Capítulo 10. Egoísta

3.4K 320 29
                                    

Rubén 

Cuando comprendí el significado de sus palabras comencé alejarme de ella, pude ver el temor reflejado en sus ojos y entendí porque se cuidaba tanto. No solo estaba su estatus como abogada, Genave seguía intacta y aunque aquella confesión me hizo desearla mucho más, supe allí mismo que tenía que bajar la guardia. Un golpe seco en la puerta me hizo alejarme en definitiva de ella y trate de volver a mis sentidos.

—Cúbrete —dije al tiempo que le lanzaba una de mis camisetas, ella se apresuró a cubrir su cuerpo con ella y se cruzó de brazos mientras yo abría la puerta.

—Tenemos un problema —Jotrov se encontraba con el ceño fruncido y sabía que si se había atrevido a interrumpirme el asunto era grave.

—Esa puerta lleva a tu habitación —dije sin siquiera voltear a mirarla —Seguimos luego nuestra conversación —Genave no lo dudo y se perdió detrás de aquella puerta, tome la camisa y seguí al hombre por el pasillo.

Mi padre aguardaba por mí en el despacho principal, acompañado de su quinta esposa Josephine y el infame hijo de esta Alord. Aquel hombre me había heredado todo en vida, pero su nueva esposa y el hijo de esta buscaban sacar un gran tajo de la fortuna que había amasado mi padre y yo no estaba dispuesto hacerles fácil el camino, ellos no sabían lo que era el sacrificio, lo que era mancharse las manos de sangre, lo que era mantener en pie un imperio como el nuestro.

—Algo tarde para visitas —dije de manera sarcástica a los presentes.

—Tenemos información de que estas reteniendo a alguien aquí, una mujer —Se apresuró a decir el muchacho y no pude evitar reírme con sátira.

—Les dije que no había nada de qué preocuparse que tú eres un hombre racional, no pasional —comentó mi padre poniéndose de pie y llevó sus pasos al balcón, dejándome solo con aquellas dos personas.

—Sabes que podemos usar esto en tu contra —dijo ahora con aquella boca venenosa Josephine, mire disimuladamente donde se encontraba mi padre —Si descubrimos que en verdad tienes a alguien en contra de su voluntad aquí, será un punto a nuestro favor en los tribunales y tú realmente quedarías mal parado hijito —Desarme a Jotrov y le apunté directamente a la cabeza aquella mujer, su rostro palideció y su hijo intentó hacer un movimiento, pero Petrov lo detuvo.

—Por cosas menos que esta he matado gente Josephine, así que no intentes amenazarme si no estás lista para afrontar las consecuencias —le devolví el arma a Jotrov y pose la mirada en mi padre, quien se había quedado en absoluto silencio mirando aquella escena —Controla a tu zorra y a su cría padre, recuerda que me enseñaste a no ser un espectador.

—Creo que es momento de irnos —dijo mientras escoltaba a su nueva familia a la salida, seguidos por mis hombres. Todo lo que se, lo había aprendido de él, así que conocía mejor que nadie cuáles eran mis límites.

Me acomode sobre aquel sillón de cuero y cerré los ojos por un momento. Necesitaba desahogarme, tenía que sacar todo esta ira que me consumía y el sexo duro y sin restricciones siempre había sido mi mejor opción. Esta disputa con esta gente está colmando mi paciencia y sabía que debía dejar que Genave hiciera su trabajo, a fin de cuentas el que estuviese aquí había sido un capricho mio, pero necesitaba aquellos papeles, necesita deshacerme de aquella mujer y su hijo cuanto antes.

— ¿Quiere que la traiga? —pregunto Jotrov y sabía que se refería a Genave, pero ahora mismo no podría lidiar con ella, necesitaba descargar mi rabia y Genave era como una flor, en este momento ella no era opción.

—Trae a Ekaterina —dije mientras este me miraba algo incrédulo —Es una puta y le encantan los juegos sucios, así que haz que venga ahora —No necesitaba al Jotrov racional ahora y mucho menos su mirada acusatoria. No era hombre de una sola mujer y él lo sabía mejor que nadie, aun no estaba listo para serlo.

No sabía cuánto tiempo había pasado cuando escuché el repiqueteo de unos tacones aproximándose hacia mí. Aquella mujer era esbelta e intimidante y tenía el aguante de diez hombre, le gustaba el sexo duro, disfrutaba ser azotada y aquello me liberaba, sabía que quizás nunca llegaría obtener algo así de Genave y con la confesión de esta noche me di cuenta que aunque la desee con locura, no estaba listo para mantenerme en control.

Rápidamente se arrodilló frente a mí y bajó el cierre de mi pantalón. Me observo y pude ver las llamas en su mirada. Y cuando su boca succiono mi pene solté un alarido de placer, el piercing en su lengua provocaba una sensación alucinante, era un viaje hacia el oscuro deseo que corría por mis venas. Envolví su cola de caballo en mis manos y la apreté con fuerza, hice movimientos bruscos mientras está chupaba y lamia, pero algo realmente inesperado paso en aquel momento. Una persona inesperada entró al despacho.

La miré fijamente, pero sus ojos estaban fijos en la mujer se encontraba arrodillada entre mis piernas. Ekaterina levantó la cabeza, se limpió la comisura de los labios y miró a Genave con una maliciosa sonrisa en el rostro. Pude ver la decepción en su mirada y luego como la misma se endurecía, pasando a ser fría e indiferente, no sé ni siquiera como me sentía y porque tenía aquel sentimiento de culpa.

— Прекрасный (hermosa) —dijo la mujer de rodillas frente a mí en ruso y con lascivia, ella no conocía los límites y no tenía distinción de géneros.

— ¿necesitas algo? —pregunté con frialdad, no podía mostrarle debilidad, no podía hacerle ver que su presencia me había jodido.

—No —dijo cortante —Ahora ya no necesito nada —Se cubrió aún más el cuerpo con aquel albornoz y le regaló una mirada de desprecio a Ekaterina, nos dio la espalda y salió rápidamente de allí, pero el egoísta dentro de mí no pensaba dejarla ir, no iba a permitir que se me fuera tan fácil de las manos.

El lado oscuro del placer (Libro #2  serie Oscura +18 ) Disponible en AmazonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora