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ELOL♥
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Dos semanas, dos semanas habían pasado ya desde que Gothel se fue, y últimamente, para los "The big four" todo fue estupendo. Volvían a hacer las carreras, se divertían, podían ser ellos mismos sin preocuparse de que NADIE (Pitch sentite tocado) lo molestara. Pero cada cosa linda que nos sucede en la vida tiene algo malo. ¿Por qué existe lo bueno? Porque existe lo malo ¿Por qué existe la amistad? Porque existe la enamistad ¿Por qué existe el amor? Porque existe el odio ¿Por qué existe el miedo? Porque existe el valor.
Era entonces, el anochecer, los cuatro estaban terminando de cenar, satisfechos con su comida se retiraron y la pelirroja se ofreció a lavar los platos. La ahora castaña y el peliblanco se fueron a dormir, últimamente, cada pereja dormía junta, la habitación que compartían Mérida y Rapunzel ahora era la compartían Jack y Rapunzel, y la otra la compartían Hipo y Mérida, para no "pasar frío" (¬-¬ ajá, sí el frío, ¡EXPLICA ÉSTO FROST!). Norte, salía demasiado en la noche, casi ni estaba en el taller.
Mientras la pelirroja lavaba los platos el castaño se acercó a ella y la abrazó por la cintura dándole pequeños besos en el cuello.
— Te amo —susurró él en su oído.
— Gracias —dijo ella sonriendo, Hipo también rio por la broma.
— Bueno, iré a darle de comer a Chimuelo. —dijo Hipo, le plantó un beso en los labios a su novia y se fue.
Ella lavaba los platos con una sonrisa enorme, estaba feliz de que todo había vuelto a la normalidad (y vos tipo: "ahora algo malo pasa xD"). Ya estaba por terminar, cuando miró el roloj junto a la ventana que marcaba las 00.00, Mérida soltó un suspiro... ¿¡ESPERA QUÉ!? Volvió a ver la ventana, ahí estaba Gothel con un faron mirándola con una sonrisa maniática, Mérida se sobresaltó y cerró los ojos con fuerza, los volvió a abrir y miró de nuevo a la ventana. Nada. La pelirroja terminó con el vaso, lo agarró para secarlo y cuando se dio vuelta ahí estaban de nuevo los ojos amarillos, volvió sobresaltarse dando un brinco hacia atrás, el vaso calló al suelo y ella cuando calló apoyó la mano en los vidrios rotos. Miró su mano que ahora chorreaba sangre.
— Mierda —murmuró.
Se levantó, se acercó al lavavajillas y comenzó a mojarse la mano, se secó con una servilleta y comprobó que ya no salía más sangre. Soltó otro suspiro, eran cosas de su mente, nada era real. No habían acabado con Pitch, y éste sólo le estaba jugando una pequeña y horrible broma. Ella agarró la pala y la escoba y empezó a barrer el vaso con el vidrio roto. Cuando se levantó para dejarlo en el tacho de basura ahí estaba nuevamente Gothel mirándola de la misma terrorífica forma, Mérida dejó caer la pala y ahogó un grito. Escuchó unos pasos acelerados que venían hacie ella y se asustó un poco más que antes. Pero a medida que los pasos se acercaban se dio cuenta de que era Hipo quién caminaba hacia ella. Mérida no apartó la vista de Gothel ni un segundo, no hasta que el castaño llegó.
— ¿Mer? ¿Estás bien? ¿Qué haces en el suelo? —preguntó él ayudándola a pararse. Ella sólo miró detrás de él, Gothel seguía ahí. Hipo al ver que ella miraba fijamente a algo monstruoso detrás de él se giró para comprovar que no había absolutamente nada.— ¿Mérida..?
— ¡Estaba ahí! —dijo ella apuntando detrás de él con los brazos estirados.
— ¿Quién estaba ahí? —preguntó él.
— ¿¡No la viste!? ¡Gothel! —dijo ella alterada.
— Cálmate, Mer —dijo Hipo tomándola de los antebrazos—, debes de estar muy cansada.
— Oh, sí —dijo ella irónica—, debo estar taaaaaaaan cansada.
Mérida sonrió forzadamente y luego se puso seria soltándose de las manos de Hipo y caminando a paso ligero con la frente en alto, Hipo puso los ojos en blanco y la siguió.
— Oh vamos, Mer —decía Hipo detrás de ella—. No es que no te crea, o dude de ti, sólo digo que...
Mérida se metió en el baño y le cerró la puerta en la cara, él dejó de hablar inmediatamente y miró el suelo.
— Abre la puerta —ordenó él. Escuchó como la puerta se trababa— Ash... a veces eres imposible, Mérida —Hipo apoyó la frente en la puerta—, no me iré de aquí hasta que abras la puerta y charlemos.
— Entonces tienes muuucho tiempo aquí, Haddock. —dijo Mérida desde el otro lado cruzándose de brazos.
Ninguno de los dos volvió a hablar, Mérida apoyó la nuca en la puerta y soltó un largo suspiro, se acercó a el espejo del baño y se miró... un minuto, ella no estaba sonriendo. Mérida miró su reflejo que sonreía con malicia. Mérida abrió el grifo y se mojó la cara, volvió a mirar el espejo y ésta vez su rostro estaba más cerca y la miraba con una cara asesina, ahogó un grito y se hizo hacia atrás.
— ¡Mérida abre ya la puerta! —ordenó Hipo cuando la oyó gritar.
Mérida con la respiración agitada se acercó a el espejo nuevamente, ahora su reflejo no estaba, pero no pasaron unos segundo cuando una mano cubierta de sangre se apoyó en el espejo, y ahí estaba nuevamente el "reflejo" de Mérida con una sonrisa mostrando los dientes. Mérida no podía creerlo, entonces el reflejo estiró su brazo y lo hacercó a el de Mérida, por debajo del vestido agarró su brazo dejándole la marca de sangre en ellos, y luego agarró el otro, comenzó a jalarla hacia adentro del espejo, Mérida había quedado en shock, su cadera golpeaba contra lavavajillas y en tercer golpe reaccionó y se alejó rápidamente de el espejo respirando agitada. La puerta del baño se abrió dejando ver a un Hipo preocupado, corrió hacia ella y la abrazó.
— ¡NUNCA VUELVAS A HACER ESO! —Le dijo enojado mirándola a los ojos. Ella lo miró con la boca entre-abierta y los ojos con espresión preocupada.
— ¡Hic, estaba ahí! ¡EN EL ESPEJO! —dijo ella.
— Mérida, deja de...
— ¡Lo juro no lo imaginé!
— ¡Basta, ya...!
— ¡MIRA! —Mérida le mostró sus brazos con las marcas de las manos que la sujetaban, Hipo abrió mucho los ojos y la boca.
— No puede ser... Mer —dijo Hipo, levantó la muñeca de ella y su mano cubierta de sangre. Entonces ahí se dio cuenta—, Mer te estás haciendo daño a ti misma.
— Pe-pero... —Mérida no se dejó continuar, vio sus manos cubiertas de sangre cuando calló sobre los vidrios del vaso roto, era cierto, ella había hecho daño. No no podía ser cierto.
Se acercó a el espejo, aún estaba la marca sangrienta, Mérida apoyó su mano en ella, era exáctamente el mismo contorno.
— Dios qué me pasa —murmuró ella intentando retener las lágrimas.
Ella había sido quien dejó la marca, ella misma se había tomado los brazos y jalado, ella misma era la que sonreía con malicia, ella misma se había hecho daño. Ella. Todo lo que anteriormente vio fue sólo un producto de su imaginación, nada fue real, todo éste tiempo había sido ella.
Hipo la miró con tristeza y la abrazó, ella correspondió el abrazo mientras una lágrima caía por su rostro, se separaron e Hipo le dio un tierno beso en los labios.
Finalmente, una vez curadas las heridas de Mérida, se fueron a dormir. Sin embargo, Mérida no podía quitarse de la cabeza lo que había hecho, si ella había sido quien se lastimó ¿Por qué veía a Gothel? Todo psicológico, nada fue real, una vez más su mente le jugó una cruel broma.
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The Big Four #2: El lado oscuro de la luna. (Corrigiéndose)
FanfictionEl miedo puede hacer que lo pierdas todo...