xv. TITÁN MANDÍBULA

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Los líderes de las escuadras se unieron y uno fue seleccionado para liderar a todos por el mayor número vacío de bordados en su uniforme mientras sobre nosotros se alzaban nubes de fuego, explosiones y disparos, descendimos hacia el búnker enemigo con un objetivo todavía desconocido. Si las cosas dejarán de retorcerse cómo el nudo en mi estómago seríamos capaces de poder vislumbrar lo que se hallé frente nuestros ojos, y sin embargo todo continúa siendo incierto, me atrevo a hablar por todos cuándo volteó y encuentro el mismo sentimiento que albergó siempre en esos ojos.

Miedo. Inseguridad. Angustia. Es humano sentirlo pero es demoníaco dejar que te doblegue hasta el punto de no sentir nada más.

La pólvora ascendente bajo junto a todos convirtiendo el ambiente en un tormento, respirabamos ese calor, las tormentas de tierra pegadas en los párpados y la poca estabilidad para sostener el peso de tu arma, nada dejaba de no estar bien. La puerta forjada de algún tipo de metal cayó por la fuerza y decisión del hombre, y a nuestro ingresó el suelo se componía de otro material, las paredes curvas cómo un laberinto se abrían a cada paso en su interior con la oscuridad tragando todo nuestro entorno. Y era el arrebató de la visión otro factor lo que también desencadenaba la duda sobre los soldados, pero la lideración de las escuadras no retrocedía, exclamaron que nos abrieramos con más prisas y los pasos inseguros se tuvieron que transformar en rápidas pisadas. Juntando las manos sobre mi pecho me aferraba al fusil de cerrojo cómo si cargará un escudo, mi propia seguridad, cuándo todo lo que podía admirar estaba lejos de darme esa libertad.

Pronto la iluminación regresó, pero no había sido para el contento de nadie en el momento que las luces nos cegaron y detuvieron nuestros pasos. Aquella luminosidad amarilla atacó de frente y después los disparos rompieron todavía más las filas de las escuadras. Los gritos invadieron en el lugar, entrecerrando mis ojos retomaba la visión con los latidos de mi pecho subiendo por mi cabeza y el cuerpo de un soldado dibujó una sombra por delante de mi, tan solo por segundos que valieron para observar sus ojos ponerse en blanco y la mueca de dolor, un disparó hizo eco a través de él y se desplomó sobre mi arrancandome un grito del terror.

—¡Dispersarse ahora mismo!

—¡Señor no podemos retroceder!

—¡Fuego a discreción, separense ya! ¡¡Baja ahora!!

Los gritos se dividían por la crítica situación, yo emití otro gritó cuándo un segundo cuerpo derramó sangre a mi alcancé y presionó una de mis piernas junto a su caída, horrorizada pero persistente con los ojos ardiendo de las lágrimas que contenía me impulse hacia arriba, arrastrándome tras liberar mis brazos y giré sobre mi estómago a duras penas quitando el peso muerto de mi en el momento que capturé la ubicación de mi arma a medio metro, pero la desgracia no dejaba de perseguir a todo aquel en una guerra, están retrocediendo y un soldado en su huída aplastó mi mano contra su bota. Me quejó pero sin desistir para no pasar como un cadáver ante los soldados eldianos y aún así permanezco a gatas a sabiendas de los disparos rivales.

El búnker completó se sacude de un instante a otro. Yo me aviento abrazando el arma y un sonido apabullante se aglomera en está dirección cómo otro terremoto. Furtivamente me apegó a la pared más cercana y contengo la respiración al ver a ese titán de menor tamaño a comparación, con largas garras que destrozaban el suelo a su paso y una melena rubia. Parecía un animal. Su corpulento cuerpo apenas se adaptaba con suerte al espacio del búnker y cuándo se impulsó atacando el fuego enemigo se extinguió por completó.

Un sepulcral eco hizo destacar los cuerpos quebrados y la bilis en mi cuello ardió con repulsión. El nombrado titán de mandíbulas enormes y rostro endurecido despejó los caminos peligrosos para que el resto de supervivientes pudiese seguir, entre ellos me encontraba yo logrando ignorar la sangre impresa en mi uniforme por observar fijamente a ese titán. La información que por tanto tiempo había ansiado tener entre sus manos el gobierno de Marley parecía estar a punto de cometerse al fin, lo que daría por hecho que esté tormentoso día terminaría con aquellos que triunfantes sigan en pie y dejando atrás las numerosas muertes sufridas tan sólo por unas coordenadas que cambiaron paulatinamente la expresión de los líderes de las escuadras.

¿Era ésto una victoria?

Sólo un terció de toda está misión habría válido para cumplirse a costas de otros.

No era una razón para sonreír y exclamar bullas como justo ahora lo hacían aquellos a mi alrededor. Siendo estoica y también remordida por la culpa de que podía sobreponerme a cada terrible escenario vivido por el solo hecho de reconocer que cumpliría para mí país, salvarlo a mi abuelo. Entre los vítores de estos hombres se hallaba inmóvil el titán, para mí sorpresa, podía ver sus ojos claros y familiares. Él me miraba a mi directamente en cuánto sentía las lágrimas surcando por mi cara.

Vidas por otras.

Es la guerra.

El escenario que nos deparaba al emerger del búnker era cómo ver una ebullición volcánica, aterradora. Reprimi las arcadas que consiguientes llegaron al ver más cuerpos, miré a cualquier otra dirección. Los líderes de las escuadras comenzaron a moverse tan de prisa sin importarle dejarnos atrás, ellos tenían la información y se dirigían hacia la retaguardia con los vehículos.

Jadee con fuerza buscando aire a medida que intentaba alcanzarlos, una explosión perturbó el caminó y fui forzada a detenerme en cuánto un dolor infesto mi pierna de repente. Grité al mismo tiempo que un potente rugido hacía eco a una distancia escasa. Abrí más los ojos al descubrir el motivó de ese sonido y no pude reaccionar estando caída en la sombra gigantesca de ese titán. ¿Por qué? ¿por qué estaba viendo a un soldado con el uniforme de Marley apuntarnos con esa artillería? El hombre tenía los dientes presionados de los nervios forzando una cara dura en presencia del titán y alzó la voz en un idioma diferente liberando la munición del armamento en contra de esté.

Mi voz se perdió bajó las explosiones inminentes, el sonido de fusibles estallando sin parar y el calor quemando la tierra bajo mi cuerpo estando demasiado cerca del fuego y de la muerte. Quise esconderme, pero herida no había más refugio que el cuerpo del titán de grandes mandíbulas. Y sin embargo todo empeoro con la abundante sangre derramada y el desprendimiento del cuerpo por el ataqué.

Quiero desvanecerme.

El horror me volvió atestar, cubriendo mi boca vi una imagen sangrienta y a Galliard dando un grito desgarrador con su cuerpo unido todavía al titán volcado sobre su sangre. Las Fuerzas del Medio Oriente saben cómo ganar... —los ojos oscurecidos de Reiner se desviaron— ellos vencen si nos asesinan.

¡¡Galliard!! —mi gritó provocó el cruce de sus ojos con los míos, atónito y desangrándose. Una manivela metálica comenzó a sonar en la distancia cómo un reloj de tiempo. El soldado agresor estaba volviendo a recargar aquel armamento pesado cuándo pudo destrozar el rostro del titán.

»—¡¡¡Detengase!!! —regresé alzando la voz hacia ese hombre, aquel de piel morena se fijó en mi persona con desden y murmurando cosas que a juzgar por sus expresiones debían ser blasfemias. No iba a parar y al reconocerlo me esforcé por incorporarme en pie.

—¡¿Qu-qué diablos e-estás haciendo?! ¡¿Acaso buscas que t-te maten?! —sus gritos me asaltaron con asombró, se veía grave, quizás al borde de un colapso pero este hombre me gritaba determinado y fulminante. — ¡¿Crees l-lograr algo hablando? Es una vida por otra!... Vives lo suficiente para aceptarlo o morirás porque tú piedad es una cuchilla en tu cuello y una oportunidad para ellos... —presioné en la herida al recobrar equilibrio con mi mirada sobre su rostro antes de escuchar cómo el soldado con la artillería terminaba de cargar. — Toma e-el arma o... Lárgate. —Galliard se retorció provocando un movimiento brusco en el titán que apenas resultó. El soldado con una mirada sombría dirigío sus manos sobre el arma para apuntar hacia nuestra dirección. El tiempo empezaba a transcurrir más lento viendo la cara del que quería proclamarse nuestro verdugo y su voz fueron los últimos instantes donde respiré. — ¡¡¡Angelika!!!

Él lo dijo.

El deseó de haber evitado este horrible acontecimiento latió ferviente en mi pecho, dibujó todos mis terrores y se plasmaron en lágrimas que cayeron sobre mis dedos ceñidos en el arma que disparé tras oír mi nombre, pero mi única excusa sería que no había otro camino, tenía que, debía hacerlo y dar lo que fuera de mi para ganar en está guerra. Aún sino puedo borrar el dolor y tormento en mi interior, tengo que. Es una vida por otra, vives lo suficiente para aceptarlo o morirás porque la piedad es una cuchilla en tu cuello y una oportunidad para ellos. Él lo sabía. Entendió que mi vida terminaría por la decisión más cobarde y fácil, la piedad, porque sentir misericordia no ayuda a la batalla donde enfrentas a quiénes vienen a luchar por no morir.

𝐁𝐎𝐍𝐄𝐒 𝐓𝐇𝐄 𝐂𝐑𝐎𝐖𝐍  ━━𝐩𝐨𝐫𝐜𝐨 𝐠𝐚𝐥𝐥𝐢𝐚𝐫𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora