—¿mamá?
El peli azul, que estaba en ese momento inmiscuido en sus pensamientos, se dio la vuelta para ver al niño.
—¿Qué pasa? —miró al niño con una sonrisa.
—¿es verdad que Kirishima quería hacerme algo?
—es cierto. Él es muy malo. Descubrí los siniestros planes que tenía junto a tu padre.
—¿también mi papá? —preguntó asustado.
—así es. Papá también es malo. Por favor, pequeño, no quiero que vuelvas a encontrarte con ninguno de ellos.
—¿Por qué, mamá? ¿Qué es lo que buscan?
—ellos quieren separarte de mis brazos. Verás, te voy a explicar lo que pasó…
—¿en serio? ¿estás esperando un bebé? No puedo creerlo. O sea, ¿piensas que yo soy un tonto?
—¿de qué estás hablando? Este niño es tuyo. ¿Cómo es que me cuestionas si el niño es tuyo? Claro que lo es. No he estado con nadie más.
—por favor, ¿me quieres tomar por idiota? Yo sé perfectamente que estás con otro. Me engañas de una manera tan descarada.
—¿de qué estás…?
—por favor, Takafumi, acepta que estamos juntos. Tu pronto exnovio no nos dirá nada. Vamos, es hora de que le digas la verdad.
—muy bien, tienes razón. Sí, te fui infiel. ¿y sabes el porqué? Porque no me satisfacías. Eres pésimo cuando se trata de sexo. Eres lo peor que ha existido en mi vida. Me das asco. ¿sabes? Tu hermano lo hace mucho mejor. Me encanta cuando él me toma con tanta pasión. Es el mejor en la cama. Tú eres patético. Y sí, me iré con él, porque sí puede satisfacerme como me lo merezco. Hasta nunca—se despidió el peli azul. Su ahora exnovio se encontraba estupefacto. ¿Qué demonios había sido eso? ¿en serio lo había engañado con su hermano? Eso significaba entonces que…
—entonces tú engañaste a mi papá—expresó el pequeño. Su semblante se veía serio y miraba con odio a aquel que lo había dado a luz.
—él no es tu papá. De hecho, yo ni siquiera soy tu mamá…
***
Capítulo X. ¿verdad?
—él no es tu papá. De hecho, yo ni siquiera soy tu mamá…
—¿Qué? —preguntó el pequeño más que aterrado. La mirada del peli azul cambió completamente. Ahora parecía que su mente estaba desconectada. Sus pensamientos no eran claros. Sonrió con malicia al ver al pequeño tan asustado. Parecía que estaba divagando. Por un momento se quedó mirando a la nada.
—¿mamá? —en ese instante reaccionó. Estaba confundido.
—¿Qué ocurrió? ¿Por qué te has puesto así de repente?
—¿ponerme así? No sé de qué hablas—salió de la casa y cerró la puerta con seguro. El pequeño no sabía lo que estaba sucediendo, pero estaba asustado. No tenía idea de lo que estaba sucediendo. Debía hacer algo para salir de ahí. El peli azul no estaba en condiciones para cuidar de él. A parte, se había marchado.
—¿Qué es lo que haré? ¿Qué hago para salir de aquí? Mi mamá… ni siquiera sé si es mi mamá, me encerró aquí. ¿Qué hago? ¡ya sé! Llamaré a Kirishima—expresó el pequeño con alegría, aunque después de pensarlo mejor se entristeció—. Pero le dije cosas feas a Kirishima. De seguro me odia. No importa, lo llamaré—comenzó a buscar en las cosas del peli azul y por fin encontró el aparato que tanta falta le hacía. Marcó el número del castaño y este respondió casi enseguida.
—¿Qué es lo que quieres? —preguntó el castaño de mala manera.
—¿Zen? —habló el pequeño.
—¿Svan? ¿Qué ocurre, pequeño? ¿Cómo es que me llamas? ¿pasó algo?
—lo siento, Zen. Nunca quise hablarte de esa manera. Estaba equivocado.
—¿de qué hablas, pequeño?
—mi mamá me encerró en la casa. Tengo miedo de lo que pueda hacer. Por favor, ven a rescatarme. Tengo miedo—sollozó.
—¿Cómo? Claro que iré. No te muevas de donde estas. Mejor, busca un lugar seguro donde esconderte y espérame, ¿sí?
—sí, por favor, ven pronto—le suplicó. Ambos colgaron y el pequeño corrió hacia su armario. Escondió el celular en su bolsillo y él se cubrió con la ropa que había en el mueble. Estaba muerto de miedo, quería que Kirishima llegara rápido y lo sacara de aquel lugar. Quería que aquella pesadilla se acabara pronto. ¿Quién era ese sujeto peli azul al que llevaba llamando mamá durante cuatro años? ¿acaso este lo había estado engañando?
—eso quiere decir que… Masamune es mi mamá—pensó el pequeño. Estaba sorprendido.
En ese momento, sus pensamientos se vieron interrumpidos al escuchar el sonido de la puerta principal siendo abierta. Su corazón se detuvo por un momento. Escuchaba los pasos suaves y lentos de alguien.
—¿Dónde estás mi pequeño Svan? —escuchó la voz del peli azul cerca de la puerta de su habitación. Se puso nervioso y el corazón comenzó a latirle con fuerza—. Sabes que no me gusta jugar a las escondidas. Te daré hasta tres para que salgas—el pequeño no se movió de su lugar y solamente se hizo bolita—. ¿no saldrás? Bien, uno… dos… dos y medio… no quieres hacer enojar a mamá, ¿verdad? —su voz sonaba distinta. Ahora era más grave y siniestra.
—mami, ven a salvarme—pensó el pequeño. En ese instante el peli azul se decidió por entrar a la habitación. Le dio una ojeada rápida a la habitación, pero no encontró nada sospechoso. Sonrió al darse cuenta de algo.
—ay, mi hermoso Svan, pensaste que no me daría cuenta—se acercó al armario de manera silenciosa y, cuando estaba a punto de abrir la puerta, se escuchó el sonido del timbre sonar con insistencia. Suspiró profundamente y se alejó de ahí hasta salir de la habitación. El pequeño suspiró con alivio y en ese instante recibió un mensaje al celular.
—“estoy justo afuera de tu habitación. Sal con cuidado por la ventana. Me aseguraré de atraparte. Tu mami está conmigo también”—el mensaje era de Kirishima. ¿su mamá estaba ahí? ¿era Masamune? No importaba. Tenía que salir pronto.
Se quitó los kilos de ropa que tenía encima y guardó el celular en su bolsillo nuevamente. Se acercó sigilosamente a la ventana y la abrió. Se asomó por esta y efectivamente, abajo estaban tanto Kirishima como Takano. Ambos lo miraban con angustia.
—vamos, pequeño, salta—le pidió el castaño. Este lo esperaba con los brazos abiertos. Masamune se veía asustado. Svan no lo pensó mucho para saltar y cayó en los brazos del castaño. El azabache se acercó a ellos y abrazó a su niño con alegría.
—mi niño, mi niño—sollozó con fuerza. Tomó al pequeño entre sus brazos y lo abrazó.
—mamá, cálmate—le pidió el pequeño. Eso sorprendió a ambos chicos, quienes se miraron.
—¿tú me llamaste mamá?
—eres mi mamá, ¿no?
—claro que sí. Soy tu mamá—lloró con más fuerza. Al fin podía decirle la verdad al pequeño.
—debemos irnos ya. Yokozawa podría darse cuenta en cualquier momento. Vámonos—sugirió Zen. Masamune asintió y todos entraron al automóvil del azabache. Comenzó a manejar y Zen iba en el asiento del copiloto.
—¿qué fue lo que ocurrió, mi amor? ¿Por qué te estabas escondiendo de Yokozawa? ¿Quería hacerte algo?—preguntó el castaño.
—fue muy extraño. Comenzó a portarse de una forma muy extraña. Parecía como si fuera otra persona. Me dio miedo cuando se acercó al armario. Pensé que me atraparía. Gracias por venir a rescatarme.
—mi pequeño, cuando lleguemos a casa quiero que me cuentes todo lo que pasó, ¿de acuerdo? No te preocupes por Yokozawa, él ya no puede hacerte daño—el pequeño asintió y después de un rato terminó dormido.
—no puedo creer que haya sido capaz de lastimar a mi niño. Pero él está conmigo ahora y no voy a dejar que nada ni nadie me lo vuelva a arrebatar...
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Desgracia
RomanceUn problema muy grande acaba de surgir en la vida de Kirishima Zen. Un terrible incendio ha devastado su hogar, ha perdido a su familia y se ha quedado solo en el mundo. Tendrá que ingeniárselas para poder sobrevivir y salir adelante. ¿Cuál crees qu...