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Cuando era más pequeña, llegó a pasar por mi cabeza que el simple hecho de ser la única con un stand entre todas las personas que conocía era algo ciertamente peligroso. Que eso de alguna manera me haría especial en comparación a otras personas, pero a su misma vez me haría perjudicial para las personas a mi alrededor.

Siendo esa la principal razón por la que empecé a entrenar con mi stand desde que supe de sus habilidades.

Pero, ahora que sabía de su, prácticamente, nulo peligro. Y mi tiempo en el instituto, teniendo la graduación a la vuelta de la esquina, me parecía un gran alivio ser la única que persona que fuera capaz de ver a Acuario.

Y el problema era que, literalmente se comportaba como un niño pequeño hiperactivo. Es decir, se manifestaba cuando quería sin la necesidad de que la llamara, le gustaba hacerle muecas a los profesores cuando algo de lo que decían no era de su agrado, o se la pasaba molestándome mientras leía en voz alta para hacerme reír.

O como ahora, que estaba  subida a mi espalda, con las piernas enrolladas en mi cintura y sus brazos sosteniendo mi cabeza mientras mordía mi hombro con algo de fuerza.

Y sí, esto se había vuelto un día de lo más normal y común para mí.

Acua— murmuré tras asegurarme de que no había nadie más en la calle—. ¿Puedes soltarme de una vez? Por favor— pedí por quinta vez en lo que llevaba de mañana. Estaba bastante cansada de tener que cargar con ella, recibiendo una respuesta negativa de su parte—. ¿Por qué no? Es muy incomodo tener que cargar contigo, y más de esta forma— intenté mover mi brazo izquierdo, el cual estaba apresado por su mano.

¡___-chan, espera un segundo! — me llamaron desde atrás, cosa que me hizo girar en esa dirección algo extrañada, viendo como corría hacia mí Kaori, una compañera de clase y una buena amiga—. ¿Por qué...?— dijo en un murmuró sofocado mientras se agachaba, apoyándose en sus propias rodillas.

¿Eh? — susurré extrañada mientras liberaba mi brazo con disimulo—. ¿Ocurre algo Kaori? ¿Te has dejado algo en casa?

Espera, ¿no me lo habría dejado yo algún proyecto y venía a regañarme? No me había fijado en el horario de clases, así que eso último era muy probable. ¡La cartulina con la exposición de biología! No, eso era para el lunes que viene.

Vamos a llegar tarde si no nos damos prisa— informó mientras volvía a caminar con pasos acelerados, seguida de mí—. Y es Ikeda-san quien está hoy en la puerta revisando los vestuarios.

Oh no.

Oh sí— respondió ella nerviosa—. Y sabemos muy bien que no nos abrirá la puerta si llegamos un solo minuto tarde sin una justificación.

Kaori-chan, espera— la llamé mientras revisaba el reloj de mi muñeca—. Todavía quedan diez minutos para empezar— dije más tranquila mientras desaceleraba.

¿Qué dices?— dijo mientras se detenía y me enseñaba su reloj—. ¿¡Solo quedan dos minutos!?— nos miramos con los ojos abiertos.

¡Corramos!— dijimos a la misma vez.

Miré de reojo al stand de cabellos bicolores, el cual se estaba riendo levemente todavía subida a caballito a mi espalda. Estaba segura de que había sido ella quien había cambiado la hora del reloj, o en su defecto, sabía qué hora era realmente y que la pila del mío se estaba agotando.

Tras correr unas cuantas calles, en las que podía jurar que habíamos batido varios récords mundiales de velocidad. No adentramos dentro de la institución justo cuando la puesta estaba a punto de ser cerrada, ignorando completamente los gritos de Ikeda para que nos detuviéramos para llevarnos nuestro respectivo regaño.

Acuario [Jojo's Bizarre Adventure]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora