Parte veintidós

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Qué es lo que pasaría ahora entre ellos, era incierto, Yoongi por su parte quería quitarle ese miedo a Jimin, el miedo de que alguien llegara a su casa y se lo llevase, el miedo de no sentirse amado de manera natural, el miedo de que le pasara algo a él mismo, pues sabía que a Jimin ahora también le preocupaba su seguridad, Jimin por su parte solo quería que el sentimiento que tenía por Yoongi fuera real, tenía miedo de que se estuviese engañando, esperando un amor que no fuera real, su miedo se intensificaba cuando Yoongi llegaba tarde por una u otra razón y eso lo iba matando poco a poco de angustia.

-Sigues muy estresado... no quiero verte así.

-...Lo sé...

Yoongi le frotaba el cuello y la parte alta de la espalda, dándole un pequeño masaje, notaba cómo Jimin tenía los tendones tiesos y el dolor que le provocaba presionarlos. Se sentó junto a él, en la mesa, pues se disponían a tomar una taza de té.

- ¿Sabes lo que haremos? Vamos a ir a uno de mis lugares preferidos este fin de semana, te encargarás de la comida y yo de todos los preparativos.

- ¿El fin de semana? ¿No debes trabajar?

-Me cancelaron una cita. –Yoongi levantó los hombros restándole importancia.

-Aprovechemos para disfrutar estos días, ¿no te gustaría?

- ¿Estar contigo a solas unos días, fuera de estas cuatro paredes, disfrutando de ti?... Tendré que pensarlo. –Yoongi le dio un codazo y le sonrió, Jimin por su parte le devolvió la sonrisa.

El viernes de esa misma semana Jimin preparó un rico cerdo dulce, llevaba galletas, botana, malvaviscos, jugos, refrescos, sojus, y lo necesario para pasar tres días maravillosos con Yoongi.

Yoongi por su parte, mando a checar que la camioneta funcionara adecuadamente, cargo la camioneta con todo lo que Jimin había preparado y lo que tenían en la despensa para su viaje, a las ocho de la mañana ya estaban listos y en camino, Jimin no sabía a dónde lo llevaría, estaba nervioso, pero no nervios de angustia, sino nervios de emoción, el paisaje era bello, lleno de vegetación árboles altos y frondosos, por la carretera podía ver letreros de advertencia de osos, por lo que supo que era retirado el destino, pero no se durmió en el camino, escogió música, cambiaba la carpeta, y la plática con Yoongi siempre era amena.

Por ratos solo lo miraba, su cabello revuelto le encantaba, sus pequeños ojos, pero de intensa mirada lo cautivaban, y que decir de su voz, siempre meditando lo que dirá, siempre llena de cariño y si, confiaba en que era amor, solo sonreía al verlo.

- ¿Qué tanto me miras?

-Me gustas.

Yoongi lo miro de una forma dulce.

-Tú me gustas igual. –Jimin rio cubriendo su boca. El camino siguió por dos horas más, Jimin se quedó impactado y emocionado al ver el lugar a donde habían llegado, unas preciosas cabañas en lo alto de la montaña, de simple madera, pero que al entrar pareciera una casa, con todas las funciones y disponibilidad de una amplia, reconfortante, con chimenea, en la sala y en la recámara principal. Sin duda era elegante y sabía que Yoongi tenía muy buen gusto.

Corto pero con cariño y como regalo de Navidad!!!!

Sálvame Save meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora