Campamento The Elements. [zodiaco]

C a p i t u l o 4

[POV'S; PISCIS]

La chica se encontraba en su habitación terminando unas tareas de su escuela, si no las hacia iba a reprobar otra vez, y no quería eso, quería estar durante todo el verano de fiesta en fiesta y de ser posible con cualquier chico, y también no quería que su padre esté decepcionado. 

Una alarma sonó, quería decir que era momento de un descanso, agarró su celular y, como siempre, se metió a las redes sociales. Le daba "me gusta" a cualquier foto que apareciera y que le interesara, excepto a las de sus amigas o modelos en bikini, no quería que pensaran que era lesbiana o algo parecido, era ridículo que a las mujeres le gustarán otras mujeres, a ella le gustan y siempre le gustarán los hombres. Luego de su descanso, retomó las tareas logrando terminar dos, justo antes de que su sirvienta personal la llamara para la cena.

Salió de su habitación para bajar las escaleras con gran emoción, quizás esta noche podría ver a su padre luego de unos cuantos días. Antes de llegar al final de las escaleras trató de disimular un poco su emoción, se peinó el cabello y sacudió la ropa, aunque estaba perfectamente limpia.

Al llegar al gran comedor su sonrisa se desvaneció un poco ya que su padre no estaba allí, se sentó en su punta de la mesa y pero esperó a que llegara.

— Jason — Llamó con firmeza la rubia. — ¿Dónde está mi padre?

— Aún no llega, Señorita Piscis. — Contestó el hombre mirando a una de sus compañeras. — Pero creemos que llegará en unos minutos. — Le sonrió.

— Mentira — Pensó Piscis, jamás llegaba y tampoco lo haría ahora. Sin embargo se quedó sentada allí, como una idiota, dándole otra oportunidad.

— Señorita Piscis... — La llamó algo temeroso el hombre de antes. — Lamentablemente, el señor Anderson no llegará a la cena hoy, tuvo que algo más importante y urgente que hacer.

Siempre era lo mismo, cualquier cosa sobre su trabajo era mucho más importante que su propia hija, Piscis quería odiarlo pero no podía, era su padre y aunque no estuviera todo el tiempo con él, era la única familia que le quedaba.

— Bien, no importa. — Habló por fin la chica algo enojada. — ¿Servirán la comida o no?

Todos los sirvientes corrieron en dirección a la cocina para llevar los deliciosos platos que el chef había cocinado. La rubia comió un poco de cada uno de ellos, se levantó en silencio y fue hacia su habitación. Donde sin más lloró, no pudo y tampoco trató de evitarlo, si embargo no era un llanto de tristeza sino de furia y desilusión, en serio esperaba que su padre llegará esta vez a cenar.

Entonces pensó en su madre, cuando ella estaba todo era mucho mejor, su padre asistía a cada cena y almuerzo sin importar su trabajo, tenía a Tauro, aunque ella no tenía nada que ver en lo que sucedió con su madre, fue que Piscis decidió alejarse de ella desde que su madre murió y porque por alguna razón extraña se sentía extraña e incómoda a su lado. Definitivamente extrañaba mucho a su madre y sin su padre allí, se sentía muy sola.

Luego de aproximadamente una hora llorando en su habitación se hizo media noche, se quitó la pintura corrida por sus lágrimas y salió al gran jardín trasero de la mansión, sus perros la acompañaron hasta allí saliendo disparados en diferentes direcciones, mientras que ella se sentó en un banco a fumar un cigarrillo. Ella antes no fumaba y pensaba no hacerlo nunca, pero cuando empezó lo hizo solo para probar pero ni siquiera quería hacerlo, hasta que un día un chico le ofreció uno y para quedar bien frente a él lo tomó, el resto es historia.

Uno de sus tantos perros se le acercó — ¿Que? ¿Que quieres, linda? — Preguntó ella con voz aguda, la perra de raza golden apoyó su hocico en sus piernas y pareció mirarle la mano. — ¿Ésto? — Levantó el cigarro. — Lo sé, no debería hacerlo porque mi padre se enteraría, no importa, de todas maneras él nunca está aquí para ver que hago y que no.