Después de la tan corta e intensa merienda Finn, Ethel, el unicornio y yo retomamos el camino que nos llevaría al cercano distrito norte. Ethel, aprovechando la extraña distancia que había entre él y su compañero, me explicó los protectores que poseían las diferentes reliquias de este gran reino.
Al sur, se encontraba la ballesta roja protegida por dos de los grandes demonios que existen, según mi "amigo" son aquellos demonios que han podido dejar su odio innato de lado tal y como hizo Sage, el demonio más poderoso y vil que ha podido existir. Por otro lado, aquellas criaturas con malas intenciones eran desterradas a una pequeña isla la cual se ubicaba en el noroeste.
A continuación comenzó a explicar el distrito de Este, en el que las criaturas llamadas Banshees velaban por la protección del puñal que perteneció a Anubis en la antigüedad, era el elemento del que menos información tenían ya que el tema de la muerte todos lo solían evitar odiaban la muerte.
Respecto al distrito del Oeste; Geaver, Mitzie, Aiden y Darel, los cuatro elementos de la naturaleza, protegían varios pedazos pequeños de sus almas los cuales descansaban en forma de reliquia. Estas eran unas de las más importantes ya que eran las únicas protegidas por su creador o portador.
Finalmente, como ya antes he dicho, estábamos a pocos metros de llegar al distrito norte, donde los protagonistas, a proteger el alma de la semidiosa de Morbletalle Dhalía, eran los tres ángeles supervivientes a la anterior guerra producida no muchos años atrás.
-¿Qué se supone que venimos a hacer aquí?- Pregunté mientras observaba a Ethel desde el lado izquierdo del unicornio.
-Venimos a comprobar el estado de este distrito, es uno de los más poderosos pero a la vez el más débil así que dudo que el señor silencioso tenga las agallas de ir a por los otros distritos- Me explicó.
Hubo una batalla iniciada por el mismo cruel ser, Vymon en la que por su conocido egoísmo y ansía por tener todo a su merced hizo que vidas inocentes se marchitasen como por ejemplo la de la semidiosa Dhalía, y los gemelos Faith y Gabe, los ángeles que completan el quinteto espiritual. Desde aquel momento, todo Morbletalle se la tenía guardada a aquel ruin hombre.
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Al cruzar una pequeña barrera de plantas verdosas nos encontramos en la división del norte, la cual uno de los ángeles de los que Ethel me habló nos dio la bienvenida a la vez que algunas noticias que solo se enteraron mis compañeros.
Era un ser maravilloso, lucía unas hermosas alas blancas que brotaban de su espalda a juego con sus ropajes. Pero algo me llamó la atención, era su rostro que parecía pálido, más blanco que la crin del unicornio, lo que llevó a un punto de preocupación a Ethel y a Finn. El rubio rompió la distancia que antes había creado y se colocó justo al lado del castaño solamente para pedir explicaciones de lo ocurrido al ángel. Pero ¿Qué había ocurrido exactamente?
Al parecer yo y el precioso unicornio eramos los únicos que no teníamos idea de lo que pasaba allí. Pero de nuevo, la curiosidad mató al gato. Avancé varios pasos hacia el frente dejando atrás a los demás. No pude creer lo que presenciaron mis ojos, varios cuerpos que parecían sin vida estaban tirados en el suelo mientras estaban siendo socorridos por los aldeanos del distrito.
Al parecer Ethel no se equivocaba.
Posteriormente, todos intentamos ayudar todo lo que pudimos a las personas, que aunque fueron pocas tenían heridas graves. Después de ayudar, volvimos a nuestra residencia pero no sin antes dejar un pequeño pero efectivo escudo de protección allí, gracias a Finn. Dorssinne al enterarse de todo aquello puso más entrenamientos a fondo de los que ya habían. Incluso repartió a todos los guardianes un arma especial que se fusionase con la personalidad de la persona en caso de algún ataque inesperado.
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Ya habían pasado dos días de lo sucedido, todos estábamos revolucionados incluso nerviosos por si se volvía a repetir la desastrosa batalla de la que no paraba de hablarse durante la hora de la comida.
Caminaba por el pasillo a solas en dirección del patio de entrenamiento ya que Ethel, Jensey y Finn me esperaban allí para comenzar el entrenamiento y como es de esperar me tocaría practicar con Finn.
Al llegar recogí mi pelo en una inestable coleta y me dirigí hacia mi contrincante el cual aún no se había percatado de mi presencia. El rubio, cruzado de brazos, parecía estar en un mundo donde estaban solo él y sus pensamientos. Al bajar la mirada me encontré con uno de los palos que usé en el primer entrenamiento y de un movimiento me hice con él.
Sinceramente, no me entusiasmaba esto del entrenamiento. No me apetecía, mejor dicho no quería. Pero qué se le va a hacer.
Comencé a jugar con el palo metálico a la vez que avanzaba para poder colocarme al lado de Finn y su mundo. Al estar ya a su lado, el chico no se percató aún de mi. ¿En qué estaría pensando?
Miré directamente a sus ojos, estaban totalmente teñidos de un azul oscuro, apagados, fríos. Añoré lo bien que le quedaban sus ojos azules brillantes. Esos ojos que al mirarlos te llevaban a otro mundo. Mi cabeza, a parte de no dejar de pensar en lo sucedido dos días atrás, buscaba alguna explicación a la actitud fría que mostraba este chico, especialmente con Ethel. Todas las ideas que circulaban por mi cabeza finalmente llegaban a un destino el cual mi subconsciente trataba de ignorar.
Acerqué mi mano a su hombro y con tan solo rozar la yema de mis dedos con el cuero de su chaqueta tuve su atención. A la velocidad de u rayo me hizo girar de forma que mi espalda quedó contra su pecho y su mano subió a mi cuello.
Vaya, le asusté- Pensé
Después de soltar algunos suspiros cerca de mi nuca deshizo el agarre. Estiré un poco los brazos y me ubiqué en la misma posición que estaba hace unos escasos minutos.
-Wallace, lo siento pensé que eras otra persona- Dijo mientras peinaba su pelo con sus propios dedos.
-¿Ethel?-
Sus fríos ojos se posaron en mí al escuchar el nombre de mi amigo "ex-invisible". ¿Qué demonios le pasaba con Ethel?
Al hacer dos movimientos con la cabeza para asegurarse de la gente que tenía a sus lados, se acercó a mi con los brazos cruzados y volvió a fijar sus ojos azules en mi. Esbozó una sonrisa, algo nueva a mi parecer, y abrió la boca para decir algo:
-No te conviene Wendoline, mereces algo mucho mejor- Dicho esto, empezó el entrenamiento al parecer.
Hizo un movimiento rápido el cual mis pocos reflejos evitaron logrando poder hacerle un bloqueo para volver a mirar sus ojos. Necesitaba saber a qué se refería.
-¿Que has dicho?- Pregunté con la barbilla alzada para poder mirar bien su rostro.
-Qué si te enamoras de Ethel, sufrirás pero no tanto como lo hará él- Deshizo el agarre que yo le proporcioné.
Y se quedó a gusto.
Lo soltó.
Así fue, como una simple frase se quedó durante mucho tiempo en mi cabeza...
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Morbletalle ©
Teen Fiction¿Qué harías si un chico misterioso y aparentemente invisible te dice que el futuro de un mundo paralelo está en tus manos? ¿Lo mandarías a paseo? ¿Le escucharías? Pues Wendy se tiene que hacer cargo de tal asunto, lo que ella no espera es toparse c...