Capítulo 14

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El silencio predomina en el ambiente y siento que la incomodidad me abraza ante su ausencia de palabras. Quiero echarme para atrás. Sé lo que implica y tal vez es mala idea hacerlo. Capaz que ya no soy quien busca en realidad.

—Amy... —se escucha pensativo.— ¿Cuánto necesitas? 

Respiro hondo pensando en el número fuerte.

—30.000 dólares. 

—No es mucho. Te los depositaré ya mismo —responde como si nada.

—Espera —freno su posible accionar.— Haremos un nuevo contrato —digo con firmeza.

—Amy… —titubea.

—Nada en esta vida es gratis Aidan, yo lo sé. Por eso es que te propongo realizar un nuevo contrato. 

Soy consciente de lo que implica ser su acompañante de eventos, ser la cara bonita para todos sus conocidos, socios. Pero lo que más me va a costar, es tener que soportar su mirada, su sonrisa, su pinche voz y el hecho de estar a solas con él me pone demasiado. Puedo hacerlo, puedo estar con él sí quiero. Sin embargo, aun estoy resolviendo cómo decirle a mi corazón que él no es para mí.

Escucho como suspira a través del teléfono y yo contengo el aliento. 

—Escúchame Amy —dice de una manera que me incomoda— Creo que estás ansiosa y no lo estás pensando con claridad. 

—Créeme que ya lo pensé —respondo sin tolerar su respuesta, como si no supiera lo que quiero o soy de esas tontas que ha tenido antes.

—Mañana por la noche cenaremos, te llevaré un nuevo contrato y lo hablaremos —indica él y me deja más tranquila. 

—Gracias Aidan —respondo y cuelgo la llamada.

Entro de nuevo al departamento para ver cómo está mi hermano y lo veo salir de la ducha con la toalla envuelta al cuerpo pasando a mi cuarto. Regreso al comedor pensativa y después de unos segundos llega a mi cuenta bancaria 35.000 dólares. Sonrío y le envío un mensaje a Aidan agradeciendo su confianza.

Inmediatamente llamó al doctor con una alegría que no me cabe en el pecho. Pensar en que mi hermano podrá rehabilitarse, que podrá mejorar y ya no necesitará ni deseara esas porquerías.

—Claro que sí doctor. El próximo lunes nos presentaremos con James y arreglaremos el tema del pago. Sí... tengo el dinero para 6 meses. Luego veremos. Muchas gracias doctor.

Luego de eso, busco por internet un acompañante terapéutico para poder salir de mi casa tranquila. Mi hermano come algo mientras hablo por teléfono con un chico que me dio acceso a llamarlo cuando quisiera y él presentarse en máximo una hora después. 

Durante el resto del día le conte a james sobre la rehabilitación y sobre Alex, el acompañante terapeutico que estará con él durante no esté. No le parecio de su agrado pero a finde cuentas está a mi cargo y no puede decir que no. 

Al otro día, Abi, Kenai y Camilo vinieron a casa a almorzar. James juega a ser un dinosaurio mientras que carga a Kenai en la espalda y corren por el departamento. Abi, como toda madre, está regañando a James por alterar a Kenai a sabiendas de que locura no le falta y Camilo bromea conmigo sobre los eventos cómicos de mi amiga. No me imagino más locura en esa casa. Además, con el dinero que Aidan le facilito están preparando todo para renagurar el café y me emociona demasiado. Me postule como ayudante para lo que se les ofrezca.

La tarde cayo igual que Abi en el sillón media dormida y Kenai aun corriendo por la casa. Mi vigilancia sobre James no disminuye, siento que debo estar atenta cada minuto y eso causa algo de tensión en mí. Siento todo el tiempo el miedo a que se esté inyectando.

IncipienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora