Capítulo Quince

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A la mañana siguiente Jimin despertó más relajado sin tanto dolor, el trasero tampoco le dolía, estiró su cuerpo en la cama, pero escuchó voces fuertes a lo lejos, se levantó de la cama y abrió un poco la puerta de su cuarto.

-"Te juro que no entrarás"

-"Será mejor por las buenas Señor Min"

-"Es mi casa, no tienen ningún derecho a entrar, si no tienes una orden, te sugiero que te vayas y si vuelves será mejor que sea con la orden"

-"Solo estamos investigando, sino tiene nada que temer déjenos entrar"

-"No le temo a nada, pero a mi casa no entran"

- "¿Está usted solo?"

-"El ama de llaves que como vio, fue quien le abrió y nadie más, salvo el chofer que está afuera"

-"De acuerdo Señor Min si así lo quiere, aquí tiene un citatorio, nos vemos en el juzgado"

Jimin cerró la puerta suavemente para que no se escuchara ningún ruido, el Señor Min lo había negado, por un momento se sintió triste, por otro lado, completamente curioso, fue al baño hizo sus necesidades, se lavó las manos y la cara y se recostó nuevamente en la cama, a los pocos minutos tocaron a la puerta.

-Adelante.

-Buenos días Jimin.

-Buenos días Señor Min.

- ¿Cómo te sientes hoy, aún con dolor?

-No tanto, estoy mejor.

-Me alegra, ¿Te gustaría acompañarme a desayunar? Saldré más tarde quisiera estar contigo un rato.

-Lo que el amo desee.

-...No estamos en el cuarto, no te lo estoy pidiendo como tu amo... si no quieres está bien, no pasa nada.

-Lo siento, si quiero desayunar, no era mi intensión rechazarlo, creo que estoy tratando de acostumbrarme al papel que juego.

-Ese papel solo se juega en el cuarto, no aquí.

-Pero sigo siendo su esclavo.

-No, en el cuarto eres mi esclavo, en la casa eres mi empleado, pero no por ello te ordeno.

-Es lo mismo. –Jimin bajó su cabeza.

-...Para mí no, puedes salir de este cuarto cuando no estés cansado, puedes acompañarme a desayunar si así lo deseas, si te puse un horario de comida es por respeto a Hana que es el ama de llaves que prepara los alimentos, que atiende la casa y si puedes ayudarle lavando tu ropa y tus trastes no tiene nada de malo, pues ella sabe que eres mi empleado y no sería justo para ella que de buenas a primeras yo solo traiga a alguien sin más y ella labore el doble.

Jimin miró al Señor Min concentrado y entendiendo.

-Ok, no lo había visto así.

-Para mí, quien vive conmigo merece respeto y es valioso, anda levántate que tengo hambre.

-Yo igual, me pondré un poco de ropa y bajo en un momento.

-De acuerdo, te espero.

Min se levantó de la cama, cerró la puerta al salir. Ambos desayunaron tranquilamente, incluso rieron, el desayuno era sustancioso y variado, por lo que Jimin estaba muy satisfecho.

-No me has pedido nada, a parte de las restricciones.

-...no necesito nada.

- ¿Seguro? –Jimin alzó los hombros.

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