❝私の声❞
▭𝓝𝓸 𝓼𝓸𝓵𝓸 𝓬𝓸𝓷 𝓿𝓸𝓬𝓮𝓼 𝓼𝓮 𝓮𝔁𝓹𝓻𝓮𝓼𝓪 𝓵𝓸 𝓺𝓾𝓮 𝓾𝓷𝓸 𝓼𝓲𝓮𝓷𝓽𝓮.
Solo por un accidente. Un pequeño accidente que le cobró toda una bonita infancia y crecer como alguien normal.
Su vida era una tortura, según ella. Pero...
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Después de la clase de inglés, tendríamos que esperar unos 30 minutos para que el profesor Lucas venga a darnos historia. Emma se paró frente a mí, sus ojos expresaban tanta felicidad al igual que su sonrisa que tal vez me deje ciega. Le devolví la sonrisa un tanto apenada por lo anterior ocurrido antes que la profesora Krone interrumpiera.
—Te extrañe. . .
Sentí mis mejillas enrojecer y como el corazón comenzaba a latir de manera rápida.
Yo también te extrañe, Emma.
Una sensación de tristeza me quería abrigar, pero no iba a permitirlo. Estuve a punto de morir, iba a dejar de ver esa hermosa sonrisa y sus ojos verdes como los árboles y la Esmeralda, tan hermosos. Llevé mi mano derecha a su mejilla, acariciandola. Pude apreciar un leve sonrojo en ellos, eso me emociona bastante.
—___________, yo. . . Q-quería invitarte a salir. Oh, ¡también quiero ponerte al día con las materias! —exclama con energía, asenti. Por supuesto que me encantaría estar más a su lado— Ahora que lo pienso. . . Pierdes muchas clases, deja de ser tan floja y ven al Instituto. Al menos hazlo por mí. —hizo un puchero muy adorable.
—Cierto. Solo has estado asistiendo como 3 semanas aproximadamente al colegio. —comenta a mi lado el azabache.
—La primera semana fue por lo de tu hombro. Las otras dos, casi tres son por tu recién operación. —Norman hacía cuentas de mis faltas— Y no ha pasado tanto tiempo. . .
—¿Es que el Instituto no va a acabar? Pareciera como si hubiera pasado años, ya me quiero largar de aquí.
—Tranquilo, Ray. ¿Por qué mejor no duermes? —sugiere Emma.
—Sí, tienes razón. Dormiré, despiertenme cuando llegue el profesor.
Dicho eso se recosto en la mesa y se dispuso a dormir. Se escuchó un suspiro por parte del albino, sintiendo como revolvia mi cabello.
—Nos alegra que estés bien, __________. —de repente su mirada me dio miedo— Que no se vuelva a repetir.
Asenti repetidas veces de manera suave para no lastimar mi cuello. Emma soltó una risa, apoyándose en la mesa.
—¿Saldremos? —la pregunta me puso a pensar— Me gustas- DIGO, me gustaría salir contigo. Podemos ir a mi casa, al parque, a una plaza. . . —Comencé a escribir la respuesta en mi cuaderno— Entonces a. . . ¿Un restaurante? —asenti— Ah, bueno, no hay problema.
