A mi alrededor, todos caminan rodeados por una especie de aura blanca. Siempre ha sido así. La verdad, no tengo ni idea de qué significa, pero mis compañeros de generación no pueden verla. Cada que alguien me pregunta por eso me encojo de hombros; no es como que yo tenga mucha información sobre lo que pasa en este lugar. La mayor parte del tiempo, nadie sabe nada. Lo único que sé es que todo está bien, o tan bien como se puede estar en este lugar.
Sé que las personas cuyas auras se ven negras se van. Pero también sé que eso es más deseable que no tener un aura rodeándote en lo absoluto. Y, aunque no puedo recordar cuándo fue la última vez que vi a alguien así, una parte muy dentro de mí sabe que no es nada bueno.
El niño sentado enfrente de mí juega con su peluche sin tener ni idea de lo que pasa a nuestro alrededor, por algo estamos en el área de recreación, y, mientras todos hablan de algo diferente, yo disfruto de ver al de ojos rasgados jugar. Después de una semana enfermo, el pequeño de la sexta generación salió por fin de su encierro, debemos festejarlo.
No está escrito en ningún lado, pero es bien sabido que las personas con las mismas habilidades suelen volverse más unidas. Y, a pesar de que no es exactamente la misma habilidad, el pequeño signo del arquero es lo más cercano que jamás voy a tener a alguien con mi habilidad. Bueno, él y Caña, pero hablar con él no está en mi lista de actividades favoritas.
Siento la mirada de cierto rubio platinado de la cuarta generación clavada sobre mi nuca, exigiéndome sin palabras que le haga la pregunta al pequeño castaño, pero lo veo tan feliz que no quiero arruinar este momento. Vamos, Dragón, no se puede ser tan insensible, el niño acaba de curarse de una horrible gripa. ¿No puede tener cinco minutos de paz y ser un niño normal por una vez? Sé la respuesta a mi pregunta, sin embargo, porque tanto el pequeño como todos los que estamos aquí somos lo mismo: Por el simple hecho de ser un miembro de alguna generación, las oportunidades que tenemos de ser «normales» se reducen a cero.
Suelto un suspiro, que hace que el niño de ojos rasgados me voltee a ver, curioso, pero yo niego con la cabeza al tiempo que pretendo estar interesado en su peluche. Es gracioso, porque a los cinco años todos están tan desesperados por volverse «niños grandes» que la mayoría abandona a sus fieles amigos de felpa para demostrarlo. Él no es de esos, lo puedo ver, y eso se siente como un balde de agua fresca. Y me pone triste también. Si él no quiere crecer, no va a tener un buen rato en este lugar: Como dije, no tenemos oportunidad.
— Oye, Kang-Shen— Lo llamo. Después de mucho tiempo tratando con ellos, concluimos que responden mejor cuando los llamas por su nombre. Todos lo hacemos. Nuestros nombres, esos que nos dan antes de cambiarlos, es lo más cercano que alguna vez tendremos a la normalidad.
El mencionado voltea a verme, dejando el peluche sobre la mesa. A su edad, la mayoría sabe que cuando los llaman por su nombre nada bueno puede venir a continuación. Y no sé si preferiría que el arquero fuera parte de ese número o si estoy feliz porque no lo sea. No quiero ser yo quien le arruine el rato, pero tengo que hacerlo. Dragón fue muy claro al decirme que, de no hacerlo yo, lo haría él. Y no es como que el pequeño confíe mucho en el rubio.
Me repito un par de veces que esto es lo mejor, que es la decisión correcta, para juntar la fuerza suficiente para soltar la bomba en forma de pregunta.
— ¿Has soñado con algo extraño?— Menciono las palabras, sintiéndome muy mal por hacerlo. La carita del pequeño cambia por completo. De pronto, deja de sonreír y sus ojos se llenan de algo extraño. No es tristeza, es algo más... Pero, sea lo que fuera, sé que no debería sentirlo un niño de tan sólo cinco años. No obstante, él no es cualquier niño de cinco años, y eso, desgraciadamente, le quita un poco el papel de niño y lo vuelve más un as bajo la manga.
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ERROR: Artificial || Zodiaco
Fiksi UmumA los humanos siempre les gustó de sobremanera jugar a ser dioses, siempre estaban tentando a un mundo que no terminaban de comprender, obstinándose con tirar piezas mientras ignoraban el efecto dominó que desencadenaban. Era fácil, claro que lo era...