Campamento The Elements. [zodiaco]

C a p i t u l o 13

[NARRADOR; OMNISCIENTE]

Hasta que el reloj indicó que eran las siete de la tarde, la hora de la cena, pareció haber sido una eternidad. Excepto para Cáncer y, su ya nuevo amigo, Capricornio, quienes se la pasaron hablando de diferentes temas como la escuela, su familia o amigos pero algo que era recurrente en su charla fue el anime.

Ambos se sintieron tan cómodos con el otro que incluso de camino al comedor no pararon ni un minuto de hablar, para luego sentarse juntos.

Libra, que no los había perdido ni un segundo de vista, luego de examinarlo un buen rato llegó a la conclusión de que Capricornio parecía ser un buen chico, por lo que dejó de enfocarse tanto en ellos y observó su bandeja de comida. Puré de papas acompañado con un pedazo de pollo y lo que parecían ser garbanzos, todo acompañado con un jugo de manzana, que era su favorito.

Luego de probar y darse cuenta de que estaba mucho más delicioso de lo que parecía, volteó por curiosidad a ver el plato a su derecha que no parecía interesarle a su dueño, ya que jugaba removiendo el puré con el tenedor, lo observó.

—Deberías probarlo. — Le habló por encima de todas la voces del gran comedor, el chico volteó a verla. —Está muy bueno, de verdad. — Se mandó otro bocado y le sonrió con los labios cerrados pero la boca llena de comida.

—En realidad no tengo hambre. — Le sonrió apretando los labios. La rubia observó a el moreno con duda.

¿Si no habían comido nada en todo el día, como es que no estaba hambriento? Ella estuvo con el estómago vacío todo el tiempo, ni siquiera el sándwich de antes le había llenado.

—Entonces ya comiste. — Él asintió y removió su puré nuevamente. —Pero... ¿Que cosa? Bueno, sé que nos dieron sandwiches hace rato pero eso fue hace mucho tiempo.

—Mi madre trabaja aquí y me dió de su cena hace a penas un rato. — Apoyó el rostro sobre el puño de su mano, mientras observaba con aburrimiento a todos a su alrededor. —Pero como no quiere que el director se entere, aquí estoy fingiendo comer.

—Oh entiendo, tienes suerte entonces. Me encantaría que mi madre trabajara aquí. — Habló sonriente Libra. Él solo bajo las comisuras de sus labios en un gesto de indiferencia. —Pero... ¿Por qué te dió de su comida si luego ibas a comer aquí? — Preguntó cambiando de tema.

El moreno se acomodó en su asiento, algo nervioso. —No lo sé. — Le dió una sonrisa algo forzada. —Ella dice que es porque su comida es diferente, aunque yo no note la diferencia, y es mejor para mí... — El chico en un movimiento rápido se cubrió la boca, Libra lo observó extrañada.

—¿Te encuentras bien? — Él asintió moviendo sus ojos por toda la bandeja de comida.

—Se supone que no debía contar eso... — Susurró para si mismo pensando que Libra no lo escucharía.

—Está bien, no contaré el secreto. — Le sonrió tratando de verlo a los ojos. Levantó la mano en su dirección. —Por cierto, soy Libra.

El observó su mano de una manera extraña, como si le diera miedo tomarla. —Soy Gabriel. — La observó y luego de un segundo decidió extender la mano.

Libra no podría describir que fue lo que sintió al tomar su mano. Primero fue un extraño escalofrío que le recorrió cada parte de su cuerpo y sintiendo como si su sangre se hubiese acelerado, levantó la vista desde su mano, ya algo asustada, para observar a el chico y este estaba sonriendo con la vista perdida en la unión.

Quería separar sus manos pero estaba asustada como para reaccionar y a demás se sentía algo cansada para pensar claramente, hasta que un repentino viento abrió una ventana del lugar dando un golpe lo bastante fuerte como para todos centraran su atención en ella, y solo en ese momento el chico, Gabriel, con el ceño fruncido, separó sus manos en un movimiento repentino y la observó agitado.