Capítulo 5

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Comienza el viaje a casa de Aidan. La noche se quiere asomar de manera tan viva que puedo sentir esa sensación de lo nocturno en mis venas. El atardecer es demasiado hermoso que se esconde detrás de los edificios. Miro hacia adelante y siento una necesidad de charlar con este señor, corrijo, con este caballero tan amable.

-El día está muy lindo.

Seymour se sonrió sorprendido al ver mi intento de sacarle conversación.

-Los mejores atardeceres del mundo los tiene esta ciudad por este clima. Personalmente me gusta mucho el verano -dice con una voz melodiosa.

-A mí también. Me encanta ir al mar todo el año y cuando puedo. No hay nada como salar la piel.

-Concuerdo con usted señorita Amy.

-Dígame Amy, por favor y puede tutearme.

-Está bien Amy, llámame Seymour, nada de "señor" o "usted" tampoco -dice sonriendo y me sonrío.

Nos empezamos a alejar de la ciudad para ir hacia la ruta que nos lleva al mar y en 20 minutos llegamos. Durante el viaje Seymour habla del maravilloso jardín que tiene Aidan y es lo primero que quiero ver al ingresar a la residencia privada. El hermoso jardín de rosas de todos los colores hace su aparición, como si la primavera nos sonriera de nuevo.

-Seymour ¡qué hermoso lugar!

-Así es señorita. Son 3 generaciones de Howes que pasaron por esta casa. Y las señoras que han pasado por la casa tienen como, digámosle "escudo familiar", las rosas. Son dos casas en una. La segunda planta es la casa de la madre de Aidan, la señora Arlet -explica él mientras estamos entrando.

-Espero no incomodar -digo insegura.

-Ambos tienen sus vidas separadas, pero siempre cenan juntos. Tú tranquila Amy. Aidan o ya llegó o está por llegar -dice regalándome una sonrisa tranquilizadora.

Imagínate la casa más bella que has visto. Bueno, esta casa es diez veces más hermosa. Es una arquitectura antigua con reformas que mantenían su esencia y no podía sacar la cuenta de los metros cuadrados de este lugar. Impresionante.

Entro acompañada de Seymour como guía y me dirige hasta una pequeña sala de estar, donde hay una fogata decorativa y una biblioteca.

-Amy, iré a preguntar dónde se encuentra Aidan. ¿No te ha escrito? -pregunta Seymour.

-No, y es raro -respondo.

-Le pediré a la señora Wila que te traiga bocadillos. Espérame y ya regreso -dijo con amabilidad y yo asiento para desaparecer por la inmensa puerta.

Dejo mi bolso sobre el sillón y no puedo evitar mirar la biblioteca y sacar un libro. Hay música suave de fondo así que me senté a leer el libro.

Luego de un rato, una señora apareció con una bandeja con pequeños sándwiches y frituras. También una botella de soda y un vaso grande con hielos.

-Señorita, es para usted -dice sonriente.

-Ay lo siento...

-No pida perdón, no me ha hecho nada -dice riendo.

-Sí, es que... ¿Seymour le dijo algo? Es que llevo un rato aquí esperando a Aidan y no sé nada de él.

-¿Le escribió? -inquiere.

-No, no es mi novio, perdón, quiero decir, no lo vi apropiado.

La señora me sonríe pícara y comienza a irse.

-¿Quiere comer conmigo? Es que, me incomoda estar aquí comiendo sola y usted allá...

-Tengo que terminar unos quehaceres en la cocina. Pero ven conmigo, cariño.

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