Capítulo 17. Mi perdición

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Genave 

Una semana antes

Leí detenidamente el papel en mis manos, solo para llegar a la conclusión de que aquella cláusula no tenía sentido. Era solo un oscuro capricho del hombre que la había elaborado, una jugada sucia y despiadada, pero que aún así no dejaba de estar en el contrato y me odie por haber sido tan descuidada, por no haber prestado atención a los pequeños detalles. Me odiaba por no poder hacer nada para cambiar mi realidad.

"El contratante tiene absoluto poder sobre la/él contratado si éste renuncia u es despedido antes de cumplir el año, deberá cumplir con todo lo mando por el contratante hasta que este ponga fin al contrato" Aquello era una estupidez, parecía hasta ilegal, pero aquel hombre era demasiado poderoso y sabía que lo había elaborado sobre la base de ley, aunque utilizando bajas artimañas.

No había pegado un ojo en toda la noche y me levante a primera hora aquella mañana con el ánimo por el suelo. Había pensado en llamar a Gina, pero decidí que era mejor mantenerla al margen de esta situación, correr a ella cada vez que tenía un problema evidenciaba mi falta de independencia y esto era algo que debía enfrentar sola, algo a lo que debía ponerle fin yo misma.

—Buenos días —dije al llegar a la firma, Margot mi ex asistente me miro sorprendida y no era para menos. Noah me había dicho que no vistiera formal y le había tomado la palabra, mi outfit de aquella mañana era todo menos formal.

—Señorita Stevens —dijo avergonzada mientras se acercaba a mí y ajustando un poco la mirada me di cuenta que mi antigua oficina ya estaba siendo ocupada —Su nombre es Julieth y es un maldito fastidio —comentó Margot con disgusto y la mujer se asomó por la puerta en aquel momento.

—Margot —le llamó con voz chillona, su rostro era hermoso y sentí lástima por ella, porque me di cuenta que era otra ilusa que había caído en las garras de Noah Corts.

Margot camino hacia ella, pero una llamada la detuvo y sabía que era él, sabía que me había visto llegar y con un gesto de cabeza aquella chica me dijo que entrara. El olor a perfume caro y desinfectante me provocaron náuseas, no había comido nada y eso provocaba que mi estómago estuviera sensible, aunque pensándolo bien creo que eran los nervios los que me tenían de aquella manera.

—Puedes acomodarte donde quieras—dijo con falsa amabilidad, sabía que el hombre frente a mí era el rey de los farsantes ya me lo había demostrado unas cuantas veces.

—Veo que tienes nueva víctima—No me resistí a comentar, porque estaba más que segura que la mujer en aquella oficina no sabía una mierda de lo que se movía aquí.

—Tú me gustas mucho más y por eso estas aquí—Colocó los codos sobre el escritorio y me miro con interés.

— ¿Qué demonios quieres Noah?—pregunte cambiando radicalmente la expresión de mi rostro—Esa cláusula no tiene sentido y por lo que veo tienes ya una empleada mucho más aparente que yo, entonces ¿no entiendo porque me hiciste venir aquí? —Sabía que debía mantenerme serena, pero no saber lo que aquel hombre tramaba me sacaba de mis casillas.

—Serás mi dama de compañía—soltó sin más y yo solté una carcajada sin nada de gracia.

—Qué crees que soy ¿una prostituta?—la mirada en sus ojos me causó escalofríos.

—Ahora eres mi puta Genave—dijo poniéndose de pie y caminando de manera amenazadora hacia mí—Y si no quieres que todo el mundo sepa de tu aventura con el Ruso harás lo que yo diga, tú eliges, hundirte para siempre y perder la oportunidad de seguir con tu carrera o cumplir con la maldita cláusula y ser una buena niña—lo mire con desprecio y sabía que las lágrimas estaban a punto de mojar mi rostro, pero no permití que salieran.

—Dime que debo hacer—dije derrotada—dime cómo puedo servirte—y con aquellas palabras comenzó mi infierno.

***

Rubén seco mis lágrimas y recogió mi cabello, lleno la tina con agua caliente y me obligo a entrar en ella. Me había desnudado despacio y en silencio, pero sabía que un millón de preguntas rondaban por su cabeza, aunque ahora mismo agradecía que no las hiciera, estaba agotada tanto física como mentalmente y que él estuviera aquí me hacía sentir intranquila, Noah me había hecho cambiar de número telefónico para que Rubén no me localizara, me aterraba saber de lo que podía ser capaz si se enterara de que él está aquí conmigo.

Entro conmigo a la tina y me recostó sobre su pecho, podía escuchar los fuertes latidos de su corazón y deje que aquel incesante sonido me calmara. Aun no entendía cuáles eran realmente mis sentimientos por Rubén, pero lo que si sabía era que estar con él era como bálsamo para mis heridas, podía ser el mafioso más peligroso del mundo, pero conmigo siempre se había contenido, podía verlo en su mirada cuando esta se encontraba con la mía o cuando sus manos recorrían mi cuerpo, incluso cuando me besaba.

—Voy a matarlo—susurro en mi oído, mientras acariciaba mi espalda mojada y no pude evitar sentirme tensa, pero era algo que yo había provocado. Afirmar a Rubén que Noah me había golpeado había sido la sentencia para aquel hombre— ¿Por qué tuvo que lastimarte?—lo escuche decir enojado y yo me gire, para mirar aquellos hermosos ojos, esos que me habían hechizado.

—Me negué—dije acariciando sus labios—Simplemente me negué a ser suya—no me pude resistir a besar sus labios, porque lo había deseado tanto. Sentí dolor en mi barbilla, pero deseaba demasiado a este hombre como para prestar atención aquel pequeño detalle y me coloco sobre sus piernas y pude sentir su erección rozar mi coño, pero este me detuvo haciéndome sentir avergonzada.

—Oye—dijo buscando mi mirada—Genave—lo mire nuevamente a los ojos y pude ver el deseo ardiente en su mirada—Si seguimos, no voy a poder parar—Asentí de manera inocente y él me tomó por el cuello llevando mis labios a los suyos. Sentí un calor abrasador en mi bajo vientre y unas inmensas ganas de sentirlo dentro de mí, pero no sabía si estaría preparada, no sabía si estaba lista para esto, aunque lo dejé guiarme, deje que el ruso me enseñará el lado oscuro del placer—Vamos a la cama—dijo mientras tomaba una toalla, me envolvía en ella y me levantaba en sus brazos.

Seco delicadamente cada parte de mi cuerpo y con mucho más cuidado mi cara. Soltó el moño que envolvía mi cabello y me depositó suavemente sobre la cama. Podía sentir la humedad en mi coño, con solo mirar su cuerpo mi mente volaba, cada parte del mismo parecía haber sido tallado con las manos y los pocos tatuajes que lo adornaban solo lo hacían ver mucho más ardiente. Sus manos se colocaron en mi entrepierna y contuve la respiración, mientras estas seguían viajando por cada parte de mi cuerpo, estudiando con sumo cuidado. Metió uno de mis senos en su boca y mordisqueo de manera poco sutil mi pezón, provocando que gimiera.

— ¿Te gusta?—preguntó, mientras lamia uno de sus dedos el cual pasó suavemente sobre mi clítoris.

—dije entre gemidos y con la voz temblorosa. Todo mi cuerpo reaccionaba a su tacto, no podía seguir negándolo y cuando coloco su rostro en medio de mis piernas, el corazón me comenzó a latir con fuerza.

—Ahora te enseña el verdadero placer muñeca, solo déjate llevar—dijo mientras su lengua comenzaba a juguetear con mi coño y supe en aquel preciso momento que Rubén seria mi perdición.

El lado oscuro del placer (Libro #2  serie Oscura +18 ) Disponible en AmazonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora