Posos de té y predicciones de muerte

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Capítulo 4

Cuando Andrea, Harry, Ron y Hermione entraron en el Gran Comedor para desayunar al día siguiente, lo primero que vieron fue a Draco Malfoy, que entretenía a un grupo de gente de Slytherin con una historia muy divertida. Al pasar por su lado, Malfoy hizo una parodia de desmayo, coreado por una carcajada general.

—No le hagáis caso —le dijo Hermione, que iba detrás de Andrea y Harry—. vosotros, ni el menor caso. No merece la pena...

—¡Eh, Potter, Bletchley! —gritó Pansy Parkinson, una chica de Slytherin que tenía la cara como un dogo y que Andrea solía definir con una sola palabra, insoportable—. ¡Bletchley! ¡Qué vienen los dementores, Potter! ¡Uuuuuuuuuh!

Andrea abrió los ojos mucho y miró a Pansy con intensidad asustándola.

—¿Qué te pasa Bletchley? —preguntó entre asustada y confundida.

—Nada...es que nunca me había fijado en lo fea que eres—contestó ella despreocupadamente dejándola con la boca abierta.

Harry se dejó caer sobre un asiento de la mesa de Gryffindor, junto a George Weasley y Andrea siguió su ejemplo al lado de Fred.

—Los nuevos horarios de tercero —anunció George, pasándolos—. ¿Qué te ocurre, Harry?

—Malfoy —contestó Ron, sentándose al otro lado de George y echando una mirada desafiante a la mesa de Slytherin. George alzó la vista y vio que en aquel momento Malfoy volvía a repetir su pantomima.

—Ese imbécil —dijo sin alterarse— no estaba tan gallito ayer por la noche, cuando los dementores se acercaron a la parte del tren en que estábamos. Vino corriendo a nuestro compartimento, ¿verdad, Fred?

—Casi se moja encima —dijo Fred, mirando con desprecio a Malfoy.

—Yo tampoco estaba muy contento —reconoció George—. Son horribles esos dementores...

—Se le hiela a uno la sangre, ¿verdad? —dijo Fred.

—Pero no os desmayasteis, ¿a qué no? —dijo Andrea en voz baja.

—No le deis más vueltas, chicos —dijo Fred pasando su brazo por encima de la chica—. Mi padre tuvo que ir una vez a Azkaban, ¿verdad, Ron?, y dijo que era el lugar más horrible en que había estado. Regresó débil y tembloroso... Los dementores absorben la alegría del lugar en que están. La mayoría de los presos se vuelven locos allí.

—De cualquier modo, veremos lo contento que se pone Malfoy después del primer partido de quidditch —añadió George—. Gryffindor contra Slytherin, primer partido de la temporada, ¿os acordáis?

La única ocasión en que Harry y Malfoy se habían enfrentado en un partido de quidditch, Malfoy había llevado las de perder. Un poco más contento, Harry se sirvió salchichas y tomate frito. Hermione se aprendía su nuevo horario:

—Bien, hoy comenzamos asignaturas nuevas —dijo alegremente.

—Hermione —dijo Ron frunciendo el entrecejo y mirando detrás de ella —, se han confundido con tu horario. Mira, te han apuntado para unas diez asignaturas al día. No hay tiempo suficiente.

—Ya me apañaré. Lo he concertado con la profesora McGonagall.

—Pero mira —dijo Ron riendo—, ¿ves la mañana de hoy? A las nueve Adivinación y Estudios Muggles y... —Ron se acercó más al horario, sin podérselo creer—, mira, Aritmancia, todo a las nueve. Sé que eres muy buena estudiante, Hermione, pero no hay nadie capaz de tanto. ¿Cómo vas a estar en tres clases a la vez?

Andrea Bletchley y el prisionero de Azkaban ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora