Rubén
Miraba con mucha atención la grabación que Jotrov me mostraba y me arrepentí en aquel mismo instante de haberle enviado ese mensaje, también me odié por haberme emborrachado como un idiota, Marco había cruzado el límite y tenía la certeza de que él también había descubierto que mi interés por Genave iba más allá del deseo ardiente que corría por mi sangre de hacerla mía y no podía darme el lujo de que precisamente él utilizará aquello en mi contra y mientras yo no lo admitiera aquello no era verdad.
— ¿Qué es lo que sabe? —dije sin apartar los ojos de la pantalla.
—Lo sabe, no es estúpido —lo mire con molestia y este ni siquiera cambió la expresión de su rostro —Tú error fue irrumpir en el club de aquella forma, eso te delató —Sabía que mis malditos arranques en algún momento traería consecuencias, pero no podía permitir que por mis idioteces lastimaran a una mujer inocente.
—Tengo que proteger a Genave, tengo que hacer ver que ella no me importa, es la única forma en la que puedo mantenerla a salvo —me puse de pie y di instrucciones para que prepararan el Jet, debía hacer una visita cordial a mis amigos Italianos.
***
La noche apenas comenzaba en el centro de Milán y había quedado de encontrarme con Marco en unos de sus clubes exclusivos. Me encontraba rodeado de mujeres, alcohol y drogas algo bastante normal en este tipo de mundo, aunque nunca había usado el producto, ni pretendía hacerlo y eso era algo que siempre se me había criticado, pero si ellos quieren fundirse el cerebro con esa mierda, yo no.
—Rubén bienvenido al paraíso —plante una forzada sonrisa en el rostro y me levanté para darle un abrazo. Aunque lo único que deseaba era acabar con este hombre por atreverse amenazar a Genave.
—La última vez no tuvimos oportunidad de hablar —dije y pude ver la maldad arribar a sus ojos.
—Al parecer la americana tiene lo suyo, no puedo negar que también me volví loco por ella cuando estuvimos juntos —pasaron la bandeja con la coca y Marco no dudo en inhalar una raya —la mejor de Europa —dijo y como siempre la rechacé.
—No es tan interesante—dije quitándole importancia —sabes que después que obtengo lo que quiero, pierdo el interés —la sonrisa que él tenía en el rostro desapareció rápidamente.
—Ella dijo que no había pasado nada entre ustedes—su tono de voz había cambiado y sabía que se encontraba encabronado.
—Eso no fue lo que dijo cuándo gritaba encima de mí—Solté una carcajada que contagió a todo los demás en aquel círculo, menos a Marco este se quedó mudo.
Una de las putas comenzó a bailar encima de mí y deje que se metiera entre mis piernas. Podía ver la confusión en el rostro de aquel hombre y sabía que había logrado mi objetivo. Jugar con la mente de las personas era un don con el que había nacido y siempre lo usaba a mi favor para manipular a todos aquellos que querían tener alguna ventaja sobre mí. Yo era quien tenía el control en aquel infierno.
—No era tan difícil como se mostraba —lo escuché decir y pude notar que se encontraba perdido en sus pensamientos, pero ignore aquel cambio de actitud, seguro la coca estaba haciendo efecto en su sistema.
—Solo tienes que meterte en su cabeza y ellas solitas abren las piernas —me reí de manera altanera y arrastre aquella mujer al salón privado, pues sus movimientos me habían puesto duro y tenía que seguir con aquel juego hasta el final.
Lancé algunos billetes a sus pies y esta se sacó el vestido sin dejar de hacer movimientos excitantes con sus caderas, tenía que sacar a Genave de mi sistema, aquella era la última jugada que me había jurado hacer por ella y me había propuesto volver a mis sentidos, ser de nuevo el maldito cabrón, sin sentimientos, sin amor por nadie, solo por mí mismo. Solo debía dedicarme a disfrutar los malditos placeres que podía darme con todo el dinero que tenía.
Me empujó y caí sobre aquel sillón, mientras ella rompía con sus dientes el pequeño paquete con el condón. Lo deslizo suavemente por mi longitud y se relamió los labios de manera provocativa y sabía que me estaba tentando, pero yo no era un novato y no caería en aquellos trucos, así que hice un pequeño movimiento con mi pene provocando con esto que fuese ella la que viniese a mí. Acaricie sus senos y mordí sus pezones. Ella se colocó a horcajadas sobre mí deslizando su cavidad por mi pene, no sabía quién era y tampoco me importaba, solo quería que me hiciera disfrutar, que me hiciera olvidar.
—Cógeme como la perra que eres —dije jalando su cabello y luego la tome por las caderas para intensificar sus movimientos.
Cerré los ojos ante la intensa sensación y al abrirlos me encontré siendo observado por aquellos inmensos ojos azules y sabía que no era verdad, que esto que estaba viendo solo era producto de mi imaginación, una que no quería olvidarse de ella, que buscaba siempre en lo más recóndito de mi mente una imagen para recordármela y ahora mismo sentía que estaba traicionando a Genave.
—Para —dije en voz baja, pero aquella mujer parece que no haberme escuchado — ¡Detente! —grite. Ella se apartó rápidamente de mí y pude ver el temor reflejado en su mirada. Di un golpe con el puño cerrado en una de las paredes con fuerza y le hice un gesto despectivo con la mano aquella mujer para que me dejara solo, porque algo cambió en aquel instante dentro de mí, en un solo segundo todo lo que había pensado se desmorono. Y seguía negándolo, me negaba admitir que estaba loco. Locamente enamorado de Genave Stevens y eso ninguna otra mujer lo iba a cambiar.
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El lado oscuro del placer (Libro #2 serie Oscura +18 ) Disponible en Amazon
RomanceGenave Stevens había comenzado con buen pie su carrera como abogada y las cosas entre Darla y ella habían comenzado a mejorar, pero nunca imagino que aquel viaje a Italia para cuidar de su hermana le haría perder la cabeza por un hombre prohibido. S...