7. ¡No!

3 1 0
                                    

Vieron a Anakin Skywalker emerger de la lava, más muerto que vivo, Wyatt echó una ojeada a Audrey sentada a su lado en el coche, él había llevado las cervezas y ella las palomitas, pero pese a ser un paquete de seis no había pensado que la chica bebiera más de una, sin embargo, en ese momento estaba apurando la segunda. Llevaban un mes en esa relación tan extraña, eran amigos como antes, pero se morreaban cada dos por tres, creía que no eran novios o algo así, ella no había dicho nada de eso y él un mes entero sobreviviendo a besos habría tenido la mesa llena de denuncias por parte de sus huevos. Él nunca había tenido una novia o alguna clase de relación con alguien, había pasado de ser poco más que un niño feliz jugando al lacrosse a caer en el mundo de las drogas y la depravación en un intento de huir de sus problemas, de modo que eso que tenía con Audrey, lo que quiera que fuera, era muy raro y frustrante, pero por la única amiga que tenía en mucho tiempo aguantaría hasta que ella mostrara interés por algún progreso.

La película llegó a su fin y los espectadores del autocine del pueblo pusieron sus motores en marcha para ir a otro lugar, él también lo hizo aunque sólo pensaba moverlo fuera de ese parking o sabía que los empleados los echarían, hacía una buena noche de principios de junio.

—¿Contenta de ver cómo termina una saga después de tantos años? —preguntó Wyatt, aunque la había visto poner múltiples caras que le decían que la película había sido una decepción.

Audrey negó con la cabeza llevándose unas últimas palomitas a la boca y masticó casi con rencor hacia los pobres tentempiés.

—Ha sido un desastre de película, ya me lo esperaba viendo las otras dos, pero... ¡horrible! Lo mejor ha sido ver a Anakin, porque hay que reconocer que está buenísimo, pero lo demás... —se lamentó suspirando largamente y mirando a su amigo mientras movía el coche—. Una decepción.

Wyatt chasqueó la lengua y aparcó a un lado del área del cine.

—Así que sólo por el tío desmembrado y Padme.

—Eres un pervertido —bromeó sacándole la lengua, aunque sabía que era justamente lo que ella había dicho.

—¿Yo? Si eres tú a la que le pone ver tíos desmembrados —la molestó.

Ella se llevó una mano al pecho fingiendo ofensa, pero acabó riendo divertida.

—Está bueno, no hay nada más que decir.

—Eres una obsesa, ¿y tú eres una casi graduada? Qué peligro van a dejar suelto.

—Creo que por eso me lleva mi padre de viaje, intenta enseñarme mundo para que no me descontrole del todo —rio y soltó un pequeño suspiro—. Salimos mañana en cuanto acabe la graduación. Vas a venir, ¿verdad? —Aún no se creía que el curso se acabara, que se fueran a separar aunque eso no quería decir que perdieran el contacto, o eso esperaba ella, quería a Wyatt más de lo que había querido a nadie.

—¿No vas a quedarte a la gran celebración con todos tus queridos compañeros? —bromeó, aunque le apenaba saber que al día siguiente a esas horas ella ya no estaría y no sabía cuándo volvería a verla, o si volvería a hacerlo—. No sé, sin fiesta... ¿tengo que ir?

—¿Acaso me has visto cara de animadora de repente? —preguntó y estiró una mano para coger la de él—. Me gustaría que estuvieras conmigo —murmuró—. Aunque sólo nos separemos durante el verano porque después, en cuanto entre en la escuela de música tendrás que venir a verme.

—Pues ya que preguntas lo de dar saltos todo emocionada ya lo tienes, sólo te faltan los pompones —se burló—. Pero haré un esfuerzo e iré, me pondré mis pantalones de los exámenes, para que vean que me lo tomo muy en serio —bromeó y le guiñó un ojo. No pensaba meterse en un traje, tampoco tenía uno.

Caramelo de limónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora