ꕥ꧁༺TI͚P͚O͚S͚ D͚E͚ N͚O͚V͚I͚O͚S͚ E͚N͚ BL͚A͚C͚K͚ CL͚O͚V͚E͚R͚༻꧂ꕥ

🌫Yuno🌫

Yuno es el tipo de novio que... Si te encuentras peligro iría a ayudarte de inmediato, y sólo ante ti se mostraría vulnerable.

Como caballero mágico, te habían asignado una misión. Ésta consistía en defender los límites del Reino Trébol de lo que parecía ser un intento de Invasión por parte del Reino Diamante, con quienes no tenían una muy buena relación.

Su capitán, Gueldre, no le vio mayor complicación a la misión tomando en cuenta que ello era casi pan de todos los días, por lo que solamente envío a un par magos.

No obstante, sus contrincantes resultaron ser los mismísimos Generales brillantes; los guerreros más fuertes de esa nación. Y, aunque sí les dieron pelea, su poder no podía compararseles al de ellos.

Ahora mismo te encontrabas totalmente abatida, casi sin mana. El hombre de cabellos azules que tenías enfrente no parecía quererte dejar ir, al menos no viva.

— Los magos del Trébol no son ni la mitad de lo que eran— habló, observandote con una sonrisa de superioridad— Éste es el fin para ti.

Una andanada de flechas hechas de rayos se presentaron frente a ti, y con un ademán de mano del contrario, éstas se te abalanzaron con una velocidad increíble.

Antes de poder crear una barrera para defenderte, notaste como otras flechas aparecían y derribaban a las primeras, éstas últimas eran de viento.

— ¿Qué dia...?— no terminó de hablar pues una ráfaga de viento lo lanzó lejos.

En ese instante, un joven de cabellos azabaches aterrizo.

— Yuno...

Al oír tu voz, éste dirigió su mirada a ti, usualmente sus ojos dorados se mostraban serenos o carentes de emoción, pero en estos momentos parecían denotar preocupación.

Se acercó a ti y no dudo en abrazarte, escondiendo su rostro en el hueco de tu hombro y cuello.

— ¿Te encuentras bien?— preguntó.

— Gracias a ti, sí. Llegaste en un excelente momento— sonreíste al mismo tiempo que acariciabas sus cabellos.

— Me alegra que así haya sido.

— ¡Oye, tú! ¡Aléjate de mi Yuno!— exclamó una voz aguda. Se trataba del hada molesta de tu novio.

Ambos se separaron, y Yuno le lanzó una mirada fulminante a su espíritu.

— Bueno, será mejor que volvamos al trabajo— tus compañeros de equipo seguramente estarían en aprietos.

— ¿Vas a estar bien?

— Por supuesto, todavía tengo un poco de mana.

Él se lo pensó unos segundos.

— De acuerdo, pero si estás en peligro llámame e iré de inmediato.

— Lo prometo.

Tu pareja mostró una pequeña sonrisa, y luego de ello salió volando de ahí. Claro, no sin antes de que Bell te mostrará la lengua.

"Maldita hada".