14: Gritos y Noticias

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La preocupación, eso era algo que se extendía tan rápido como el frio, o el calor, y era lo que abarcaba el pecho de Itachi Uchiha, su estudiante, su amante, y el chico que le gustaba, Deidara había logrado desvestirlo en más de una forma; lo había hecho gemir placenteramente, le había cabalgado, besado, lamido y tocado de tales formas, que ahora las sentía calientes, como si fueran quemaduras, como si donde sea que el rubio toco, su toque jamás desapareciera, el mismo había notado como Deidara era capaz de destruirlo con una sonrisa.

Entonces… ¿Por qué demonios no se dio de cuenta antes?

Bueno, no es como si fuera algo fácil de descubrir, aquella vez estaba más perdido en el chantaje de su estudiante que en los problemas personales de este.

Era obvio que ante aquella acusación, cualquiera hubiera obviado los moretones y se enfocara en lo que lo inculpaban.

-Termino la clase, y recuerden, pronto iniciaran las pruebas universitarias, les deseo suerte chicos.

Los demás le vieron y le dieron una sonrisa o las gracias mientras salían del salón.

Pronto iniciarían las pruebas para admisión en las universidades, los exámenes habían acabado y pronto solo faltaría la ceremonia de graduación y todos serian oficialmente graduados y comenzarían a adentrarse a una vida más adulta.

Entonces, Deidara también desaparecería de sus brazos, y eso debía impedirlo.

Guardo sus cosas en su maletín y se dispuso a salir, camino tranquilamente por los pasillos, y se dirigió a una de las dispensadoras, saco un jugo de naranja, y siguió su camino, entonces observo al frente de él a Hidan, este le dio una mirada de reojo, y empezó a caminar indicándole en silencio el camino que debía seguir.

Él continuo por el pasillo siguiendo de lejos al chico, hasta verlo entrar a la biblioteca, por supuesto, casi nadie la usaba ahora, y si de una excusa se trataba podían decir él les estaba enseñando algunas cosas que no habían entendido.

Entro un rato después, y observo a los tres chicos sentados al fondo, él siguió su camino en la solitaria biblioteca hasta estar frente a los tres. Tomo asiento como si nada pasara, y todos se observaron entre sí.

Deidara estaba justo a su lado, ocupando el asiento de la esquina, algo cohibido y tembloroso. Observo con detenimiento sus hermosos cabellos dorados y dirigió sin miedo alguno su mano a la cabeza del rubio, acariciando con cariño sus hebras amarillas.

-No tengas miedo, no es como si quisiéramos hacerte daño – le dijo el hombre con cariño.

El chico solo asintió y les ofreció una sonrisa a todos.

-Yo, aprecio mucho lo que intentan hacer por mí, pero, no lo hagan – hablo el rubio dejando perplejos a sus amigos y maestro – todo estará bien, es enserio, esto ya es normal para mí, no es la gran cosa.

Su voz mantenía un estado aparente de tranquilidad, mas sin embargo, sus preciosos zafiros parecían perder el brillo que los caracterizaba. Itachi no dudaba que había algo más, mucho más que Deidara estaba ocultando.

-¡Oye! ¡¿Cómo te atreves a decir eso?! ¡¿Sabes lo preocupado que ha estado Sasori por ti?! Mi estúpido novio casi ni duerme por andar pensando que estés bien y nos vas a salir con ese chorro de babosadas…

-¡Hidan! – el regaño de Sasori le hizo pegar un brinquito en su puesto, Hidan sabía que se había pasado pero es que su novio, había estado preocupado por esa clase de cosas, y el rubio venía a decir algo como eso.

-Pero es que… - intento quejarse, y el pelirrojo, simplemente acaricio la pierna de su pareja para calmarlo – está bien, me callo.

-Yo opino igual – hablo el maestro - ¿Por qué no dices estas cosas? ¿A qué le tienes tanto miedo Deidara? Yo puedo llevarte a un centro policiaco, tu cuerpo es prueba suficiente para que lo arresten, y este unos cuantos años pudriéndose en prisión.

-Es que no quiero involucrarlos en esto, yo verdaderamente, puedo hacerlo solo – aseguro mientras jugueteaba con sus dedos.

-Eso quiere decir que te gusta ¿cierto? – Hablo el mayor con los brazos cruzados – porque si esto pasa desde hace tanto tiempo, pero tú puedes hacerlo solo, significa que te gusta y por eso no has hecho nada.

-No...Yo… - de nuevo se quedaba sin palabras, teniendo la mirada de Itachi fija en él, es como si su cerebro se formateara, él no quería perder a Itachi, no a él.

-¡Maldición! – aquello salió con furia del moreno, él lo soportaba todo, pero ver a Deidara de ese modo, le ponía los bellos de punta. Con arrebato tomo la muñeca del blondo y la apretó con fuerza. - ¿Por qué me haces esto? ¿Por qué me ocultas la verdad? Dices confiar en mí, pero en verdad no te importa nada, ¡ni siquiera te importo yo!

-¡Claro que si idiota! – la voz de Deidara también aumento su tono y se puso de pie lleno de furia - ¡¿Por qué no entiendes que lo hago porque no quiero que les pase nada malo?! ¡Porque no quiero que te pase nada!

Entonces, las lágrimas empezaron a resbalarse por su hermoso rostro, Itachi se levantó de su silla de golpe, y observo apenado a su estudiante, se acercó hasta él y le dio un suave abrazo y un casto beso en su frente.

-Te amo sensei – hablo tan bajito que afortunadamente nadie más lo escucho, pero Deidara apretó con fuerza la espalda de su maestro y dejo que sus lágrimas se deslizaran y mojaran el saco beige que su sensei.

-Yo también mi pequeño Dei.

Ambos se soltaron, con las mejillas de un rubor levemente rosado, volvieron a tomar asiento, avergonzados y se sintieron juzgados bajo la mirada atenta de los dos chicos frente a ellos.

-Como que también hay cosas que nosotros nos sabíamos ¿eh? – hablo Hidan observando a Sasori.

Deidara se sonrojo y soltó una pequeña risilla.

-Por favor, no digan nada sobre esto – pidió el mayor mientras alisaba su ropa con las manos.

-Está bien, por eso no hay problema – comento el pelirrojo con una sonrisa – más bien me alegra un poco.

El rubio sonrió e Itachi agacho la cabeza un poco avergonzado.

Entonces el sonido de un móvil los distrajo, Itachi saco el aparato de su maletín y observo el nombre de su hermano en él. Se disculpó y se levantó de la silla para poder contestar la llamada.

Ya estando algo alejado de los chicos escucho la voz de su hermano a través del teléfono.

-Hola Sasuke, buenos días – saludo su hermano esbozando una sonrisa.

-Itachi… - el tono de voz del menor lo puso en alerta.

-¿Pasa algo? ¿Todo está bien Sasuke? – pregunto esperando que no fuera nada malo.

-Deberías venir a Fukuoka…a papá, dudo que le quede mucho tiempo.

Chantajes SexualesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora