xvii. TIENE VOZ EL MIEDO

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—¡Este día, Marley ha conseguido lo que tanto esperábamos! Muchos de nosotros solo podíamos imaginarlo. El día de hoy que por fin llegó tras este largo tiempo de espera. Y por fin lo conseguimos. ¡Hoy tomamos el corazón del enemigo y lo aplastamos con la fuerza de nuestras armas, con el valor de hacer frente y dar lo necesario por su nación, por Mare! La ubicación del Fuerte Slava ya no es un objetivo lejano. Ahora está en nuestras manos el poder de sembrar el primer gran ataqué para acabar a quienes pretendieron hundir a nuestro glorioso país. ¡Van a arrepentirse! ¡Todos y cada uno de esos infelices van a arder! ¡Ellos deben caer! ¡Desde ahora nuestra misión será destruir el Fuerte Slava! ¡Esos bastardos van a morir y todo aquel que se atrevió a levantarse en contra de nuestra nación!

El general Magath dió un pasó al frente con decisión luego de las palabras de su acompañante, el teniente Marlkov.

—Se inicia la operación de reubicación de nuestras fuerzas para el ataqué, el trabajó de las trincheras se realizará a partir de está noche.

Habían hallado el triunfó que tanto ansiaron por largo tiempo, pero también un comienzo para sepultar las vidas de muchos -yo incluída- sólo conseguía apreciar desde esta perspectiva una y otra vez, cómo una película mala en cámara lenta, las vidas que fueron pisoteadas para llegar a éste momento, los heridos y enfermos fueron abandonados en medio del fuego e implorar por una segunda oportunidad ya sería la pesadilla de muchos.

Nadie estaba realmente tan emocionado cómo los mandos altos de Mare. O me equivocaba por seguir viendo dentro de mi cabeza los rostros perdidos y desfallecidos de muchos hombres, ojos vacíos clavados en la tierra seca y la sangre salpicada en sus rostros si por consiguiente aún seguía impune de las bombas. Todo aquel sonido aún reverberaba en el fondo de mis recuerdos, la perdida de audición cayendo cómo un golpe igual a los campos minados, los gritos atronadores que superaban el gatillazo de las armas y, el dolor de la bala que tocó mi pierna y pudo llegar a consumirme de no haber sabido que luchaba por sobrevivir.

La fuerza de voluntad no es suficiente en la batalla. Entendí demasiado tarde por la boca del señor Jaeger que había sido una ignorante protegida durante toda mi vida y cuándo me veía en este lugar la realidad me golpeaba el pecho con fuerza hasta sentirlo doler.

No debo olvidar quiénes me trajeron aquí dejándome sin hogar, pero tampoco puedo suprimir el recuerdo del verdadero monstruo y la razón por la que mi patrimonio se halla del otro lado del mar.

Por salvarme a mi misma debo hacer lo que es necesario. Eso me repetí constantemente en las últimas noches dónde despertaba sudando el horror de vislumbrar un sinfín de veces el mismo rostro del hombre al cuál arrebate su vida delante de mis ojos. La piel morena, los rasgos maduros y bruscos, dientes amarillos que destrozaban la sonrisa que a medias formaba, y los ojos oscuros que se volvieron blancos ante el escapé de su propia vida frente a él. Ni siquiera pudo gritar. No emitió sonido alguno. La bala lo silenció y su muerte fue instantánea. Sin embargo mi consciencia remordida me ilustrara una escena diferente en la que ese hombre gritaba, me gritaba a mi y señalaba.

El resto de cuerpos dejados en los campos decoraban grotescos cada uno de mis sueños. Quise rendirme a la idea de dormir, pero fue seguro pensar que el señor Jaeger siempre priorizó cambiar mi desesperado pensamiento con cada vaso de agua que traía para mí. Dormía de pronto luego de beberlo y así comprendí lo que era.

Las siguientes noches tan sólo fingía beber su contenido amargó o simular estar hundida en un pesado sueño para que el señor Zeke no insistiera. La droga en el vaso tenía sus efectos sedantes para la herida pero sentía que me estaba perdiendo a mi misma.

Quise liberarme de ello cuándo comenzaba a sentirme desorientada y más aislada del mundo exterior como tener una venda no sólo en mi herida sino en todo el rostro.

𝐁𝐎𝐍𝐄𝐒 𝐓𝐇𝐄 𝐂𝐑𝐎𝐖𝐍  ━━𝐩𝐨𝐫𝐜𝐨 𝐠𝐚𝐥𝐥𝐢𝐚𝐫𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora