CAPITULO TREINTA. SACARME EL CUCHILLO Y DARME EL VENENO

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A pesar de que el año nuevo no había comenzado como deseé, debo de admitir que Aleix ha hecho mis días amenos. Mientras riego las plantas, él juega con los caballos y me cuenta acerca de su primer pony, sacándome carcajadas de más, mientras plancho la dobla, él la dobla mientras me cuenta de su viaje favorito (¡ese brillo en sus ojos!) Y como olvidar cuando estaba cocinando un pastel de chocolate (que él me pidió, mejor dicho, me exigió) y Aleix comía todo lo que yo iba dejando al lado.

—Ajá—le dije, mientras batía la mezcla, invitándolo a que siguiera contándome acerca de su primer amor.

—Pero ella insistía en que no se sentía segura. Llevábamos 7 meses saliendo y yo ni siquiera podía tomarla de la mano, pero bueno... lo entendí; Carolina venía de una familia reservada, quizás era por eso. Nunca la presione ¿sabes? Quizás el contacto físico es necesario, pero a mi me bastaba con ver esos ojos brillas y ¡Dios! —sonrió, recordando y yo ladee una sonrisilla—Esa risa, tan... delicada... tan especial. Tan ella.

»Pero la burbuja se reventó, y un día ella decidió que seguiría los pasos de su hermana e ingresaría al convento. Me lo dijo temerosa, pero yo sabía que era lo que ella anhelaba; por lo que ella había nacido, así que la acompañe a preguntar y en todo el proceso estuve ahí, y cuando se marchó... Nunca creí que extrañaría tanto una sonrisa—Lo miré fijamente, Aleix estaba hundido en sus pensamientos— Después de 3 meses recibí una llamada, "¿Hablo con Aleix?" "Soy yo" "Carolina..." y el silencio basto. Hubo un incendio en el convento y Caro no logró salir.

—Yo... realmente me imagino lo duro que fue para ti, ¿cómo despedirse de alguien que amas?—le acaricié la espalda—Pero es hermoso ver como te brillan los ojos cuando hablas de ella, de verdad creo que era un ser maravilloso.

Aleix sonrió sin mostrar los dientes, era una sonrisa nostálgica.

—Lo era.

Y me arrebato la cuchara, para probar la mezcla.

»Perfecta.







La lluvia golpeaba mi ventana, el reloj marcaba las dos de la madrugada y no conseguía dormir. Mis pensamientos estaban dispersos, en Cole, en Aleix, en Carolina, en Cole...

¿Un amor de invierno?
¿Acaso a eso se limita mi valor?
¿Realmente me quiso?

El pecho me dolía. O más bien, el corazón, pero me negaba a soltar una lágrima.

Llorar nunca solucionaba nada.

El ruido de la puerta me sobresalto, y rápidamente me incorpore, prendí rápidamente la lamparilla de buró y me encontré con Cole recargado en la pared, fumando.

—¿Qué haces aquí?—Pregunté después de un rato, solo me observaba y daba caladas a su cigarrillo.

—¿Qué haces despierta?

Suspiré y masajeé mis hombros—Vete—aclaré mi voz y miré a otro lado—Vete, por favor.

¡Y seguí ahí, fumando y viéndome!

Sentí tanta rabia, que no pude evitar levantarme de la cama y empujarlo.

—¡Que te vayas! ¡¿No entiendes?!—escupí con rabia y él solo rio—¡Joder! ¡¿Quién carajos te crees, eh?! Me usas, vuelves, ¡¿qué quieres?! —lo volví a empujar, y este tomó mis manos y las alzó sobre mi cabeza, dio un raro giro haciéndome quedar contra la pared—¡¿Qué quieres de mi?!—musité ya sin fuerzas, con las tontas ganas de volver a llorar a flor de piel...

»De verdad... Cole... yo también merezco ser feliz. Yo también quiero ser amada—susurré, con la voz cortada—Y tú... con estos juegos...

—Tú mereces todo, Gretel—junto su frente con la mía, y ambos nos miramos fijamente a los ojos— y yo no valgo nada.

Yo estaba lloriqueando un poco, todo esto me afectaba tanto... solo quería que me dejara, solo quería que...

Sus brazos me envolvieron y me levantaron, y sin poder evitarlo enrollé mis piernas en su cintura, así, nos conduce hasta mi cama, en la cual se sienta y me mira fijamente.

—Estos tres días han sido los peores días de mi vida, ¿cómo le explicas al corazón que ya no debe de querer? No se puede, o yo no pude. Lo hago, Gretel, eres a la primera y a la única mujer que quiero, y a la única mujer que realmente deseo tener a mi lado, no me imagino envejeciendo en otros brazos que no sean los tuyos, no lo quiero...

»Pero sé que las decisiones que debo de tomar, son difíciles, no sólo soy yo ¿sabes? Hay muchos acuerdos detrás de todo esto... mucho dinero.

Y ahí estaba, el problema de mi vida, el dueño de mis pesadillas

El
Maldito
Dinero

Cole me sujeto más fuerte contra él, acercó sus dedos a mis mejillas y cuidadosamente limpio mis lágrimas.

—Mi hermosa princesa, ¿cómo pude hacerte tanto daño? —susurro, mientras escondía su cabeza en mi cuello, tome su rostro entre mis manos y le dije:

—Cole, yo te quiero.

Sentí entonces sus labios, buscarme con necesidad y nos unimos en un beso lento, en donde me transmitía lo que él sentía, comencé a acariciar su pecho, y él mi cintura.

Bajo sus labios a mi cuello, y yo ladee la cabeza dándole la bienvenida.

—Déjame hacerte mía, déjame curarte las heridas que provoque...

¡Oh, Cole!
Debiste advertirme que lo único que harías, sería sacarme el cuchillo y darme el veneno.

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Buenas buenas :)
Les dejo un capítulo un poquísimo intenso, muchísimas gracias a todas por mensajes TAAAAAN preciosos, de verdad que mi corazón se pone muy muy feliz y todos los leo con muchísimo cariño, les mando un beso y un abrazooooo 🤍

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⏰ Última actualización: Dec 30, 2020 ⏰

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PIEL MORENA. ®️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora