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Hoy, definitivamente, no estaba siendo mi día de suerte. Ni si quiera era un buen día o uno de los normales y monótonos que solía tener. Sino que se había vuelto uno de los peores que había vivido. Estaba en el segundo puesto... y prefería mantener en el olvido el primero.

Es decir, no había tenido suficiente con tener una amonestación por llegar tarde a clases (aun si había sido solo dos minutos), en la que había involucrado a una compañera. Sino que también había tenido la genial idea de irme de la dirección para perseguir a un usuario de stand que se había metido en una pelea en la que acabé involucrada. Para luego ser casi secuestrada por el pelinegro.

Todo eso para acabar así...

-Mamá- la llamé en su idioma natal a la espera de que eso sirviera de algo-. Ya te he dicho que lo siento mucho- suspiré mientras miraba hacia la ventanilla-. No tienes porque dramatizar de esa manera. ¿Sabes que si frunces el ceño durante mucho tiempo te van a salir arrugas?

Esto tenía una explicación, y era la llamada del director que le había hecho a la mujer junto a mí al no verme en la secretaría.

Empeorando mi día, cuando esta llegó en el momento de la explosión de la supuesta caldera. Y tras recibir una improvisada y rápida charla sobre alumnos problemáticos (como yo, a su parecer), en la que no me habían dejado decir absolutamente nada, sumando con una explicación sin fundamentos y poco creíble sobre lo ocurrido en la escuela. Nos dejaron marchar, al igual que al resto de alumnos.

Y no es por presumir ni nada, pero ahora mismo estaba sentada junto a una bomba de relojería que podía explotar en cualquier momento. Y sus consecuencias podían ser mucho peores que cualquier stan con el que me pudiera encontrar.

-___ Kobayahi ___(a). No digas ni una palabra más- me tensé. Que dijera mi nombre completo y hablara en español no podía significar nada bueno-. En cuanto lleguemos a casa me entregarás tu consola y tendrás terminantemente prohibido ver la televisión.

-¿Cuánto tiempo?

-Por ahora, una semana.

-¿Ni si quiera voy a poder ver los dibujos para desayunar?- pregunté esperanzada. Desayunar en completo silencio era raro.

Quizás, y solo quizás, había sido una mejor idea el haberme ido con el Kujo. Es decir, ¿qué era lo peor que me podía pasar con él? ¿Qué intentará sacarme información de alguien a quien no conocía a base de golpes? Sobre todo, porque lo único que podía contarle sobre Domy o Dimo era que lo estaba buscando.

Además, me habría ahorrado el regaño que había recibido hacía unos cinco minutos en el coche. Además, me aseguraría de que... ¿Kakyoin? Sí, así era. Estuviera relativamente a salvo.

Después de todo, si sumábamos que el pelirosa iba a actuar a la defensiva e iba a intentar acabar nuevamente con él Kujo, el cual tampoco parecía ser de esas personas que pedían las cosas por favor. Definitivamente eso no iba a desencadenar en una amable charla, sino en una nueva pelea.

-¿Cómo has dicho? ¿Qué tampoco quieres ir al cine esta semana? Vale, pues estás castigada.

-¡Espera, mamá! ¡Más despacio!- replique en un grito, recibiendo una mala mirada de su parte-. Esta semana estrenan la película que llevo esperando todo el año. ¡Todo el maldito año! ¡Mamá, tengo entradas para el día del estreno!

-Puedes intercambiar entradas con tu hermano. Si no me falla la memoria, él iba a ir la semana que viene- bufé molesta ante su respuesta-. Así no perderás el dinero que te gastaste.

Acuario [Jojo's Bizarre Adventure]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora