Capítulo 39. Su presencia

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Genave 

Las siguientes semanas las pase adaptándome al sistema, aunque sentía que estaban poniéndome una gran prueba. Allison dejaba cada día más expedientes sobre mi escritorio y aunque agradecía estar sumida en el trabajo, por momentos estaba inmensamente fatigada, aunque hoy era diferente, pues por primera vez acompañaría a Arsher al tribunal.

— ¿Lista para la verdadera acción?—asentí no muy convencida, pero al parecer Arsher no se dio cuenta de mi indecisión, porque no hizo ningún comentario al respecto.

Entramos en la sala y ya había cierto número de personas congregadas, Arsher saludo alguno de los presentes con simpatía y pude ver como una de las mujeres le sonreía de manera seductora, yo iba detrás suyo esquivando miradas, pues era realmente incomodo estar rodeado de tanta gente desconocida y sabía que era algo a lo que debía acostumbrarme y me lo repetía cada día, que tenía que salir de la burbuja en la que me encontraba encerrada, cosa que me estaba costando bastante.

—Genave—me llamo Arsher y me apresure donde él se encontraba, junto a un hombre de mediana edad, que no parecía para nada americano—Ella es mi abogada adjunta señor Fiorella, la señorita Stevens—Había escuchado aquel apellido en alguna parte, pero ahora mismo no podía recordar dónde.

—Genave Stevens, un placer—dije extendiendo mi mano, pero este no la tomo.

—Ya lo sabía—Afirmó con indiferencia y lo mire confundida—el señor William me ha hablado un poco sobre usted—Asentí en confirmación y me apresure a tomar mi lugar junto a Arsher, no sé porque sentí la urgencia de poner distancia entre aquel hombre y yo.

—El señor Fiorella es uno de mis mejores clientes, siempre asiste a mis audiencias, es como un fan, así que espero que te lleves bien con él—mire por encima del hombro y aquel hombre se acomodaba en uno de los bancos frontales, nuestras miradas se encontraron por un segundo y fue bastante perturbador.

El juez entró en la sala dando por iniciada aquella audiencia. Arsher representaba a los padres de la víctima. Una chica en sus veinte que presuntamente había sido asesinada por una de sus compañeras de cuarto en la universidad, era un caso perturbador porque la acusada aseguraba que ella la había encontrado muerta cuando llegó al día siguiente, pero todo apuntaba a que la hoy occisa había tenía una relación con el novio de la acusada cosa que apuntaba a que todo había sido por celos, las pruebas la hacían la única responsable del hecho.

El abogado de la defensa comenzó a exponer el caso, mientras Arsher lo miraba con mucha atención. Las pruebas de la parte acusatoria eran sólidas y los testigos más que suficientes para enviar aquella chica a la cárcel y mi jefe lo sabía con seguridad. Estaba confiado y pude notar cierta ironía en la forma en la estudiaba a su colega, Arsher William era difícil de descifrar y sabía que debajo de aquel saco y corbata algo se escondía.

***

Después de aquel triunfo en la corte, Arsher invito a todos por cerveza y una cena, al principio me negué, pero ante la insistencia de Allison y mis demás compañeros no tuve más opción que acompañarlos. Realmente mi mente estaba en todos lados menos en aquella pequeña celebración y el señor William me observaba con aquella mirada oscura haciendo más incómoda aquella situación, debía salir por un momento de allí para tomar aire. Para poner distancia de él.

—Llamaré a mis padres deben estar preocupados—todos me miraron sorprendidos y luego estallaron en risas, yo de todas formas me puse de pie y salí a la gélida noche para tomar aire fresco, ignorando por completo las burlas de mis compañeros.

Saque el móvil y marqué el número de Rey, la brisa de aquella noche me puso la piel de gallina y sentí una rara sensación de angustia que me hizo sentir extraña por un momento, luego escuche a mi padre del otro lado de la línea y deje mi paranoia en segundo plano.

— ¿Trabajando hasta tarde?—lo escuche decir algo adormilado. Darla y él siempre iban a la cama temprano.

—Pues solo estamos celebrando que ganamos el caso, no pude librarme del asunto—dije aquello con tanto pesar que sabía que mi padre estaba sintiendo pena por mí.

Solo pásala bien y no tomes de más si vas a conducir.

—Claro papá—dije poniendo fin aquella llamada.

Me abracé a mí misma y me quedé por un momento observando el panorama. Aquella calle se encontraba desolada. Nos encontrábamos en uno de los restaurantes que estaba ubicado en el barrio chino, aquí había poco tránsito y las luces de los locales no eran tan iluminadoras como las del centro de la ciudad, había tanta calma que era algo desconcertante. Di media vuelta para volver a unirme al grupo, pero una figura del otro lado de la calle me hizo detener mis pasos. Estaba allí de pie, con las manos en los bolsillos de su abrigo y miraba fijamente donde yo me encontraba, pero la oscuridad que lo envolvía hacía imposible poder vislumbrar su cara y no sé porque aquella silueta se me hacía tan conocida.

Estúpida al fin decidí cruzar la calle, pero una camioneta se interpuso en mi camino y por unos segundos perdí de vista aquella persona, cuando esta se alejó la persona ya no estaba y me sentí como la más grande de las idiotas por seguir albergando aquella esperanza, debía resignarme, era lo único que quedaba. Avanzar en mi vida sin dar vuelta nunca más.

—Genave—escuche decir a Arsher— ¿Qué haces del otro lado? —me apresure a cruzar y trate de apartar la contrariedad que reflejaba mi rostro, evitar las preguntas incómodas era mejor en este momento.

—No tenía señal y pensé que podía conseguir algo si me movía—asintió a mis palabras y me escolto de vuelta poniendo su mano en mi cintura, se sintió un poco fuera de lugar, pero no la aparte, aunque podía sentir todavía aquellos ojos clavados sobre mí y confieso que no era la primera vez que sentía su presencia. No era la primera vez después de todo lo que había pasado que el recuerdo de Rubén me asechaba.

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