Capítulo Dieciocho

35 6 0
                                    

—¿Pasa algo? —Le pregunté a Kamila.

—Hay que hacerle algo a los chicos. —Me sonrió malévola.

¿QUÉ? —La miré boquiabierta.

Wow. Nunca pensé algo así de Kamila, es realmente sorprendente.

—No es nada malo, asquerosa cerda.

La miré y solté una carcajada. Ella suspiró y continuó.

—Hay que hacerles una broma. —Canturreó feliz.

—¿Como qué?

—Megan, ¿sigues teniendo pistolas de agua?

—Sí.

—Bien.

***En la mañana***

Todas nos levantamos gracias a Alejandra que se levanta temprano y pusimos en marcha el plan.

—Todas contra ellos. —Dijo Jazmín cargando su pistola de agua.

Asentimos satisfechas y después de que todo este listo nos dirijimos al cuarto de Anddy.

—¿Tienes la llave? —Me preguntó.

—Obvio.

Introduje la llave y abrí la puerta; ver a los tres durmiendo como ángeles, que no son me causó demasiada ternura.

—¡Ay, pero que tiernos! —Dijo Kamila.

—Pues así me dan ganas de abrazarlos. —Dijo Alejandra.

—Son solo unos idiotas. —Bufé y miré a Aquim... ¡¿AQUIM?! ¡¿QUÉ HACÍA AQUÍ?!... Con su cabello todo despeinado y escuché que susurró mi nombre.

¡¿QUÉ?! Estaba soñando conmigo...

Después susurró un "Te Amo". Sentí algo en mi interior y me le quedé viendo... solo por si susurraba algo más.

—Megan deja de mirar a Aquim con cara de imbécil. —Me dijo Jazmín y me sonrojé. Mierda.

¡Esperen! Porque habla como si nada, es decir, como si ver a Aquim ahí en un sleeping en el cuarto de mi hermano fuera normal. ¡QUÉ RAYOS!

—¿Qué mier... —Iba a continuar, pero Kamila me interrumpió.

—Oye ¿Qué? —Me miró sospechosa y se rió.

—Hey. —Susurró Alejandra. —A la cuenta de tres.

Todas asentimos, bueno yo no ¿acaso no ve que ÉL está aquí?

—Una... dos... y...

En eso siento que alguien me jala del brazo y hace que me caiga encima de él. Solté mi pistola de agua y alguien me mojó TO-DA.

Vi la cara de Anddy y me guiñó el ojo.

—Eres un estúpido. ¿Cómo te atreves a hacerle esto a tu hermanita? —Hice puchero.

—Me hago la misma pregunta. —Me sacó la lengua y se volteó para mojar a los demás.

Puse los ojos en blanco y pensé en voz alta: "Es un bastardo, como me da ganas de votarlo por la ventana".

Me giré y me encontré con los ojos de Aquim.

—¿Te invoqué? —Me sonrió.

—¿Qué?

—Es que soñaba contigo y... aquí estás.

—¿Conmigo? ¿Qué cosa? —Me hice la desatentida.

Desde el principioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora