San .. Stefan

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Perspectiva Damon

-Siempre he querido pasar por debajo de una- me dijo apuntando a la catarata- me ayudas.

-Si es lo que quieres-dije divertido- súbete.

Bella sonrió y se subió a mi espalda dándome un beso en el cuello que me estremeció.

-¿Lista?- pregunté sujetándola firmemente contra mí.

-Lista- dijo, salte desde la roca a otra que había tras la catarata.

Pude sentir el corazón de Bella latir con fuerza.

-¿Qué te parece?- dije mientras se bajaba y se ponía a mi lado.

-Precioso-dijo viniendo a través de la cascada- se ve un arco iris, ¿lo ves?

-Veo algo más hermoso-dije mirándola.

Bella se giró y al ver que la miraba a ella se sonrojó, cogí su cara entre mis manos y me acerqué poco a poco hasta unir nuestros labios. Bella llevo sus manos a mi nuca y entrelazo sus dedos en mi cabello, la atraje hacia mí con más fuerza haciendo nuestro beso más profundo e intenso. Mi respiración agitada mezclada con la suya, el ruido del agua chocando con las rocas y todos los ruidos que existían en ese lugar no pudo ocultar el sonido de la voz de Bella cuando dejo de besarme y me susurró.

-Te querré siempre colmillitos- tras decir eso sonrió y me abrazo.

-Yo también mi ángel, yo también- dije abrazándola fuertemente contra mí- nos vamos, estas tiritando pequeña.

-No me había dado cuenta- dijo acercándose más a mi- pero tienes razón.

-Sujétate, yo te llevo- dije subiéndola a mis caderas- hueles deliciosa.

-Seguro que no mejor que tu- dijo acercando su nariz a mi cuello.

-Me volverás loco un día- dije en un susurro saltando desde el interior de la catarata a la roca en la que habíamos estado antes- iré a ver si hay una toalla o una manta en el coche.

-Está bien- me dijo sonriéndome.

Me tiré al agua y llegue al coche, encontré una pequeña toalla, bueno al menos algo con lo que Bella podría secarse, cuando me giré la vi salir del agua y me acerqué para ayudarla.

-Ten cuidado, ahí esta resbaladizo- dije ofreciéndole la mano.

-Gracias, aun sigo siendo algo torpe- dijo cogiendo mi mano.

-Eso significa que antes ¿eras más torpe?- pregunté curioso.

-Hace un par de años no podía dar dos pasos sin caerme- dijo algo avergonzada- hasta que me propuse dejar de visitar al medico casi todas las semanas.

-Me alegro que decidieses eso- dije preocupado por todo lo que le podría haber pasado-¿y qué hiciste para mejorar esa torpeza?

-Me apunté a clases de defensa personal, salgo a correr casi todos los días- dijo mientras se secaba con la toalla que le di- y comencé a dar clases de King Boxing.

-Un gran cambio, al menos se que ahora puedes defenderte de los humanos- dije.

-Eso espero- dijo mientras se ponía su ropa y yo hacia lo mismo.

Enamorada del ángel negroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora