Capítulo II. Dolor

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Capítulo II. Dolor
Narra Kirishima
Estoy completamente desconcertado. ¿Qué se supone que voy a hacer ahora? Acabo de quedarme solo en el mundo. No sé si voy a poder sobrevivir a mi soledad. Ha pasado una semana desde el incendio y este no ha dejado nada. Es más, los cuerpos de mi familia han sido totalmente calcinados. No ha quedado nada. Ni siquiera podré darles un digno entierro. ¿Qué es lo que haré con mi vida?
Mientras iba de camino hacia la escuela, un letrero en una casa llamó mi atención. Me acerqué más y pude leer con más atención.
Se solicitaba un cuidador de niños, que fuera mayor de 18 años y podía ser de cualquier género. Se solicitaba de lunes a viernes y la paga… la paga no era tan mala. Creo que podría intentarlo. Veamos…
Toqué el timbre y enseguida me abrió un chico. Es casi de mi misma edad. Tiene el cabello corto, oscuro y con tono azulado. Sus ojos son de un color gris y con destellos azules. Es bastante alto y se ve serio. 
—¿sí? ¿Qué se te ofrece?—me preguntó en un tono un tanto seco. Me da algo de miedo hablarle.
—vengo por el anuncio que esta pegado en la puerta—respondí con nerviosismo.
—ay, qué bueno. Muchas gracias. Hace tanto que tengo pegado ese anuncio, pero nadie había venido. Por favor, entra—cambió esa expresión de frialdad y se puso alegre de repente. Qué extraño.
Entré a la casa. Es pequeña, pero se ve que la tiene muy bien cuidada. Caminé hacia el interior y fui a la sala. Él se sentó frente a mí, pero antes me ofreció un vaso con agua y lo acepté.
—muy bien. Antes que otra cosa, ¿cuántos años tienes?—me preguntó.
—tengo 20 años. Aquí está mi identificación—le enseñé mi credencial y la tomó.
—¿en serio? Qué coincidencia. Yo también tengo 20 años. Los acabo de cumplir hace poco. Bueno, ten—me entregó de nuevo mi identificación—. ¿Por qué es que estás buscando un trabajo como este?
—bueno… hace unos días… un incendio terminó con mi casa. Además de que se llevó a mi familia. Estoy completamente solo en el mundo y quisiera tener aunque sea un pequeño trabajo para poder sobrevivir, al menos hasta que termine de estudiar y pueda conseguir un trabajo mejor.
—lo siento. No quería hacerte recordar algo tan horrible. En ese caso, puedes quedarte con el trabajo. Nadie más ha venido, así que el trabajo es tuyo.
—muchas gracias. Haré mi trabajo lo mejor posible.
—confío en que así será. Muy bien, déjame presentarte a mi niño—se levantó del sillón y caminó hacia el piso de arriba. Me quedé sentado en la sala y sólo mire las cosas que hay ahí. Minutos después bajó él, con un niño en brazos. Se ve ya un poco mayor.
—él es mi hijo. Se llama Svan (nombre de origen noruego. Significa: cisne). Tiene cuatro años—el niño me miró a mí y después al peli azul.
—¿quién es él, mamá?—le preguntó el pequeño. Ya veo, el chico debió embarazarse cuando aún era menor de edad. ¿Y qué habrá sucedido con el padre?
—él será tu niñero, por así decirlo, mientras mamá va a trabajar. No te preocupes, es un buen chico. Por cierto, no te lo pregunté, pero ¿cuál es tu nombre?
—me llamo Kirishima, Kirishima Zen—saludé al niño. Este se ve muy tranquilo. Espero que no me dé tantos problemas.
—bueno, entonces este será tu primer día. Así que puedes sentirte en casa. Debo ir a arreglarme para el trabajo. Si tú o Svan tienen hambre, hay comida en el horno. Casi siempre lo baño a eso de las siete de la noche y su hora de dormir es a las nueve. Procura que se cepille los dientes y también hay veces en las que le cuesta mucho trabajo dormir. Si eso sucede, léele un cuento—me instruyó. Estoy tratando de memorizar todo lo que me dijo.
—tendré en cuenta todo lo que me has dicho. Puedes irte tranquilo—le sonreí para calmarlo. Me devolvió el gesto y se acercó al pequeño para despedirse.
—mamá tiene que irse ya, así que pórtate bien y hazle caso a Zen, ¿bien?—lo escuché decirle al niño.
—sí, mami. Nos vemos mañana—se acercó al peli azul y le dio un beso en la mejilla.
—muchas gracias, Zen. Nos vemos mañana—se despidió él.
—hasta mañana—me despedí también y él se fue. Espera un momento, ni me dijo su nombre. ¿Cómo se supone que lo localice si ni siquiera sé cómo se llama? Demonios. Bueno, como sea. Nada malo va a pasar, ¿verdad?

DesgraciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora