Capítulo 11

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Quedo petrificada, pasmada y paralizada por una milésima de segundo. Solo quiero que toda la playa, sus rocas, peces, tiburones o lo que fuera, caigan sobre mí y me hicieran desaparecer en este momento. En mis intentos de ponerme de pie, la copa se me cae sobre la arena sin romperse pero no me importo. Los nervios me carcomen y lo primero que Aidan hace es colocarme a su lado tomándome de la cintura como si marcara propiedad. 

-¿Qué estás haciendo por aquí, papá? -inquiere incómodo.

-Ya sabes, Dan me invitó. 

-Aja... a mí Christie -comenta.

Aidan no dice nada y August tampoco. El incómodo silencio entre los dos se siente años y mi clara situación de que sobro aquí. 

-Sabes, Aidan -comienzo a rascar mi frente de los nervios igual que mis manos sudorosas.-Cady, me está llamando, luego nos vemos. 

Me desprendo de él sin respuesta alguna de su parte, parezco correr de algo. Pues sí, lo estoy haciendo. Para mi suerte Cady está en la mesa de los aperitivos, al lado de la barra. 

Tomo unos bocadillos y lleno mi boca de ellos de los nervios casi sin dejar lugar. 

-Amy, cielos, ¿está todo bien?

Mastico con deprisa por esta ansiedad, le arrebato la copa a ella para beber un buen trago. Con mis ojos le hago señas a Cady que mirara detrás mío. 

-Ay por dios... Dios, dios, dios, dios, dios… -comienza Cady. 

-¿Quieres dejar de rezar Cady? -Le digo con una mezcla de nervios y risa.

-¡Rayos, no sabía que su hijo iba a venir! -dice entrando en caos.

-Ya está, dime qué está pasando -le pido mientras que trato de beber un poco más pero mi estomago no me lo permite.

-Están hablando... Aidan le puso su mano en el hombro... él se la quitó... empezaron a discutir... se están yendo a discutir a otro lado... -cuenta escandalizada.

Me giro y lo veo, Aidan sigue hablándole a su hijo mientras este se marcha lejos de las luces de la fiesta. 

-Me siento mal, fue mi culpa… -digo cuando finalmente la ansiedad se apodera de mí.

-Amy, no es tu culpa. Se dió una casualidad, en la que casualmente tú estabas. Dejalos que se arreglen ellos. Hace años que no se encontraban. Ven, vamos a saludar a la gente que está llegando -suspiro frustrada y ella con una sonrisa trata de llevarme.

Cady es muy amable en distraerme y presentándome al resto de su familia y amigos que llegan para despedir el año. Su hermano mayor se está encargado de colocar los fuegos artificiales y nos disponemos a ayudarle. Christie nos llama para la cena.

Christie me señala la mesa donde Aidan estará y me siento. La cena comienza y la silla de Aidan está vacía. Comienzo a sentirme mal. Finalmente llega el postre igual que Aidan con sus ojos oscuros. Se sienta sin siquiera mirarme.

Toco su brazo y siento que todo su cuerpo está tenso en su totalidad. Él da un gran suspiro, como quitando el enojo en una exhalación, como si liberara la carga de hace unas horas. 

Tomo una cucharada de helado, le sonrío y coloco la cuchara cerca de su boca. Esboza con esfuerzo una sonrisa y comienza a comer su helado. Solo se escucha la cuchara golpear sus dientes mientras saborea la vainilla de su copa. Pero más que eso no sale de su boca, no hay palabra alguna. Me dio a entender que necesita su espacio. 

Cuando ya todos los invitados han terminado, Aidan sigue callado. El silencio también es condena en mí. Me acerco y le susurro:

-Iré con Cady, llámame si me necesitas -le aviso.

IncipienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora