Genave
Una semana después de mi regreso a Estados Unidos, Noah me había despedido. Para ser sincera me sentí aliviada, porque no estaba lista para hacer de cuenta que en aquella firma no pasaba nada, no estaba lista para hacerme la ciega, sorda y muda con los tratos por la izquierda que allí se hacían, sentí que me quitaba un peso de encima justo en el momento en que me llamó a su oficina para despedirme.
Había tocado algunas puertas, pero con mi poca experiencia era posible que solo consiguiera trabajo como asistente de algún reconocido abogado, aunque no me importaba. Si iba a trabajar dignamente sin meterme en asuntos turbios para mí era más que suficiente, mi meta era llegar a tener algún día mi propia firma, ahora debía enfocar mis energías en ganar la experiencia suficiente para lograrlo.
—Hola Alexis —Salude de manera animada al cuidador del edificio, él hombre me miró con disgusto y continuó leyendo aquel periódico.
Me había mudado al departamento de Gina, estar en casa ya no parecía tan apropiado luego de graduarme y aunque mi padre había insistido en que debía quedarme, sabía que lo hacía por el simple hecho de no quedarse solo con Darla, él la amaba, pero también perdía rápido la paciencia con ella. La vecina jugaba con su gato en el pasillo, no recordaba cómo se llamaba, pero si tenía muy presente lo que me había comentado Gina sobre ella.
—No te sorprendas si un día abres la puerta y la encuentras frente a ella sin razón alguna —miré en su dirección nuevamente antes de abrir la puerta y esta me miro con el ceño fruncido, no dude en entrar rápidamente al departamento.
Pise sin querer un sobre que había en el piso, seguro lo habían deslizado por la puerta y salí nuevamente al pasillo para ver si la anciana había visto quien lo había dejado allí, pero esta ya se había ido, así que simplemente cerré la puerta y volví adentro. El sobre no tenía remitente solo ponía mi nombre y sentí una rara sensación en la boca del estómago, como si lo que se encontrara dentro de aquel sobre fuese malo para mí.
Tocaron el timbre justo en el momento en que me disponía a destaparlo y lo deje encima de la mesa de la cocina. Camine hacia la puerta y miré por el ojo mágico antes de abrir y les juró que fue realmente extraño ver a Noah Corts del otro lado. Abrí la puerta despacio y lo mire extrañada, se veía bastante diferente, relajado sería la palabra adecuada y debo admitir que él era uno de los solteros más deseados de todo Nueva York y con su razón, aunque no era mi tipo de hombre.
— ¿Qué le trae por aquí señor Corts? Y ¿cómo supo dónde encontrarme?—dije sin siquiera invitarlo a pasar, tampoco era que me encontraba muy encantada con su presencia.
— ¿Me invitas a pasar? —Preguntó con sumo cuidado, como el zorro que era —Sé que sientes que te despedí injustamente y yo solo quiero aclarar algunas cosas —Dude por un momento, pero al final le permití la entrada.
Observo con detenimiento todo el apartamento y yo coloque las manos en los bolsillos traseros de mi pantalón. Se acomodó tranquilamente sobre el sofá y yo me quedé de pie recargada sobre el librero que dividía la sala de la cocina, lo mire fijamente a la espera de que el hombre dijera lo que había venido a decirme.
—Llame a tu casa y tu madre me dijo que te habías mudado —no le corregí el hecho de que Darla no era mi madre, a fin de cuentas era la única figura materna que había tenido en toda mi vida.
— ¿Qué es eso que quiere aclarar? —pregunté sin titubeos.
—Eres muy inteligente Genave y sé que no opusiste resistencia a tu despido porque deseas mantener limpia tu conciencia, pero en este mundo debes hacer muchas cosas para poder lograr tus objetivos —cruce los brazos sobre el pecho con evidente incomodidad.
—Ser la tapadera de los mafiosos, lucrarse del lavado de activos, eso es lo que dice que debo hacer para poder llegar a ser una abogada respetada —Se puso de pie y comenzó acercarse a mí de un manera extraña.
Intento acariciar mi cabello pero aparte su mano con brusquedad, entonces no me espere nunca su siguiente movimiento. Me tomo por la barbilla con fuerza y me obligó a mirarlo, trate de apartar su mano, pero con la que tenía libre me sostuvo los brazos. Siempre dije que no sabía qué esperar de él, Noah era un hombre frío y calculador que no le gustaban las pérdidas y yo había sido una pérdida para él.
—Con esa belleza podrías lograr todo lo que te propongas, pero eres demasiado correcta, demasiado decente eso no te servirá para crecer aquí —forceje con él y logré apartarlo de mí, pero este simplemente sonrió de manera burlona.
—Vete de mi casa —dije señalando la puerta — ¡Sal ahora mismo de aquí! —se tocó los labios de manera pensativa y luego me regaló aquella sonrisa que odiaba, esa que delataba que algo se traía entre manos.
—Accediste a muchas cosas cuando entraste a trabajar en mi firma, pero al parecer no leíste algunas cláusulas que te atan de manera indirecta a mí —lo mire confundida —Abre el sobre —dijo caminando hacia la salida —Y te espero mañana a primera hora en la oficina, no tienes que vestir formal —Escuche sus pasos perderse en el pasillo y cerré la puerta con estrépito, yo sabía demasiadas cosas y Noah Corts no me iba a dejarme ir tan fácilmente.
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El lado oscuro del placer (Libro #2 serie Oscura +18 ) Disponible en Amazon
Roman d'amourGenave Stevens había comenzado con buen pie su carrera como abogada y las cosas entre Darla y ella habían comenzado a mejorar, pero nunca imagino que aquel viaje a Italia para cuidar de su hermana le haría perder la cabeza por un hombre prohibido. S...