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¿Tenemos que entrar ya?— pregunté con una ceja alzada, mientras me detenía a un lado de las puertas de cristal que daban paso al aeropuerto.

¿Por qué?— preguntó con una ceja alzada Joseph mientras se detenía junto a mí—. ¿Tienes que ir al baño? ¿O quieres comprar algo? ¿Tienes hambre? Creo que tengo un par de sándwiches en la mochila.

¿Eh? No es nada de eso. Y aunque quiera comprar algo, no tengo ni un solo yen en los bolsillos— expliqué mientras metía mis manos en los bolsillo de mi falda.

Creo que debería comenzar a recolectar firmas para exigirle a las empresas de ropa que absolutamente todos los vestidos y faldas llevaran bolsillos, y no solo los uniformes escolares. No había nada más cómodo que un par de bolsillos para guardar el dinero o la cartera, pero al parecer, le temían al éxito.

Tengo que esperar a alguien aquí— miré a mi alrededor para intentar localizarlo—. No creo que tarde mucho de todas formas, me dijo que estaría temprano por aquí.

¿Quién es?

¿Cómo te lo explico para que te enteres?— murmuré pensativa—. No te interesa, gringo cotilla— dije mientras me giraba para ver mejor la la zona cerca—. No te debe interesar tanto con quien me vaya a reunir, solo dime si puedo quedarme aquí un rato. Con que me digas la zona por donde estaréis será suficiente, iré a reunirme con vosotros en cuanto termine.

No— contestó con seriedad el mayor de grupo, mientras el resto permanecía en silencio al pendiente de nuestra conversación.

¿Cómo? ¿Me estás dando ordenes? Es más, me estás obligando a algo— dije con una ceja alzada—. ¿Acaso te crees mi madre o algo así?

Aunque, en realidad, cuando había hablado con ella me había dicho que obedeciera todo lo que el viejo dijera y que tomara sus palabras como si provinieran de ella. Pero, mamá no estaba aquí y no tenía manera de saberlo.

Jotaro y Kakyoin se quedarán contigo— dijo finalmente tras unos segundos de silencio donde la tensión entre nosotros dos era palpable, apagándola de golpe—. Ahora mismo es demasiado peligroso quedarnos a sola, es más seguro si nos movemos en grupo.

Ah, era por eso. Entiendo, eso tiene sentido— suspiré mientras apartaba mi flequillo, dejándolo caer tras unos segundos—. Supongo que es una buena idea para no perder la cabeza. Literalmente.

Yare yare daze— murmuró Jotaro mientras sostenía su gorra con una pequeña mueca de disgusto.

No dramatices— me quejé—. No es tan malo estar conmigo. Me repudias como si fuera una asesina en serie— hice un mohín descontenta—. Pero si quieres puedo intentarlo. Tú serás mi primera victima— sonreí con falsa inocencia mientras lo señalaba.

Nosotros estaremos dentro mientras tanto— contestó Avdul mientras atravesaba las puertas, seguido del Joestar—. Tenéis solo quince minutos, si esperáis mucho más podremos perder el avión.

Os vemos en un rato.

Entendido, Avdul— dije con seriedad mientras hacia el saludo militar.

Infantil.

¿Quieres pelea, Jotaro?— repliqué con el ceño fruncido—. Porque si me buscas, puedes encontrarte con problemas— me apresuré a colocarme junto al pelirrojo, aferrándome a su brazo derecho—. A que tú también me apoyas en esto, ¿verdad, Kakyoin? No puedes abandonar a tu camarada en esta pelea. Somos un equipo, así que no puedes traicionarme. Necesito apoyo contra él— repliqué con mientras señalaba al pelinegro—. No sería una pelea justa, Acua no sirve para ataques ofensivos. ¡Y no puede competir contra su velocidad! Es como si hiciera trampas.

Acuario [Jojo's Bizarre Adventure]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora