6

509 62 13
                                    

Miré a mi alrededor bastante extrañada por lo que estaba viendo, intentando adivinar que especie eran algunos de los muchos animales que nos rodeaban. Mientras que, con cierto disimulo, sacaba una pequeña cámara de mi bolsillo, la cual había robado Acua de un turista con el que nos habíamos cruzado mientras no miraba, guardándola tras un rato en el bolsillo de mi falda.

Que por cierto, ya no tenía la intención de devolver.

Este es el jardín de Tiger Balm— dijo Kakyoin.

¿Qué?— dijo el Joestar un tanto extrañado.

Entiendo, entiendo— murmuré mientras miraba a mi alrededor, como si realmente supiera donde estábamos, cuando estaba más perdida que un pingüino en el desierto.

Comencé a hacer fotos de manera aleatoria y sin ningún orden concreto a las distintas esculturas conforme íbamos subiendo. Pues el jardín que habían mencionado Kakyoin se encontraba en una ladera, siendo que en la cima había una pequeña plaza donde tenían la intención de pelear.

Ah, sí. Señor francés— me miró mal, pero de todas manera le hice una foto—. Bien, que sepas que esto va a quedar en la posteridad. ¡Ah!— alcé la voz mientras mostraba una de las chocolatinas que me había comprado tras perder su apuesta—. Gracias por tus ahorros. Fue un honor.

Te haré una predicción— dijo Polnareff mientras se giraba hacia el egipcio—. Tú, Avdul... te vaticino...— manifestó a su stand mientras caminaba hacia el centro de la plaza—, que serás destruido por la habilidad de tu propio stand.

Avdul— dijo Jotaro con seriedad (algo tan poco común en él, no te se el sarcasmo). Mientras daba un paso al frente para enfrentarse al albino.

Jotaro, no hace falta que interfieras— aclaró el egipcio—. En un lugar tan espacioso como este, podré utilizar a mi stand con total libertad— tras esas palabras manifestó a su stand.

Viejo, Kakyoin— dije mientras me giraba hacia los dos mencionados—, cuando Avdul gane, ¿vamos a ir a merendar? No sé cuanto tarden, pero aún tengo hambre.

—___, ¿no acabas de comerte cinco barritas de chocolate?— dijo Joseph con una ceja alzada.

Claro, lo siento— dije con seriedad—. Pero creo recordar que quien ha vomitado lo que ha comido estos últimos tres días he sido yo, no tú. Y lo que he comido antes no me ha llenado mucho que digamos.

Además de que tenía un gran apetito, no podía negarlo.

A mí me parece bien— dijo sin más Kakyoin—. No podemos dejar que te mueras de inannición.

Esto sí son amigos— dije mientras limpiaba una falsa lágrima—. Joseph, vas a pagar tú, ¿verdad? Estoy pobre otra vez, no tengo ni para comprarme una botella de agua.

¡ORA!— gritó el francés, consiguiendo que me girara para encarar la pelea. Viendo en silencio como el stand de este lanzaba una estocada hacia Magician's Red—. ¡ORA, ORA, ORA, ORA!— continuó gritando mientras que su stand se movía de un lado a otro con agilidad, intentando no dañar al contrario, mientras esquivaba todos los estoques—. ¡ORA, ORA, ORA!

Jotaro— dije en un murmullo mientras le daba un leve codazo en el brazo, ganándome así su mirada—. Yo que tú haría algo.

¿Por qué? ¿No has dicho que iba a ganar?

¡Aww! Confías en mí— dije con una sonrisa—. Pero no es por eso. Te ha robado el ora ora, debes de hacerte respetar y declarar aquello que sea tuyo— suspiró con el ceño fruncido mientras negaba—. Tú no lo hagas, pero no te quejes luego cuando todo el mundo lo use.

Acuario [Jojo's Bizarre Adventure]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora