Capítulo XII. Problemas

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Capítulo XII. Problemas

—¿qué es lo que vamos a hacer? No podemos quedarnos de brazos cruzados sabiendo que no hemos hecho nada malo. Yokozawa nos va a seguir buscando y me da miedo que pueda hacer algo en contra de nuestro niño—expresó el azabache con preocupación. En ese momento el pequeño se despertó y miró a su mamá. Se dio cuenta de que estaba preocupado.

—¿mamá?

—¿qué pasa? ¿Te desperté? —le preguntó con voz dulce.

—¿por qué estás preocupado? ¿Por qué tuvimos que escapar?

—es complicado, mi pequeño. Tu padre está tratando de separarte de mis brazos. Te voy a contar lo que pasó. Nada de lo que él te haya dicho es cierto—dicho esto, Takano le contó al pequeño todo lo que había vivido al lado de aquel hombre al que tanto deseaba olvidar, pero se lo impedía, al no dejarlo ver a su hijo.

El pequeño estaba sorprendido y de la nada se soltó a llorar. No se le hacía justo que haya sido separado de su verdadera madre por tantos años. Y lo que se le hacía más injusto, era que su mamá había sufrido por eso durante tantos años.

—Zen, ¿te puedo pedir un favor? —el castaño asintió.

—¿puedes investigar sobre esta persona? —le mostró la foto de alguien. El castaño la miró detalladamente. La tomó con su mano y la examinó más de cerca.

—¿qué quieres saber con exactitud?

—quiero saber dónde vive, a qué se dedica. Pero, sobre todo, quiero saber cuál es su verdadero nombre...

***

—¡desgraciados! Esta vez lograron salirse con la suya, pero no me han derrotado. Jamás van a poder derrotarme. ¡Jamás! —exclamó con coraje y caminó hacia una mesita que había cerca. En esta había una foto del pequeño Svan. La tomó y la arrojó al suelo. El vidrio de la foto se estrelló y algunos pedazos cayeron en el piso. —¿por qué? ¿Por qué quieren quitarme a mi hijo? Él es mío y sólo mío—expresó fuera de sí. Comenzó a imaginar cosas y su mente era un caos completamente. Logró calmarse un poco y después comenzó a buscar algo en su computadora.

—lo tengo—murmuró con voz triunfadora. Salió de la casa y caminó sin rumbo por un buen rato. Hasta que llegó a la casa de los padres de Takano. Tocó el timbre y esperó a que alguien saliera. Nadie salió. ¿Es que acaso ya nadie vivía ahí? Entró cuidadosamente, dándose cuenta de que todo en la casa estaba revuelto, sucio. No había nada más que polvo y escombros. Salió de ahí y se puso a pensar.

—¿dónde demonios está mi hijo? Tengo que ir a la policía nuevamente. Ellos tienen que encontrar a mi hijo. Sí, eso haré—estaba decidido a recuperar a su pequeño hijo. Llegó a la estación de policía y tomaron su declaración, esta vez iba en serio. Los oficiales se movilizaron y comenzaron a rodear la zona. No los dejaría escapar tan fácilmente. Se vengaría de esos dos que le habían arrebatado al pequeño.

—¿sabe quiénes son los culpables? ¿tiene una foto de ellos? —pregunto el que le estaba tomando la declaración.

—sí, tengo una foto del padre de mi hijo—rápidamente buscó una foto en su cartera y se la enseñó—. Del otro sujeto no tengo ninguna, pero se lo puedo describir—rápidamente describió las características físicas del castaño y todos comenzaron a pegar volantes, con las caras de ambos chicos. Eran buscados por el secuestro de un niño, de cuatro años, de nombre Svan.

El que lo había atendido le aseguro que encontrarían al pequeño pronto y que estuviera tranquilo.

—bien. Pronto tendré a mi pequeño en mis brazos—sonrió de manera malvada y salió de la estación—. Todos van a pagar por haberse metido en mi camino, sobre todo tú, Kirishima Zen...

DesgraciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora