Cinco

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-5:30- a.m

Suspiré, me puse el despertador para repasar una última vez la maravillosa asignatura de filosofía. -Que se note el sarcasmo por favor-

Mimé a Blonde como siempre y después, desvié la mirada fue directa a Ethel. Se hallaba justo al lado mía pero en otro colchón, seguía durmiendo. Tenía una postura algo graciosa ya que su rostro estaba hundido en la sábana.

Ojala yo- Pensé.

Me fui a levantar pero una mano me impidió moverme.

-¿Qué haces despierta Wendy?- Dijo Ethel con una voz demasiado ronca.

-Levantarme, bueno si me dejas- Tiró de mi brazo para que de nuevo volviese a la cama rebotando en ella y escuché su risa.

-Idiota- Deshice su agarre y me dirigí al escritorio.

Pasé la mano por mi pelo al ver el desorden que había en este, tomé asiento haciendo hueco y comencé a repasar el temario final.

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-6:47- a.m

Me balanceaba a la vez que abrazaba mis piernas. Justo estaba en la parte que no entendía y Ethel se dio cuenta.

-¿Enserio Wendoline-Wendy?- Rectificó justo cuando le tiré un cojín. -¿Puedo intentarlo?- Me alcé de hombros y le di permiso.

Tomo la libreta y comenzó a leer a su forma y con sus propias palabras el punto que no entendía. Me quedé boquiabierta, había entendido cada una palabra que salió de su boca.

-¿Lo entendiste?- Lanzó suavemente el cuaderno al desordenado escritorio y cruzó sus brazos sobre su pecho.

Asentí con una sonrisa.

-Ahora vamos a dormir Wen, me caigo de sueño- Suplicó como un niño pequeño y rodé los ojos.

-Tengo que estudiar memo- Le lancé un boli y después un cojín aterrizó en mi cabeza.

Llevé mi mano a ella y me giré, estaba dispuesta a lanzar lo que sea. Ethel rió y me miró desafiante. Corrí a él y me puse justo encima de este para comenzar a estampar otro cojín en su cuerpo. Este me sujetó de las muñecas bloqueando mi ataque y me dedicó una sonrisa burlona. En un abrir y cerrar de ojos, Ethel estaba justo encima mía. -Das miedo- Reímos ambos al unísono y este inició un ataque de cosquillas.

Mi risa retumbaba por toda mi habitación, yo intentaba liberarme de su agarre pataleando pero lo único que conseguí fue que ambos cayéramos al suelo, bueno, al colchón ya mencionado anteriormente.

Ya en el colchón. estábamos muy cerca, casi nuestras narices se rozaban. Él me miraba directamente a los ojos, esta vez él estaba bajo mi cuerpo. Mis manos estaban en se pecho, podía escuchar sus pulsaciones.

Este llevó un mechón de mi pelo detrás de la oreja, yo parpadeé un par de veces y volví al mundo.

-¿Te hice daño?- Puse las manos a los lados de su cabeza y me alcé con la ayuda de mis brazos consiguiendo un poco de distancia. Este respondió a mi pregunta con una sacudida de cabeza e forma de negación, su cara se caracterizaba por un leve rubor en sus mejillas. ¿La verdad? Se veía demasiado adorable.

Alargó su brazo en dirección a mi mejilla y pasó su pulgar por esta dulcemente.- Estas roja Wen- Rió y la distancia que establecí se esfumó. Parecía que se iba acercando pero no estoy del todo segura, aquello parecía de película.

Sonó la alarma que me avisaba de que era la hora de irme a clase. Me levanté rápidamente debido al susto. Abrí los ojos como platos, me dirigí al armario y lo abrí de par en par, cogí prendas aleatorias y con mucha prisa me metí en la ducha. Había dado por hecho que el autobús ya había salido y tendría que correr, mucho.

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Me encontraba corriendo lo más rápido posible, ya que entre batallas de cojines y cosquillas perdí la noción del tiempo y también el autobús.

Me faltaba el aire, me iba a morir. En aquel momento sabía que llegaría tarde al examen, demasiado tarde. Ethel corría a mi lado como si nada, paré y puse las manos en mis muslos para descansar. Al cabo de unos segundos, sentí como unas manos rodeaban mi cintura. Despegué del suelo al instante y escuché que Ethel me dijo o siguiente:

-Tranquila, llegarás en nada- Dijo.

En apenas un minuto me encontraba en la parte menos poblada del instituto, la zona trasera. La única persona que se dignaba a aparecer por allí era el señor Anthony, el conserje.

Estábamos entre dos contenedores demasiado grandes como para tapar nuestros cuerpos, también ayudaba la iluminación la cual era escasa ya que era demasiado pronto.

-¿Como supiste de este sitio y como has hecho esto?- Pregunté mientras colocaba mi pelo, reí.

-He buscado un sitio desierto mientras estábamos en movimiento sol que tú no lo has notado, he hecho que el tiempo fuese más lento para mí- Cogió la mochila que anteriormente se me había caído y volvió a ponerla en mi espalda.

-Venga ve a hacer el examen- Dio varias palmaditas en mi hombro y puso una mueca divertida.

Morbletalle ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora