Capítulo Doce

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Me sequé y cambié rápido.

Cuando terminé alistarme, rociarme perfume y hacerme más cosas, salí de mi cuarto.

Estaba bajando las escaleras, pero me detuve en la penúltima.

Aquim estaba hablando por su celular con una ¿chica?

<Megan, no seas tonta, seguro es Sue, su mamá, quién sabe...>

*Está bien.*

—Sí, llegaré temprano... A las ¿Siete?... Ocho mejor. ¿Ya?... Siete y media... Bien, gracias... Sí, yo también te amo... -Rió. -Yo te amo más... Sí, sí, sí...

¿Te amo? ¿Quién es?

—Eres una espesa ¿Sabías?... Estoy con Megan... No, yo te amo más a ti... —Volvió a reír.

¿Qué la ama más a ella?

Estaba a punto de entrar a la sala.

—Dios, mamá ya.

Su mamá. Me quedé donde estaba.

<Te dije ¡Tonta!>

*Cualquier persona se equivoca*

<Si supiera...>

*¡YA!*

—Las amo a las dos, sí, sí, ya sé... Yo también... Cuídate, chau.

Entré a la sala y colgó.

—¿Qué hacemos? —Pregunté con una sonrisa.

—Tengo hambre, princesa. —Me abrazó.

—Entonces comeremos. —Le di un beso.

—¿Vas a cocinar para mí? —Alzó una ceja.

—Umh... No... Voy a pedir algo.

—¿Qué vas a pedir?

—Lo que tú desees.

—Deseo pizza...

—Bien.

Pedimos pizza y vimos una película comiéndola.

Aquim ama la pizza, y no es algo que sorprenda... Muchas personas aman la pizza ¿No?

Cuando terminó la película...

—¿Y ahora qué? —Me preguntó alzando una ceja.

Se nota que le gusta hacer eso. ¿Le tiro una botella para noquearlo? Umh... Mejor lo dejo así.

—¡A hacer la tarea! —Grité y cogimos nuestras mochilas.

Fuimos a hacer la tarea en el comedor, la mesa tiene más espacio, a parte en mi escritorio iba a ser incómodo.

Dejamos las mochilas al costado de nuestras respectivas sillas, pero antes de sentarme Aquim me agarró de la mano, me giró y rápidamente mis ojos hicieron contacto con los suyos.

—Estamos solos. —Susurró y se pegó más a mí arrimándome junto con él contra el mueble.

—Aquim... —Me quejé empujándolo para zafarme de él, aunque no lo logré. —Tenemos que hacer la tarea...

—Sólo un rato, princesa... —Me dijo ya muy cerca de mí con su respiración algo agitada.

Pero si ni siquiera le he hecho el mínimo contacto...

—¿Quieres jugar? —Le pregunté alzando una ceja.

—¿Me estás retando?

—Tal vez... Solo tal vez... —Dije titubeante y me mordí el labio.

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