo siento, no tengo ningún interés en eso, así que si me disculpan. . .

Planeabas rodearlos e irte en busca de Zora, pero cuando pasabas a un lado de ellos, uno de los lacayos se puso enfrente, cerrándote el paso y haciéndote retroceder instintivamente. Quisiste alejarte, pero al dar unos pasos atrás chocaste contra el pecho del otro, que sonreía con diversión. Antes de poder hacer cualquier otro movimiento, el líder te tomó el brazo fuertemente.

─ No tan rápido, primor. No creas que escaparás tan fácil─ mencionó, su aliento a alcohol chocando contra tu rostro, haciéndote sentir náuseas.

Frunciste el ceño, dispuesta a demostrar porqué eras un caballero mágico, pero antes de hacerlo. . .

─ Kekeke, ella dijo que no tenía ningún interés en escorias como ustedes─ esa voz, era Zora─ Será mejor que le quiten sus manos de encima, si lo hacen ahora mismo seré piadoso con ustedes.

─ ¡¿Eh?!─ el líder enmarcó una ceja, una vena se le remarcaba en la frente─ ¿Quién eres tú para darme órdenes? No eres más que un debilucho.

─ ¡Sí, lo que dijo el jefe!

─ Además, ¿por qué lleva esa máscara? Seguro que intenta esconder lo feo que es─ dijo el otro.

Por favor, Zora llevaba esa máscara por que, de lo contrario, su belleza opacaría al resto.

Te distrajiste un momento, y lo siguiente que sentiste fue un mano en su trasero.

─ ¡Maldito desgraciado!- gruñiste, pero el hombre tan sólo río.

Volteaste a ver a Zora. Ya no tenía una expresión divertida y despreocupada en el rostro, más bien parecía molesto.

─ Bueno, no puedes decir que no te lo advertí.

El líder pareció irritado, sacó su grimorio y sus secuaces lo imitaron sacando los propios.

─ Veamos si en realidad eres tan fuerte. Con esto aprenderás a no meterte en nuestro camino.

Magia de agua, de fuego y de hielo, los tres hechizos salieron disparados hacia donde el mago de cabellos rojos se hallaba, pero éste apenas pareció inmutarse. En su lugar, tan sólo dibujo en el aire un círculo, pero tú ya sabías lo que eso significaba, por lo que te liberaste del agarre del hombre y te lanzaste al suelo.

Tan pronto los hechizos hicieron contacto con aquel círculo de magia, éste pareció absorberlos todos, pero antes de que los vándalos pudieran siquiera preguntarse qué había sucedido, los ataques rebotaron hacía su dirección, ni siquiera pudieron defenderse, ¡y eso que eran hechizos poco poderosos! Hasta Magna los habría esquivado.

Te pusiste de pie, observando a los tipos derrotados e inconscientes en el suelo, víctimas de su propia magia. Los pateaste, sólo para devolverles lo del apretón a tu trasero.

─ Kekeke, resultaron ser más débiles de lo que pensé─ mencionó Zora, acercándose hasta posicionarse a un lado tuyo.

─ ¡Mi héroe!─ dijiste en tono cantarín, abalanzandote sobre él. Entonces, sentiste cómo tocaba su trasero─ ¡Oye!

Él río.

─ Kekeke, sólo me aseguraba de cuidar lo que es mío─ respondió, mirándote con un brillo pícaro en sus ojos azules.

Enmarcaste una ceja, cruzándote de brazos y dándole la espalda. Sin embargo, sentiste cómo él tomaba uno de tus brazos, entrelazando sus manos y jalando suavemente para que reanudarás el paso.

─ No vuelvas a alejarte demasiado─ dijo, sin mirarte.

Te sorprendió aquel gesto, no obstante, terminaste por esbozar una sonrisa.

─ No lo haré─ aseguraste, correspondiendo a sus manos entrelazadas.

Zora. . . pese a lo enigmático que podía ser, sabías que genuinamente se preocupaba por ti, y que te quería con la misma intensidad que tú a él, aunque lo expresará a su manera.

─ Casi lo olvido─ regreso sobre sus pasos, dejando caer sobre los tipos un puñado de escarabajos olorosos─ Así esta mejor, kekeke.

Soltaste un suspiro.

Bueno, algunas cosas no cambiaban.

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