Parte veintinueve

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Al día siguiente Jiyong fue a ver Jimin, abrió la puerta, haciendo un ruido estruendoso por la puerta metálica, Jimin se encontraba en el suelo, levantó la mirada, estaba sudado y respirando muy lento.

-Por favor... haré lo que sea...

Jiyong no dijo nada, le puso un vaso con agua y un plato con un emparedado, Jimin se arrastró hacía la puerta, estaba débil y cansado. Jiyong lo tomó por debajo de los brazos y lo arrastró nuevamente en el otro extremo del cuarto, donde había dejado la comida. Jimin se sujetó de su pierna impidiendo que caminara.

- ¡Por favor!

Jimin comenzó a arañarse el cuello intentando respirar, parte de su mandíbula la tenía igual llena de rasguños, su cara la tenía roja, las venas del cuello y de la frente pareciera que se le iban a reventar, después de unos segundos cayó al suelo desmayado.

Jiyong se acercó a él, tomándole el pulso, débil, muy débil lo tenía, sin embargo, no hizo nada, lo dejó ahí nuevamente en el suelo, cerró la puerta y se fue.

Por la noche Jiyong se asomó por la rendija de la puerta, encontró a Jimin tumbado en el suelo.

- ¿Aún estás vivo?

Jimin levantó la mirada, tenía sangre en la playera, pero seguía en el suelo, boca abajo.

- ¿Rompiste el vaso y te quieres matar?

-No puedo... mejor mátame...

Jiyong abrió la puerta, siquiera la cerró, sabía que Jimin no tendría fuerzas para levantarse y huir, se acercó y vio que el vaso con agua y el emparedado seguían intactos, Jimin se arrastraba hacía la puerta, mientras su hermano recogía los trastes. Una vez que Jimin llegó a la salida, pasó sobre él, dejó los trastes en una pequeña mesa que había fuera y se puso en cuchillas frente a él.

Jimin, sintió un segundo de paz al poder respirar, aire fresco llegaban a sus pulmones y a su cuerpo, ya que estaba completamente sudado, se volteó boca arriba, respirando lo más profundo que podía.

- ¿De dónde salió la sangre? El vaso no está roto.

-De mi nariz... por favor... déjame salir, no escaparé lo juro, haré lo que digas, por favor, sabes que sufro claustrofobia... me siento morir ahí adentro.

-Por mí está bien.

-No quiero morir de un infarto...

- ¿Aún te sigues desmayando? ¿Cuándo vas a madurar?

-Jiyong, por favor... ¡Por favor!

Jiyong lo volvió a tomar por debajo de los brazos y lo dejó cerca de la puerta, dentro nuevamente. Mientras él salió y cerró la puerta.

- ¡Jiyong! ¡Jiyong! ¡Te lo suplico! ¡No más! ¡Déjame salir!

Aún principio los golpes en la puerta se escuchaban fuertes, con ritmo, conforme Jimin gritaba y pasaban los minutos, los golpes venían con menos fuerza y los gritos con menos potencia, hasta que cesaron, Jiyong se asomó y vio a Jimin desmayado y con sangre escurriendo por su nariz. Se giró en la puerta y fue resbalando poco a poco por ella.

-Tú tienes la culpa, ¿Sabes cuántas noches lloré? ¿Sabes cuántas noches lloró mi madre? Dos miserables días has llorado, no es nada comparado con lo que ella sufrió, aun sabiendo mi padre quién era yo, aun así, no me reconoció, solo me dio un puesto con un buen sueldo, jamás te contó quién era yo, sigo siendo una vergüenza para él. ¿Y tú quieres que me compadezca de ti? ¿¡Quién diablos se compadeció de nosotros!?

Con lágrimas en los ojos Jiyong se levantó del suelo y se fue, dejando a Jimin a su suerte.

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