CAPÍTULO VEINTITRES. BESOS EN LA FRENTE

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Sentir los labios de Cole en mi frente.

Quería sentirlos toda la vida.

Desde aquella confesión de un Cole ebrio, nuestra "relación" ha dado un giro de 180 grados. No hay día que no nos escabullamos por los días para vernos por lo menos unos minutos, y no hay noche que él no me de un beso antes de dormir.

Nunca me había sentido tan feliz, realmente. Estar con Cole, me devolvía la vida: había días que hablábamos de todo, otros en los que las palabras estaban demás.

Y yo lo quiero tanto.

—¡Despierta! —Mika me trono los dedos y volví a la realidad, ella me miraba atónita.
—¡Gretel! Por el amor de Dios, estás ida.

Negué y ella soltó una risa sin gracia—La comida ya debe de estar, sabes que te ira mal si no llega en menos de 5 minutos en el plato del señor Erne.

—¡Voy! Esto ya casi está—asegure, nerviosa, me aproxime a las ollas.

—Últimamente estás muy ida, Gret—dice, suspirando—perdóname por portarme así pero... estoy un poco preocupada por ti—admitió y yo fruncí el ceño.

—¿Por?—dije, probando un poco de mi salsa. Exquisita.

La última vez que estuviste así...—no continúo, y no hacia falta que lo hiciera para entender a lo que se refería. Y sentí un vacío en mi corazón.

—No es nada, Mika, te lo juro—le regalé una sonrisa triste—yo ahora sé que ya no sufre más.

Ella asintió y me brindó un abrazo. Una pequeña lágrima salió de mis ojos.



El reloj marcaba las 12:30 en punto. El frío viento golpea mi corto cabello, pero realmente no presto atención, muevo el pie con ansiedad, hasta que veo una sombra aproximarse.

La poca luz de la luna ilumina su rostro y sin poder evitarlo corro a encontrarme con él, le tomo el cuello con mis brazos rodeándolo, y el se sujeta de mi cintura. Nos fundimos en un beso y al soltarlo, veo un destello en sus ojos.

Y ahí está, esa sonrisa.

Esa maldita sonrisa tan perfecta.

—¿Me extrañaste, cielo?—pregunta coqueto, y yo río bajando la mirada avergonzada.

—La espera me parecía eterna, señor—admito, y él me toma el rostro.

—Me alegra saber que no soy el único que lo ansiaba—deposita un vasto beso en mis labios—Creí que el señor Erne nunca se dormiría.

—Mika apenas tocó la cama, cayó muerta. Se sentía un poco mal.—digo, recordando su migraña.

—Hoy casi no te vi, amore mío—comenta, poniendo un mechón de cabello tras de mi oreja, suspiro.

—Pase casi todo el día en la ciudad haciendo las compras—digo, cerrando los ojos mientras siento como acaricia mi oreja, es una manía de Cole.

—¿Es cierto que los turistas comenzaron a llegar?—asiento, recordando que cada día se aproxima más su boda.

Badenitch se llena de turistas a mediados de diciembre, y la gente suele marcharse a principios de enero. Siento ganas de llorar al saber que el año acabará, y con él todo lo que tengo con Cole.

—Debo de irme—digo después de un rato, me siento cansada y recordar su boda me dio nauseas. Él asiente y me da un abrazo largo.

Cuando estoy apunto de irme, me vuelve a llamar/

—¿Gretel?—volteó y me toma de la mano—non dimenticare che ti voglio.

Por lo poco que me ha enseñado de italiano —ahora sé que es italiano— no puedo evitar sonreír, él me jala hacia su pecho y me da un beso en la frente, sin embargo yo me pongo de puntitas para alcanzarle los labios.

Ojalá, Cole no me hubiese jalado.
Porque esos ojos curiosos, no nos habrían mirado.

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Lo bueno apenas comienza mis pequeñas :))) sigue!!! Cause I'm so happy ¿quien cree que vio a los tórtolos?

PIEL MORENA. ®️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora