Capítulo V. Amor

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Capítulo V. Amor
Yokozawa fue quien se aventuró a seguir con el beso, enredando sus brazos en el cuello de Kirishima y atrayéndolo más y más a su cuerpo. Quería sentirse amado y él también quería tener la libertad de amar. El beso paró un instante, pero inmediatamente después volvieron a unir sus labios en una insistente batalla de lenguas.
Comenzaron también a deshacerse poco a poco de las prendas que había en sus cuerpos y ambos se miraron un momento.
—todo de ti es tan perfecto. Eres una persona tan hermosa y estoy seguro de que tú te mereces todo, incluso el amor de alguien—expresó el castaño acariciando el rostro del peli azul, que se sentía feliz al escuchar las palabras de amor de aquel chico.
—eres la primera persona que me dice ese tipo de cosas. Ni siquiera Masamune…
—no hablemos de él ahora. Este momento es sólo para nosotros dos. Olvídate de todo—volvió a besar los labios del peli azul y esta vez lo acostó sobre el colchón. Se colocó encima de él y dejó sus labios un instante para deslizarse a besar su cuello. Este no perdió el tiempo y también acarició sus suaves cabellos castaños y se dejó llevar por aquellas caricias. Zen siguió su camino y continuó besando el cuello, hombros, pecho, abdomen, toda la piel al descubierto del peli azul.
—mamá—se escuchó la voz de un pequeño niño. Inmediatamente ambos detuvieron lo que estaban haciendo y Yokozawa se reincorporó de la cama, cubriéndose.
—Svan. ¿Qué estás haciendo aquí, mi niño? ¿No puedes dormir?—preguntó el peli azul acercándose a su hijo. Este extendió los brazos para que Yokozawa lo cargara.
—mamá, ¿por qué no puedo ver a mi papá?—preguntó el pequeño. Yokozawa se puso nervioso.
—pues… es difícil de explicar, mi amor. Papá siempre está lejos de nosotros porque…
—¿no quieres a mi papá?
—no es eso. Tu papá es una persona un poco difícil de tratar. El tiempo que estuve con él fue algo complicado para mí.
—¿qué pasará si él intenta entrar de nuevo a la casa? ¿Tendremos que huir de nuevo?
—no lo haremos esta vez. Lo enfrentaremos juntos y saldremos adelante unidos—besó la frente del pequeño y este esbozó una sonrisa.
Finalmente, este llevó al pequeño nuevamente a su cuarto y al regresar al suyo, aún estaba Zen sentado sobre la cama.
—¿qué estás haciendo aún en mi habitación? Será mejor que te vayas. Ya es un poco tarde y debemos descansar—habló el peli azul tratando, a toda costa, de no mirar al otro a los ojos. Kirishima se fue de la habitación sin siquiera despedirse ni nada. Mañana sería otro día.
***
A la mañana siguiente, todos se levantaron muy temprano y Zen fue quien ayudó al pequeño a cambiarse para ir a la escuela. Él también debía llegar temprano, ya que tenía un examen que presentar. Desde que se habían levantado, hasta el momento de tomar el desayuno, Zen no le dirigió la palabra a Takafumi y este se mostraba dolido. Casi a punto de irse, Yokozawa logró retenerlo un momento en la cocina.
—Zen—lo llamó.
—¿qué ocurre?—preguntó en un tono bastante frío, lo que logró que el menor se sintiera mal.
—¿estás molesto conmigo?
—claro que no. ¿Por qué razón tendría que estar molesto?
—entonces, mírame cuando te hablo—se acercó a él y se posicionó justo enfrente. Kirishima levantó la mirada y esta chocó con los hermosos ojos del peli azul.
—fue por lo que pasó ayer, ¿verdad?—preguntó el menor.
—¿de qué hablas?
—¿así que has decidido olvidarlo?—volvió a preguntar, con molestia.
—¿olvidar qué?
—eres un tonto. Muy bien, entonces, será mejor que yo también lo olvide—se dio la vuelta para irse, pero antes de que pudiera avanzar otro paso, su cintura se vio envuelta por los fuertes brazos del castaño. Este se aventuró a besar su cuello de una manera muy provocativa y sus manos se colaron por entre sus ropas para comenzar a acariciar su cuerpo.
—no te entiendo. ¿Por qué estás haciendo esto ahora?—preguntó el menor siendo abrazado por el castaño.
—creí que era bastante obvio. Yo estoy enamorado de ti. ¿Es que acaso no te habías dado cuenta?
—¿c-cómo? ¿Enamorado? ¿Estás bromeando, verdad?
—¿porque motivo bromearía con algo así?
—esto no puede ser cierto. Apenas nos conocimos ayer. ¿Cómo puedes estar tan seguro de que estás enamorado de mí? No, yo creo que lo que tú quieres es jugar conmigo y solamente quieres acostarte una vez y después botarme. Así como lo hizo Masamune.
—no pienses que todos somos iguales. A mí me educaron de una manera muy distinta. Me enseñaron a respetar a todos y a ayudar a las personas siempre que pudiera. No pienses que quiero acostarme contigo simplemente porque tienes una cara bonita. Mis sentimientos van más allá, pero no creo que seas capaz de entenderlo...
—¡mamá! ¡Mamá!—exclamó el pequeño entrando a la cocina de manera eufórica. Ambos adultos se alejaron y fingieron que nada había pasado.
—¿que pasa?—preguntó el peli azul.
—mamá, se está haciendo tarde para ir a la escuela—explicó el niño.
—es cierto. Vamos, Svan. Se nos está haciendo tarde. Zen…
—no se preocupen. Me iré en un rato. Váyanse ya, o llegaran tarde—habló en tono indiferente. El menor se sintió herido antes aquellas palabras.
—¿al rato me vas a leer un cuento?—preguntó el pequeño.
—claro que sí. Nos veremos más al rato—se despidió el castaño y Yokozawa y el pequeño se fueron.
Minutos después, cuando Zen ya estaba por salir de la casa, el timbre sonó y de inmediato fue a ver de quién se trataba. Se llevó una desagradable sorpresa.
—hola, buenos días. Soy Takano Masamune…

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