17: Llanto y agonía

308 54 30
                                    


El cielo azul, ese día parecía no querer mostrar su belleza, aparecía apesumbrado entre las nubes y es más, lloraba sin parar, como si pudiera sentir el dolor de aquella perdida inevitable, la lluvia se había amainado por unos minutos y había vuelto a desatar su llanto sobre la ciudad; y así se había mantenido todo el día.

Con un traje negro pulcramente puesto, sus ojos oscuros divagaban por el lugar, sintiendo que era irreal, como si una vieja cinta sepia se repitiera en su cabeza, ese día, triste y desgarrador, podía compararse al día en que perdió a su hermosa madre.

Sus ojos se detuvieron en la figura de su tío, el cual después de enterarse de la muerte de su hermano, vino rápidamente y no había parado de llorar, aunque su rostro demostraba el querer ser fuerte y detener su mar de lágrimas, le era imposible; a su lado, una hermosa mujer de cabellos cortos de nombre Rin, le hacía compañía, cariñosamente le acariciaba la espalda y parecía susurrarle palabras de apoyo mientras con su otra mano, acariciaba su vientre hinchado por el ser que llevaba en su interior.

Después de ver aquello su mirada divagó hasta la habitación que quedaba al fondo del pasillo, subiendo las escaleras, el lugar donde hace unas horas su hermano se había hecho cautivo y no dejaba que nadie entrase.

Nunca nadie dijo que era fácil, pero nadie se imagina de verdad, cuando duele perder a un ser tan importante como un padre, solo los que han vivido aquello podían entender cuando doloroso era.

En ese momento, pensó en Deidara, en cual habría sido la reacción del rubio si se enterase, y que hubiera hecho. ¿Le habría abrazado para consolar el gran dolor que llevaba en su pecho? ¿O solo se quedaría mirando cómo sufría?

Subió su mirar hasta las escaleras de nuevo, nadie, ni siquiera él, se podía aventurar a subirlas y llegar a la habitación de su hermano ¿Qué podría decirle? ¿Cómo podría consolarlo? No había manera, porque Sasuke se sentía más impotente que ninguno.

-“Porque yo soy doctor, e incluso así, no pude hacer nada”

Aunque ambos sabían, Sasuke había hecho de todo por ayudar a su padre, pero hay cosas que ni siquiera años de estudio sobre la medicina pueden sanar, sin importar cuál sea el oficio que se haga, ser impotente es algo que siempre terminas experimentando, porque siempre hay algo que se te va de las manos.

La lluvia ya salpicaba y mojaba la ventana, entonces se levantó para poder cerrarla, y evitar que aquellas angustiosas gotas entraran al hogar que una vez fue lleno de alegría y que hoy solo tenía tristeza.

A través de la ventana, observo una silueta desesperada que corría hacia la puerta de esa misma casa, sin sombrilla y con el cabello desbaratado y todo mojado, observo como tocaba la puerta y parecía temblar, no sabría decir si es por el frio o por algo más.

Escucho atentamente los toques y se aproximó hacia la puerta, y abrió dejándose entre ver poco a poco. El chico lo miro con dudas, pero no dijo nada. Itachi observo sorprendido, aquel cabello rubio y esos ojos azules, le traían tantos recuerdos y le hacían añorar a quien ahora no estaba a su lado.

La mirada fija de aquellos ojos azules se le hizo sorprendente, y sin mediar palabras entro como si esa casa fuera suya, lo observo sorprendido mientras el hombre subía con rapidez y desesperación las escaleras, trato de seguirlo pero entonces observo la silueta de su hermano asomarse por la puerta, miro inseguro como el hombre rubio atajo entre sus brazos a su hermano menor, el cual se veía tan débil y sus ojos brillaban rojos de tanto llorar.

Entonces supo que no debía hacer nada. Que esa persona desconocida para él, era a la única a la que su hermano le abriría las puertas de su impenetrable muralla.

Retrocedió su camino, y cambio su dirección, para terminar frente a la foto de su padre, observo el altar lleno de flores y se puso de rodillas, su corazón dolía pero raramente sentía felicidad por su padre…

-“ Mikoto también estará muy feliz de escucharlo”

…porque sentía que, en ese momento su padre por fin podría unirse a su madre, estar junto a la persona que más amaba en el mundo, poder estar con ella para siempre, quería creer que su padre siempre lo acompañaría y que por fin, podría descansar de toda aquel dolor y sufrimiento que trae consigo el hecho de vivir.

____________________________

Su mirada se estancó, todo había sucedido demasiado rápido para su gusto, parecía ni recordar el momento en que llegaron al cementerio, y mucho menos el instante en que aquel ataúd que llevaba el cuerpo de su padre, había sido enterrado bajo tierra.

Ahora mismo, aunque casi todos se habían ido, el permanecía allí, sentado en la grama, y la sombrilla gris que se había resbalado de sus dedos, ahora yacía empapada de agua a su lado.

Observo la tumba de su padre, la cual ahora, estaba al lado de la de su difunta madre, unas lágrimas se resbalaron por sus ojos, y parecieron quemar sus parpados, el dolor aún estaba allí, y quemaba fieramente sin darle descanso alguno.

Soltó un enorme suspiro cansado y dolido. Entonces alguien tomo su hombro y lo apretó con fuerza medida.

-Vamos a casa…hermano – la voz de Sasuke sonaba debilitada y triste pero aparentemente tranquila – puedes resfriarte si sigues aquí, ya no hay nada que se pueda hacer.

Era gracioso, porque su hermanito menor, parecía ser más maduro que él.


-Lo sé – le respondió con una sonrisa a medias – solo pensaba, que cuando mamá murió, había nieve por todos lados, era algo que no recordaba – pronuncio con las lágrimas desbordando sus mejillas – había intentado olvidar…ese día muchas veces, pero al final, la realidad golpea realmente duro.

Sintió los brazos de su hermano deslizarse por su cuello hasta llegar a su pecho, dejando que su rostro descansara sobre su hombro y con unas silenciosas lagrimas le acompaño una vez más, en el dolor que a los dos aquejaba.


__________________________________

Estaba sobre la que hace años, fue su cama, la misma en la que no había podido dormir nada, en su mente, como si fueran destellos se revivían las escenas de lo pasado en tan solo dos días.

Esa pulsación dolorosa, aun no abandonaba su pecho; dirigió su mano a su pecho y sintió los lentos latidos de su corazón.

De repente el sonido de su móvil lo sorprendió, pensaba que ya lo había apagado, observo el nombre de quien llamaba, y una sonrisa triste se pintó en su rostro, respondió sin ganas y con lentitud.

-Hola Kisame…

-Hola amigo… - escucho la voz al otro lado del móvil – perdona que te llame cuando estás pasando por algo tan duro.

-Está bien, me alegra un poco escuchar una voz familiar, igualmente ni siquiera puedo dormir – le confeso mientras daba vueltas en la cama.

-Me alegra no ser inoportuno, pero Itachi…hay algo que debo decirte, y quizás este no sea el momento pero me odiarías sino te lo dijera – la voz del entrenador sonaba cansada y con un toque desesperado.

-No me asustes – dijo sentándose en la cama - ¿de qué se trata?

-Deidara… - hablo llamando la atención inmediata del maestro - …está hospitalizado…y…

-¿”y” qué? – pregunto Itachi con algo de desesperación en su voz al escuchar que Deidara estaba en el hospital.

-Asesino a su padre.

Chantajes SexualesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora