Capítulo VII. Revelaciones
—debo hallar la manera de que Takano pueda ver a su hijo. Pero ¿cómo?—pensó el castaño. Se le hacía complicado lograr que Yokozawa no sospechara nada.
—¿qué es lo que pasa?—le preguntó el pequeño. Kirishima ayudaba al pequeño a hacer su tarea y de vez en cuando él también hacía la suya. El niño era muy tranquilo y obedecía todo lo que el castaño le decía. Yokozawa y Takano tenían mucha suerte al tener a un niño tan lindo y educado.
—¿eh? Ah, no es nada, mi amor. Es sólo que estoy pensando en muchas cosas, pero no te preocupes—el pequeño se veía triste—. ¿Qué es lo que ocurre?
—no me gusta que mis papás estén peleados. Quiero que ellos vuelvan a quererse y que seamos una familia. Yo quiero mucho a mi papá, y no me gusta que no puedo verlo—expresó el pequeño con lágrimas en los ojos. Ese gesto hizo que a Zen se le rompiera el corazón.
—¿te cuento un secreto, pequeño?—el niño asintió—. Hoy por la mañana me encontré con tu papi. Él también está muy ansioso por tenerte entre sus brazos y decirte cuánto te ama—el pequeño lo miró con los ojos iluminados.
—¿en serio? ¿Podré ver a mi papá?
—así es. Sólo tengo que fijar bien la hora del encuentro, pero no te preocupes. Por cierto, no le digas nada de esto a tu mami. Es un secreto nuestro, ¿de acuerdo?
—sí. Mi mamá no sabrá nada—puso un dedo sobre sus labios para dar a entender que no diría nada.
—¿de qué tanto están hablando ustedes? Svan, mi amor, apúrate a terminar tu tarea. Si no lo haces, no podrás salir a jugar—quien había dicho esto fue el peli azul llegando a la sala. Zen se puso nervioso por un momento. Esperaba que el menor no haya escuchado nada de lo que le decía al pequeño.
—¿de qué tanto estabas hablando con mi hijo?—preguntó el peli azul en un tono bastante serio.
—¿yo? Pues, nada. Solamente me estaba diciendo que extraña a su padre, y le gustaría que ustedes dos se contentaran. Para que puedan ser una familia nuevamente.
—¿en serio él te dijo eso? Pobre de mi pequeño. No merece pasar por algo así a tan corta edad. Bueno, te dejo solo porque yo debo irme a trabajar. Ya sabes que hay comida por si alguno de los dos tiene hambre, su baño es a las siete y su hora de dormir es a las nueve.
—lo sé. No te preocupes, todo estará bajo control. Puedes irte tranquilo—dicho esto, el menor sonrió y subió las escaleras para ir a su habitación. El castaño respiró aliviado y se recargó en el sillón.
—estuvo cerca—susurró muy bajito. Sin embargo, alguien alcanzó a escuchar lo que este había dicho.
—lo sabía—murmuró.
***
Más tarde, cuando Yokozawa se despidió y sólo quedaron el castaño y el pequeño, este llamó al azabache a su celular. Hace poco que se habían vuelto a ver y decidieron intercambiar sus números de teléfono para poder permanecer en contacto.
—hola, Masamune. Él ya se fue al trabajo y ahora puedes venir—habló Zen.
—¿Masamune? ¿Estás hablando con mi papá?—preguntó el pequeño, quien estaba escuchando la conversación y se acercó al castaño emocionado. Este lo miró con una sonrisa.
—espera, voy a pasarte a Svan. Él quiere hablar contigo—le cedió el celular al pequeño y este lo tomó con alegría.
—papá—habló el pequeño. El azabache sonrió con alegría y sin querer, dejó escapar un pequeño sollozo.
—hola, mi amor. Me alegra tanto oír tu linda voz. ¿Cómo has estado?—preguntó con alegría.
—estoy bien, papá. ¿Cuándo vas a venir a vernos? ¿Ya no nos amas?
—es algo complicado, mi niño. ¿Sabes? Hay tantas cosas que quiero contarte, pero sabes que no puedo, porque mamá no quiere que me acerque a ti. Pero tú sabes que te amo, mi amor—expresó el azabache.
—¿por qué no tratas de hablar con mi mamá? Estoy seguro de que él va a entender. Tú no quieres hacer nada para perjudicarnos, ¿verdad?
—claro que no. Yo lo único que quiero es poder estar contigo. Eres mi hijo y te adoro.
—yo también, papá. ¿Podemos vernos hoy?
—es muy arriesgado, mi amor—expresó el azabache con dolor. Lo que más deseaba era tener a su hijo entre sus brazos.
—no, puede ser cuando mi mamá se vaya a trabajar. Por favor, papá. ¿Sí?—suplicó el pequeño.
—está bien. Más tarde iré a verte. Pero no le digas nada de esto a mamá, ¿de acuerdo?
—sí, lo prometo. Nos vemos al rato—se despidió el pequeño y le regresó el celular a Zen.
—bien, ya oíste a Svan. Él quiere verte esta noche. Así que esto es lo que haremos…
***
Más tarde, a eso de las cinco de la tarde, Yokozawa se fue al trabajo y dejó al pequeño a cargo de Kirishima, quien estaba muy atento para que este no volviera a la casa.
—¿ya, ya es hora, Zen?—preguntó el pequeño con impaciencia.
—ya es la hora, pequeño. Vamos, tenemos que ir a ver a tu mami—habló sin pensar.
—¿no íbamos a ver a mi papá?—preguntó confundido.
—eh, bueno, es una larga historia. Ahorita que estemos con Takano, él te lo explicará todo. Vamos—el niño asintió y los dos salieron de la casa. Frente a la casa había un pequeño parque y ahí vieron al azabache, sentado en una banca. Pero también iba acompañado de otra persona.
—¡papá! ¡Papá!—exclamó el niño, feliz, y se lanzó a los brazos del azabache. Este lo recibió con los brazos abiertos. Lo besó en las mejillas y acarició sus cabellos.
—muchas gracias por traer a mi hijo. Te lo agradezco mucho—miró al castaño con lágrimas en los ojos. Fue ahí donde Zen entendió que estaba diciendo la verdad. Entonces… Yokozawa estaba mintiendo.
—papá… ¿quién es él?—preguntó el pequeño señalando a un hombre alto, de cabellos plateados.
—ah, él es mi… mi pareja. ¿Sabes, pequeño? Hay algo que tengo que contarte…
—¿así que esto era lo que ambos me estaban ocultando? Viéndote a escondidas con este sujeto—habló el peli azul llegando a la reunión. Todos lo miraron, sorprendidos.
—¿mamá?—preguntó el pequeño, asustado. Jamás había visto al peli azul tan alterado.
—vámonos ahora mismo, Svan. Tengo muchas cosas de que hablar con Zen—tomó la mano del pequeño y lo llevó de nuevo a la casa. Masamune miró al castaño y se disculpó con la mirada.
—no te preocupes. Buscaré la manera de que le expliques todo a Svan. Ahora tengo que irme. Nos vemos—se despidió rápidamente y fue detrás del menor.
—vete a tu habitación, hijo. Tengo que hablar con Zen—respondió serio.
—pero, mamá…
—te dije que te fueras a tu habitación. Por favor, Svan. No te lo voy a volver a pedir—el pequeño se fue a su habitación con los ojos tristes y la cabeza agachada.
—bien. Me gustaría que me explicaras por qué motivo mi hijo estaba hablando con ese hombre y peor aún, contigo a su lado. Creí haberte dicho que no lo quería cerca de Takano. ¿Qué mentira te dijo? Ya sé, que él es la madre de Svan y fui yo el que se lo quito cuando nació. No puedo creer que hayas caído en esa trampa. Entiéndelo, Masamune te utilizó. Yo jamás sería capaz de hacer una barbaridad como esa. Svan es mi hijo, nacido de mis entrañas. Jamás, jamás sería capaz de dejar que alguien me arrebate a mi hijo de mis brazos—Zen lo miraba con incredulidad. Buscaba cualquier signo de duda en su rostro, pero nada, no encontró absolutamente nada. ¿Quién de los dos estaba diciendo la verdad?
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Desgracia
RomanceUn problema muy grande acaba de surgir en la vida de Kirishima Zen. Un terrible incendio ha devastado su hogar, ha perdido a su familia y se ha quedado solo en el mundo. Tendrá que ingeniárselas para poder sobrevivir y salir adelante. ¿Cuál crees qu...