Acuario [Jojo's Bizarre Adventure]

9

—¿Tú tampoco puedes dormir?— pregunté con una ceja arqueada mientras dirigía la mirada hacia Polnareff, quien llevaba un buen rato moviéndose en su lugar con una mueca.

—No, no demasiado— dijo mientras daba un bostezo, estirando sus brazos—. Tengo el cuerpo demasiado adolorido como para poder descansar bien— miró hacia el resto—. Lo que me sorprende es que ellos si que puedan— volvió la mirada hacia mí—. ¿Y tú? ¿Qué haces despierta?

—Desde que nos atacó el primer enemigo en el avión no he podido dormir demasiado bien en las noches— suspiré levemente—. Mi cuerpo se mantiene en alerta por si pasa algo, aun si estamos perdidos en medio del mar— dije mientras me cruzaba de piernas, inclinando levemente mi cuerpo hacia atrás para poder ver el cielo nocturno y estrellado.

Lo único bueno era que podía ver las estrellas con mayor claridad al no haber nada de contaminación lumínica.

—Bueno... también puede ser que no duerma bien por las pesadillas— murmuró bajo, llevándose toda mi atención—. No se lo digas al resto, pero desde que me quitasteis esa cosa de la cabeza— posó una de sus manos en su frente—, no he podido dejar de darle vueltas al hecho de que voy a poder vengar a mí hermana, y eso solo me recuerda a lo que viví ese día.

—Siéndote completamente sincera, no creo ser muy buena para darte palabras de alivio— murmuré mientras posaba la mano sobre su hombro—. Pero te prometo que te ayudaremos en todo lo que esté en nuestra mano para conseguir que tú hermana pueda descansar en paz.

—Gracias ___— bajó la mirada. Mientras que yo aprisionaba mis manos tras mí rodillas en un intento de darles calor y esconder así el leve temblor de estas—. ¿Tú tienes hermanos?

—Sí, tengo tres— respondí sin mirarle—. Dos hermanos mayores por cuatro y un año. Y un hermano menor por dos.

Una pequeña parte de mí no quería recordarles en un momento como este aun si de cierta manera me traían cierta paz. Pero es que estaba demasiado nerviosa por culpa de todos esos ataques tan consecutivos que habíamos estado sufriendo, y mí falta de descanso no fomentaba a eliminar los malos pensamientos.

Definitivamente tenía que pedirle a Joseph que alguien de su confianza vigilara a mí familia para evitar algún tipo de incidente. Aun sí tenía la esperanza de que al final del viaje fuera un total gasto de recursos.

—Deberías llamarles cuando lleguemos a Singapur. Debes de extrañarlos.

—Supongo que sí, aunque mamá me dará el regaño de mí vida por haberle hecho descolgar la llamada de otro país. No sabes lo pálida que se pone cada vez que tenemos que llamar a mí familia materna— reí levemente ante ese recuerdo. Por eso usábamos la carta aun si era más lento—. Aunque eso es si es que tengo suerte de que lo tomen.

—¿Por qué lo dices?

—Mis dos hermanos mayores están en la universidad, mí padre pasa bastante tiempo fuera por conferencia, mí madre tiene turnos muy largos en el hospital, y mí hermano menor no tomará el teléfono a no ser que sea un número registrado— me encogí de hombros—. Pero lo intentaré y haré que Joseph pague la factura del teléfono después.

—Eres mucho más tranquila de lo que pensaba.

—Quiero creer que lo estás diciendo como algo bueno— dije mientras me giraba completamente para encararlo—. Pero sí, al menos yo me considero una persona relativamente tranquila en la mayoría de ocasiones. Es solo que tú has tenido la mala suerte de tener una mala impresión de mí parte por ser un pervertido— apartó la mirada con una mueca de dolor.