Capítulo 29 "La guerra Parte 1"

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Bien, acá empezamos con la acción.

11 Caps para su feeeeeeeeeen :c

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                                    ~ H I C C U P ~

¡Cuidado, Hic, corre!

   ¡CHIMUELO PARA! ¡PARA! ¡MÉRIDA, NO! ¡PAPÁ NO!

¿¡Cómo pudiste!? ¡VETE DE AQUÍ! ¡ALÉJATE, NO QUIERO VOLVER A VERTE!

— ¡No puede morir!

  Abro los ojos desesperado y exaltado, mi respiración no deja de ser agitada. Miro hacia los lados, estaba en la casa de mi madre, ya había amanecido... Uff, fue sólo un sueño. Estoy sudando y temblando, no cabe duda de que Pitch estuvo aquí.

— ¿Hic? ¿Estás bien? —preguntó Mérida algo soñolienta, levantó su torso para quedar junto a mí. Asentí sin mirarla. Ella me abrazó y me dio un beso en la mejilla— Tranquilo, fue sólo un sueño.

  Asentí de nuevo y me giré a verla.

— Tenemos que cambiarnos, mi padre y los demás vendrán en poco tiempo. —Dije, Mérida asintió y salió parándose, me pasó mi ropa y ella comenzó a cambiarse mientras yo también lo hacía.

  Todo me estaba dando vueltas, en la pesadilla sólo oía voces, no había imágenes, sólo se escuchaban los gritos como ecos. Por más que Mérida intente tranquilizarme no puedo, tengo miedo de lo que valla a pasar hoy, aun que quizá fue sólo un sueño que no signifíca nada.

                                          ~ J A C K ~

 Me despierto con pereza, abro los ojos y veo el sol dándome en la cara, hoy estoy pensando en volver a buscar a Hiccup, iremos a Berk para ver si su padre tuvo mejores resultados que no sotros, pues son cinco los que fueron a buscarlo. Me levanto de la cama y voy al baño, me resfriego la cara y me miro en el espejo, no dejo de ver mis ojos... ¿Ese soy yo? ¿Quién es Jack Frost? No lo sé, parte de mí se pregunta si lo sabré. ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué soy un guardián? Tampoco lo sé, hay miles de preguntas en mi cabeza, miles de preguntas que no tienen respuesta ni sentido a veces. Escucho un ruido, la puerta sonando, salgo del baño y abro la puerta y ahí está Norte mirándome con nostálgia.

— Norte ¿Qué...? —No continué porque él me abrazó con fuerza. A veces suele ser alguien sensible, él sabe que estamos en peligro, que estoy en peligro, que no puede hacer nada sin sus poderes...

— Jack, en un mes es navidad. Necesito que me digas qué es lo que quieres. —dijo separándose.

— Bueno, Norte, tengo prisa, luego te lo diré. Voy con Rapunzel a buscar a Hiccup; cuando vuelva hablamos. —dije mientras salía corriendo hacia el cuarto de Rapunzel.

  Estaba frente a su puerta, toco la puerta tres veces y luego de dos minutos Rapunzel abre con cara adormilada, tiene los ojos entre abiertos como si hubiese perdido lentes o algo así. Yo sonrío.

— Punzie, tenemos que irnos por Hiccup. Prepárate. —dije acariciando su antebrazo, ella asiente y cierra la puerta.

  Bajo las escaleras corriendo y estaban los duendes y yetis corriendo desesperados de aquí para allá. No los culpo, falta un mes para navidad y son más de un millón de niños en todo el mundo. No sé como es que pueden trabajar tanto. Yo estaría estresado todo el tiempo.

  Una vez abajo espero paciente a Rapunzel, y apenas la veo bajar quedo hipnotizado. Rapunzel en todo aspecto es atratactiva, lo sé, me siento muy afortunado de tenerla conmigo, aun que ella no me recuerde por completo, sé que hay una mínima esperanza de que me ame. No necesito oír ni decir nada, sólo necesito dos miradas compartidas para saber qué siente por mí.

— Bueno Jack, ¿Nos vamos? —pegunta una vez que está al lado mío.— ¿Por qué me miras así?

— Porque eres hermosa.  —Respondí acercandome más a ella.

— ¿Estás coqueteando conmigo? —preguntó enarcando una ceja.

— Sí. —respondí acercándome aún más hasta el punto en el que no podía acercarme más. Noté su nerviosismo y le di un beso en la mejilla.

— Jack... —dijo e hizo una pausa.— Te-tenemos que irnos. [Oh Rapunzel arruinaste el momento (-.-)]

Me decepcioné un poco, pero me alejé de ella y asentí con la cabeza. No la culpo, no recuerda...

                               ~N A R R A D O R A~

 Los padres de Hiccup habían vuelto a buscarlos, Valka le dio un dragón a Hiccup para que fuese con Mérida, y unos cuantos dragones también los seguían hacia Berk. Berk no estaba tan lejos, pero sin embargo para Hiccup y Mérida el viaje fue eterno. Ninguno de los dos hablaba, Hiccup estaba sumergido en sus pensamientos y Mérida no quería molestarlo ya que era una pesadilla con lo que había soñado, ella sabía bien lo que sentía y sólo pudo reaccionar abrazandolo fuerte por la cintura mientras él seguía mirando hacia el frente ignorando la acción.

 Todos en Berk estaban haciendo sus labores u otras tareas como; reparar casas, alimentar dragones, lavar, pero lo que más dejó a Mérida sorprendido fue cuando vio como unos cinco chicos competían en un juego con ovejas, la rubia montada en el Nadder fue campeona, por tercera vez consecutiva, según quien lo anunció. Bajaron cada uno de sus dragones y rápidamente una multitud de gente los redeó llenándolos de aplausos y gritos de emoción. Estoico y su esposa saludaron con gusto, mientras Bocón aplaudía detrás de ellos, Hipo y Mérida sólo se quedaron ahí parados sin hacer nada más que sonreír. Berk había crecido, ahora tenían algunos que otros artefactos para el bienestar los dragones, y, la población había aumentado.

Minutos después se instalaron y todo volvió a la normalidad. Mérida se fue al baño a ducharse mientras Hiccup saludaba a sus viejos amigos; Patán, Patapez, Brutacio, Brutilda y su queridísima amiga Astrid. Si antes se llevaban bien ahora ni se diga, eran más amigos, eran hermanos (AH, EH! ¬¬), se ayudaban en absolutamente todo, aunque la rubia sentía algo más que sólo amistad hacia su amigo castaño ojiverde, pero se negaba rotundamente a sentir algo parecido, pues él ya tenía novia y se veía realmente feliz con ella, Astrid sabía que no podía competir con Mérida, y no valía la pena intentarlo, ya que sin embargo Hipo amaba a esa chica.

Estaban los seis sentados en las mesas del bar charlando, compartiendo chistes y bebiendo. Hipo podía distraerse con sus amigos siempre, y era lo que más le gustaba de ellos. Antes quizás había enamistades con Patán, pero él logró controlar su ego y pudo ser mejor aceptado por sus demás amigos. Hipo estaba orgulloso de cada uno de ellos, ya tenían su vida planeada, pero no evitó sentirse triste, pues él estaba en medio de un caos, hasta el punto de arrepentirse de ser un guardián...

— ¿Desde cuándo salen? —preguntó Brutacio con una ceja enarcada y una sonrisa boba.

— Desde... Desde siempre creo. —dijo Hipo encogiéndose de hombros.

— ¿Y ya lo han hecho? —preguntó Patán dándole un trago a su aguamiel.

— ¿Disculpa? —preguntó Hipo incómodo, Astrid le pegó un codazo a Patán en las costillas, él se retorció gimiendo de dolor.

— ¡Eso no se pregunta, idiota! —le dijo Brutilda.

Patán se sobó las costillas y se alejó un poco de Astrid.

— Bueno, era sólo una pregunta, yo tendría curiosidad. —dijo Patán encogiéndose de hombros, Astrid iba a golpearlo pero suspiró y bajó la mano.

Los seis amigos siguieron charlando animadamente sin tocar el tema del sexo o romance. Hiccup no pudo evitar recordar a Jack, su mejor amigo, y luego a Chimuelo cuando Astrid preguntó por él. Hiccup recordó que no era tiempo para estar de paso por Berk, tenía cosas muy importantes que hacer, no podía perder un segundo más. Se levantó apurado seguido de sus amigos y se dirigió a su casa. Valka, Estoico y Bo

The Big Four #2: El lado oscuro de la luna. (Corrigiéndose)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora