Acuario [Jojo's Bizarre Adventure]

8

Abrí los ojos lentamente, separándome del cuerpo de Avdul mientras daba un largo bostezo silencioso. Aprovechándome de que todos estaban completamente dormidos para levantarme con cuidado, no sin antes volver a cubrir los hombros de Kakyoin con su chaqueta, con cuidado de no despertarle.

Caminé con cuidado, intentando no tambalear la barca, hacia la parte inicial de esta, sentándome nuevamente en el pequeño hueco, dirigiendo mi mirada hacia la luna sin saber que hacer ahora que me había despertado. Sabía bien que me iba a costar un tiempo volver a dormirme.

—Acua, buenas noches para ti también— murmuré lo más bajo posible al sentir su rostro apoyándose de golpe en mí hombro.

Me giré hacia ella, observando su cabello mal acomodado en su habitual recogido, dejando que muchos de los mechones cayeran por sus hombros sin ningún sentido.

—Vamos, te lo arreglo.

Se sentó frente a mí con parte de sus piernas fuera del la pequeña embarcación debido a la falta de espacio. Mientras que yo estaba arrodillada tras ella, soltando su cabello , pasando mis dedos por sus hebras con cuidad, antes de acomodarlo y hacer el recogido bien acomodado.

Volviéndome a sentar de manera más cómoda una vez terminé, dejando que mi cuerpo se apoyara lentamente en el borde, mirando hacia el agua con aburrimiento, metiéndola sobre en círculos de manera pensativa.

—Dime— murmuré al sentir un par de golpecitos en mi hombro de parte del stand—. Oh, gracias— dije con una sonrisa cuando comenzó a arreglar la camisa en la parte del pecho con ayuda de un par de horquillas que no sabía de donde había sacado—. Acua— dije a modo de pregunta. Esta miró hacia la niña.

Había estado hurgando en el bolsillo de todos en algún momento de mí sueño. 

Y una vez terminó de acomodarlos, estiré mi cuerpo por completo, haciendo crujir mis hombros y parte de mi columna vertebral y cullo. Aun estaba demasiado incomoda, pero no estaba en condiciones para pedir una cama de lujo.

Y, gracias a la leve brisa marina con olor salino que comenzaba a agitarse levemente debido a que ya había caído la noche hacía unas cuantas horas, acompañado del suave vaivén de las olas, como si estuviera siendo mecida en una cuna, consiguió devolver a mis pensamientos más nerviosos la realidad de la que estaba metida.

¡Ni si quiera llevábamos una semana de viaje y ya habíamos sido atacados por tres usuarios de stand! Aunque uno de ellos había acabado uniéndose al equipo (y no contaba el incidente con Kakyoin pues ni si quiera habíamos comenzado el viaje en ese entonces), y ahora éramos seis personas contra ese Dio, no estaba ayudándome en nada a estar tranquila.

Debía de estar más al pendiente de todo lo que pasaba, cualquier cosa relacionada con esta incursión podía serle útil a Acua para crear estadísticas, y quizás no tanto adivinar que iba a ocurrir, pero si podía ser de gran ayuda para ciertas situaciones.

Además, tampoco podía olvidarme que tenía una familia.

Es decir, en este momento debían estar más que preocupados por lo que pudiera pasarme, y no los culpaba por eso, a pesar de que no estaban directamente involucrados en todo esto, yo también lo estaba por ellos. Y solo tenía que fijarme en en los cortes que tenía en el cuerpo y la adoloridos que tenía los músculos para saber que esto no iba a ser tan fácil como creíamos. Y eso que ni si quiera habíamos llegado aun a Egipto.

—Quizás sea buena idea pedirle a Joseph que ponga algo de vigilancia en casa— murmuré para hacia mi stand—. No quiero que les ataquen y los tomen de rehenes para quitarse a alguien del equipo.