13.

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Tony había visitado a Peter los dos días que había estado en su casa recuperándose del incidente del cual ninguno de los dos quería hablar. Hablaron por horas por las noches por mensajes de texto y hablaron por llamada por buenos ratos.
Y ahora, había una diferencia increíble al presenciar las cosas, Tony ahora que sabía del enamoramiento de Peter lo veía diferente, no mal, jamás podría ver mal a aquel querubín que era Peter, pero ciertamente habían avanzado un peldaño aunque Peter no lo supiese. Peter creía que Tony solo era el típico hombre sin hijos que encuentra un joven en malas condiciones y le ayuda como un padre lo haría. Pero no, Tony, como dijo al principio era su amigo, pero las cosas se dieron y sin que ninguno de los dos tuviese el control cayeron igual de enamorados. Sí Peter supiera que la razón por la cual Tony no lo había besado era porque creía que podría no gustarle, si tan solo supiera que ambos se amaban de la misma manera.

Tony visitó a Peter el tercer día, esta vez ya en el cuarto de aquel bar, Peter parecía diferente y Tony no sabía cuál era el motivo de aquel cambio de actitud tan repentino, la última vez habían dormido juntos en esa cama, ahora, a duras penas intercambiaron palabras.
Tony no quiso insistir, el tema era delicado y nada funciona si lo fuerzas, después de casi decirse: hola y adiós Tony salió de ahí.
Era imposible negar que su corazón había sido ciertamente golpeado, y no había motivo o quizá sí. Después de todo lo que Tony había hecho por él, Peter no podía comportarse así, no es que estuviese echándole en caro todo, pero esperaba más de Peter.

¿Por qué Peter había sido tan seco y frío con Tony? Una amenaza de parte de Hammer podía ser una buena excusa, y mientras se duchaba; Peter recordó por enésima vez la misma escena.

—¿Quién es? —la voz de Hammer era fría y prevalecía impávido. Era el maldito diablo.
Peter tragó saliva.

—Es un amigo —se reprochó casi instantáneamente, no debía decir que eran amigos, no debió meter a Tony en todo eso.

—Un amigo —repitió con sorna—. Sabes mejor que nadie el poder que tengo por las calles, tú Peter —se acercó al nombrado—, sabes mejor que nadie de lo que soy capaz por defender lo que es mío. Tú me perteneces hasta que acabes con tu deuda, y no estoy para nada dispuesto a dejar que alguien se robe el mejor culo que tenemos. Me han dicho que es el cliente más frecuente que tienes, y ¿sabes qué? ¡Me importa una mierda si te folla o no!, sin embargo si estás planeando tan si quiera en hacerme una jugada con ese... —cuida tus palabras, pensó Peter— mequetrefe, puede que él, tu noviecito salga muy dañado, por no hablar de ti y Harley. Seguiré dejando que me deje su dinero por ti, pero lo estaré vigilando, sí llegase a ver algo extraño en él sin pensármelo dos veces voy a sacarle los malditos cesos. Así que querido Peter, yo que tú me alejaba de él.

Peter estaba asustado por no decir que estaba por cagarse en los pantalones y solo asintió con la cabeza gacha; debía de alejarse de Tony. No quería ni imaginarlo sin vida en el suelo con un disparo en la frente por su culpa, jamás iba a perdonarselo si llegaba a suceder.

A pesar de todo, Peter no iba a ser tan cruel de dejar así a Tony, una amistad (o lo que fuese aquello) se empezaba hablando y terminaba del mismo modo.

A La Deriva. (Starker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora